Monopolios y oligopolios intactos

Monopolios y oligopolios intactos

Desde el año pasado, seguramente con motivo del debate acerca de la democratización de la propiedad de los medios masivos de comunicación, se ha empezado a instalar la discusión acerca de los monopolios y su incidencia en la polìtica y la economía de nuestro país. No es este un debate nuevo, ni mucho menos novedoso, sino que atraviesa el desarrollo de todas las sociedades capitalistas desde hace mas de 100 años.
 

Lo primero que hay que decir es que el monopolio es un privilegio legal y real que podrìa entenderse como la panacea de la concentración económica o productiva. En ese sentido, el grupo que ejerce esta función tiene una capacidad notable de definir y marcar reglas del juego, costos y todo tipo de operaciones.
 

En cuanto a la propiedad de los medios esto es mas que claro. El Grupo Clarín concentra monopolicamente no solo horizontalmente, o sea por cantidad de empresas comunicacionales, sino tambien verticalmente. Desde Papel Prensa hasta la distribución de los cables, ahí está presente doña Herrera de Noble y sus socios. Es digno de destacar, por su mendocinidad, el Grupo Vila Manzano que desde atrás y con el impulso que le dieron los negocios del menemismo durante los 90, viene bregando en pos de la concentración.
 

Ahora bien, son estos los únicos grupos concentrados de la prensa y el negocio comunicacional de nuestro país? No, de ninguna manera. Particularmente desde hace 2 años ha venido conformándose un intergrupo mediático que poco tiene que ver con la democratización que plantea la nueva ley de servicios audiovisuales. ¿Cual es el contacto entre estos grupos?: Haddad, (con C5N, Radio 10, Infobae.com entre otros), Szpolsky (Radios América y Del Plata, revista 23 entre otros), Ulloa (FMs y canales del interior entre otros) y los medios públicos nacionales con el carácter propagandístico de sus programas políticos y noticieros. Podríamos argumentar que mas que democratizar la palabra, se está intentando oficializar la palabra. Pero el punto de contacto principal tiene que ver con una concepción de la política mediática del gobierno nacional que es mas bien en un traslado de la concepción política económica vigente, también a la política de medios.
 

Esa concepción, que claramente no es antimonopólica, es lo que la oposición de derecha denomina “capitalismo de amigos” y que mas bien podría definirse como un capitalismo a la coreana, donde el estado tiene una presencia articuladora entre grandes grupos concentrados y oligopólicos, muchos de ellos de composición nacional y otros de carácter transnacional.

Todos los monopolios son malos para una política económica de carácter progresista justa y redistributiva. Lamentablemente, lejos estamos en nuestro paìs de dichos parámetros. No hay rama de la economía donde los grupos económicos concentrados no tengan un papel de concentración en crecimiento. No lo hay. Pero particularmente no lo hay en los rubros alimenticios, donde cada modificaciòn en la estructura de precios impacta sobre los sectores mas empobrecidos de nuestra sociedad.

 

Miren algunos ejemplos:

• Gaseosas: 2 empresas controlan el 84% de la producción
• Super e Hipers: 3 empresas el 90,4%
• Pan industrial blanco y negro: 3 empresas el 88,7%
• Galletitas dulces: 3 empresas el 72,5%
• Leche fluida: 2 empresas el 66%
• Galletas saladas: 3 empresas el 76,7%
• Cervezas: 1 empresa el 81,4%

Y como estos casos podríamos encontrar infinidad de ejemplos. Tal vez el del cemento sería el mas paradigmático, donde 4 empresas se han dividido hasta las zonas del país donde ser monopólicas.
Serìa importante que, al menos en términos de enfrentar a los monopólios, los debates y las medidas se dieran en forma sincera y efectiva y no como una consigna de barricada que no se sustenta en la realidad.

Cuesta entender que el gobierno que autorizó hace tres años la fusión entre Clarín y Cablevisión y que contó durante seis años con un jefe de gabinete, Alberto Fernandez, que era un hombre del multimedio, tenga la decisión luego de siete años de mostrar lo contrario, de enfrentar a los oligopolios.

Sebastian Gonzalez
Angarill@ | Periódico Digital Mendocino