Jugadora de toda la cancha
DEPORTES
Jugadora de toda la cancha
Hace nueve goles por partido y reconoce que lo hace por amor a la camiseta, porque no pierde de vista que las mujeres están a años luz de los varones en ser reconocidas como jugadoras profesionales de fútbol. Por su interés en las desigualdades de género, fue convocada para generar conciencia sobre la trata de personas y allí va ella con su destreza y su juego. Se llama Belén Potassa y es la goleadora actual de Boca, aunque nadie coree su nombre en la cancha.
Por Clarisa Ercolano
Oriunda de Cañada Rosquín, una localidad del centro santafesino, Belén y la pelota forman una sociedad infalible. La semana pasada, recibió la camiseta con el número 100, homenaje a su buena factura desde que defiende los colores del equipo de la Ribera. Belén también hace lo suyo en el seleccionado nacional: fue subcampeona sudamericana con la selección Sub-20 en 2006 y 2008 y campeona sudamericana con la mayor en 2006.
En el club de su pueblo, Belén peloteaba entre los chicos, de la mano de su hermano. Después, también con los varones, empezó a jugar, hasta que un día el director técnico vio algo distinto en ella y la dejó jugar con la categoría de ese entonces, la ’88. Todo cambió cuando comenzaron los torneos por puntos y a Belén ya no le permitieron patear la pelota. “Por suerte, se había armado un equipo de mujeres en mi barrio y yo jugaba con ellas. Participábamos en campeonatos de la zona y nos iba muy bien, ganábamos premios por goleadoras, por ser el equipo que recibía menos goles”, cuenta.
La madre de Belén se encargó del resto del sueño, lejos de querer convencerla de que haga “deportes de mujeres” empezó a llamar a clubes de Primera y en Rosario Central había fútbol femenino. La Liga Rosarina y los torneos nacionales que se realizan en el interior fueron entonces para ella. Y ahí mismo la vio el cuerpo técnico de la selección, por lo que fue citada y sigue hasta hoy defendiendo también los colores celeste y blanco.
“Sentí que el fútbol era lo mío cuando iban pasando los años y el patear una pelota, jugar un picadito, era lo que más me hacía feliz y ni hablar cuando metía goles”, dice y señala como referentes en el fútbol masculino a Carlos Tevez y Martín Palermo y en el femenino a Birgit Prinz, una jugadora alemana que hoy tiene 37 años.
Belén asegura que “hay muchas chicas que son capaces de marcar un camino en el fútbol argentino”. Y sobre los logros de su equipo señala que si bien la alegra ser la goleadora “somos un equipo y gracias a ellas hago los goles”. A la hora de soñar, preferiría ganar todo en Boca y después cruzar el Atlántico y jugar en un equipo de Europa. Pero en el camino real de esta jugadora (y en el de cualquier mujer que se quiera dedicar al fútbol profesional) no todas son rosas, más bien hay muchas espinas. “Nos falta muchísimo para equiparar lo que es el fútbol masculino, no cobramos ni de cerca lo mismo que ellos y tampoco nos entrenan de la misma forma”, explica y admite que muchas trabajan de otra cosa para poder dedicarse al fútbol. Además de entrenar, Belén estudia para ser técnica y convive día a día en un club donde las estrellas la tratan muy bien, destacando a Juan Román Riquelme y a Carlos Bianchi, quien siempre las alienta. “Es muy amable”, destaca. “Nos pide que creamos en nosotras, que tengamos fe, y nos dijo también que cuando él jugó en Francia en 1973 ya había fútbol femenino y que solía verlas porque la técnica que tenían y el juego lo sorprendían. No nos hizo sentir tan sapos de otro pozo.”
En su provincia, Belén es figura. Tanto que un grupo de chicos de una escuela escribió un cuento inspirado en su historia cuando debieron abordar problemáticas vinculadas con el sexismo, que luego fueron leídos en una jornada de concientización. De concientizar también se encarga: trabaja con el colectivo feminista Mumalá en una serie de torneos amistosos contra la trata denominados “Hacé una buena jugada, decile no a la trata”. Belén participa en Santa Fe, donde compiten varios equipos de la región. “Hay una parte de Mumalá que trabaja mucho en la zona centro de Santa Fe, de donde vengo yo, cuando me llamaron dije que sí sin dudar”, señala. Justamente, esa zona tiene una notoria tasa de proliferación de whiskerías que encubren antros en donde se explotan mujeres a la vera de la ruta. “No es decisión, es esclavitud”, plantean en los partidos amistosos. “Ver mujeres jugando al fútbol es algo poco común en los pueblos, sirve como excusa para convocar y difundir, para pasar el mensaje de la importancia de denunciar, de no dar vuelta la cara.”
Mientras tanto, en Santa Fe comenzó el sexto juicio por trata y abuso sexual de una adolescente, pero la creciente proliferación de bandas narco, asociadas en varias ocasiones a tratantes y proxenetas, avanzan mucho más rápido que la Justicia. “Secuestrar a una mujer, sacarle todos sus derechos, reducirla a la esclavitud y usar su cuerpo para generar ingresos como si fuese un objeto es algo inentendible y repudiable, hay que generar conciencia para que la sociedad rechace estas prácticas, que entienda que la mujer no elige eso, que es víctima tanto del tratante como del cliente. Si con partidos y acciones concretas podemos ayudar, bienvenido sea.”
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