Jornada en la Unidad Penal de Batán

Jornada cultural por los derechos de las mujeres en la Unidad Penal N°50 de Batán

El pasado fin de semana se  realizó el cierre de año de los talleres de género en la Unidad Penal N°50 de Batán.

Organizados por el Colectivo de Mujeres MUMALÁ, durante todo el año se desarrollaron talleres en pos de promover los derechos de las mujeres privadas de libertad, con el objetivo de promover ámbitos de participación e intercambio entre integrantes de la Universidad de Mar del Plata, mujeres de diversos ámbitos y de la Unidad Penal N°50, así como construír junto a las mujeres privadas de su libertad herramientas para el debate y el cuestionamiento de su situación actual como mujeres.

Sobre la experiencia, desde Mumalá comentaron: “Luego de numerosas experiencias de talleres barriales con mujeres, con adolescentes, con niños y niñas, decidimos presentar un proyecto para realizar talleres en la UP N°50. Luego de varios meses de  planificación, capacitación y conocimiento de esa realidad, de reuniones con autoridades del penal, reuniones con grupos que habían trabajado en ese penal, de intercambios comunicacionales con las compañeras de Mumalá de Rosario, de Salta, de Mendoza y de Capital Federal que tenían experiencia previa en los penales, comenzamos a desarrollar los talleres “Presas de una misma realidad”. Mujeres de entre 19 y 65 años del Conurbano Bonaerense en su mayoría y algunas de Mar del Plata, compartieron las propuestas que desde la educación popular construíamos juntas. Atravesamos numerosos temas como la violencia de género (tema muy sentido, ya que la mayoría había sufrido casos de violencia por parte de sus parejas o ex parejas), la salida laboral luego de estar privadas de la libertad, la maternidad, los derechos vulnerados dentro del penal como la falta de una alimentación buena y saludable, la falta de atención médica, la imposibilidad de las mujeres de acceder a las visitas intimas (inclusive con sus parejas), la falta de oportunidades de estudio y de trabajo en el penal, etc.” (…) “Nos contaron que a diferencia de los varones cuando están presos, las mujeres tienen muchas menos visitas, están más abandonadas por la mayoría de sus familias. El estar lejos de sus hogares hace que les resulte muy difícil que sus madres, hermanos o hijas (que en la mayoría de los casos son quienes cuidan de sus hijxs), puedan viajar. Pasan mucho tiempo sin verlos y sin estar con ellos. Y en otras ocasiones, hay un abandono en forma de castigo, porque suponen que la mujer “descuidó” a sus hijos y a su familia, a su rol como ama de casa, como esposa. Esa condena moral que pesa sobre las mujeres, suele ser mucho más fuerte que la condena legal inclusive. La culpa, por haber cometido un delito siendo madres, esposas y mujeres para muchas es imperdonable, y algunas conciben a la cárcel como un castigo merecido, jugando aquí cruelmente los mandatos instalados sobre las subjetividades femeninas”.

El equipo de “Presas de una misma realidad”, integrado por las “Mujeres de la matria latinoamericana” y estudiantes de la Facultad de Cs. de la Salud y Servicio Social de la UNMDP, asegura que luego de esta experiencia, hay en sus vidas un antes y un después.

“Aquella primera vez que entramos al Penal, sentimos una sensación de vacío y angustia mientras las rejas tras nuestro se cerraban y nos adentrábamos en una realidad hasta entonces desconocida. Todas esas sensaciones hostiles que nos produjo el ambiente, enseguida las olvidamos cuando comenzaron a entrar de a grupos las mujeres que allí se encontraban con una gran sonrisa y buen humor. Sintetizábamos en cada encuentro que el taller nos daba a todas un espacio de libertad. Nos fuimos con la satisfacción de haber aportado a la transformación colectiva de nuestra autoestima, a nuestro empoderamiento como mujeres, aprendimos con ellas a superar algunas de las trabas que impone el sistema carcelario, a fortalecer nuestro compañerismo”, Cuenta Noelia Barbas, referente del proyecto.

En la Jornada cultural de cierre del año se realizó la entrega de certificados a las talleristas; en un emotivo acto de la mano del grupo “Entreteatro” y la percusión-danza africana de “Mamafrica” se visibilizó la fortaleza del trabajo y las poderosas ganas de salir adelante.

Se culminó también esa tarde el mural colectivo, que firma la frase “Nuestra venganza es ser felices”. Al respecto, Noelia contó: “Creemos que esa frase resume todo lo que significó la experiencia de estos talleres. Porque la venganza estuvo en casa risa, en cada abrazo, en cada injusticia dicha en voz alta, en cada momento en el que un espacio de libertad se creaba dentro de cuatro paredes. Esperamos que ese espacio que hemos parido todas juntas, solo sea el principio de un camino hacia aquel lugar tan deseado: La libertad. Los nombres y las historias de todas las compañeras que hemos conocido y todas las que nos quedaron por conocer, hoy forman parte de la bandera que elegimos levantar todos los días nosotras, ellas, todas: Somos Mujeres libres de nuestra matria latinoamericana.”

 

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