El viacrucis del paco
Por Federico Masso
El consumo de sustancias psicoactivas ha crecido exponencialmente en nuestro país en los últimos años. La oferta se segmenta de acuerdo con el perfil de los consumidores por poder adquisitivo y capital cultural. La problemática más importante que genera son las adicciones, que en los sectores más humildes agudizan sus efectos por la falta de atención.
El derivado de pasta base más importante es el paco. El consumo de esta sustancia creció, entre 2001 y 2011, más de un 120% en estudiantes secundarios. El porcentual debe ser medido sobre el criterio de su preexistencia, ya que, a diferencia del éxtasis (una sustancia sintética popularizada en los últimos años), la pasta base ha aumentado sus niveles históricos de consumo. Otro de los elementos más alarmantes es la edad en que se inicia el consumo. La tendencia indica cada vez más casos que disminuyen el consumo inicial a los 10 años. Los últimos estudios del Observatorio Argentino de Drogas señalan que el 1,6% de la población escolar de la Argentina alguna vez consumió paco (2015). Estos datos impactan aún más cuando se verifica que nuestro país tiene serias deficiencias en materia asistencial. El último censo nacional de centros de tratamiento data del año 2008. Constata que sólo el 27,3% de los centros tiene la opción de realizar tratamientos de tipo residencial, de los cuales más del 60% son de carácter privado.
La provincia que presenta la situación más complicada es Tucumán. Las Madres del Pañuelo Negro (familiares de víctimas del paco) vienen denunciando que mueren entre 10 y 15 chicos por mes en los barrios más carenciados por problemáticas de adicciones. Estas mujeres realizan una intensa labor al servicio de la comunidad y su ejemplo de lucha ha inspirado una Declaración de Interés del Congreso Nacional, a través de un proyecto de mi autoría.
El desastre humanitario en La Costanera, un barrio carenciado de esa provincia del noroeste argentino (NOA), se puede medir a partir de una angustia social de la que poco se habla, los suicidios. Las cifras son escalofriantes: según la encuesta del Ministerio de Salud del año 2015, el 13,3% de los jóvenes de entre 13 y 15 años intentó suicidarse. Las mujeres son las que más piensan en quitarse la vida. El 22% tuvo una ideación de suicidio y el 19% de ellas intentó hacerlo.
Me preocupa esa indiferencia de un Estado que mira para otro lado mientras cada vez más son los jóvenes que se quitan la vida en Tucumán. Esto se puede constatar fácilmente cuando vemos que el Gobierno provincial destinó 200 millones de pesos para la construcción de un moderno edificio para la Legislatura provincial, mientras hoy solamente hay 14 camas del Centro Las Moritas para la internación de jóvenes adictos. Asimismo, se encuentra paralizada la obra del Centro de Asistencia y Prevención de Adictos en el barrio de La Costanera Norte. Hemos presentado un pedido de informes para que se especifique el uso de los fondos y generamos el compromiso de las autoridades competentes de terminarlo antes de fin de año. Nuestro planteo es sencillo: se han destinando 600 millones para finalizar el Aeropuerto Internacional de Tucumán en los últimos meses, mientras los espacios de atención en salud mental se encuentran paralizados en su ejecución por una cifra que no supera los 9 millones de pesos.
El papa Francisco dijo que Argentina se convirtió en un país de fabricación y advirtió sobre la mexicanización de nuestra sociedad. Podemos ver en Tucumán un síntoma de eso, un viacrucis en busca de atención para los más vulnerables y sus familias.
@FEDEMASSOTUC
El autor es diputado nacional Libres del Sur, Tucumán.
Publicado en http://www.infobae.com/noticias/2016/08/30/el-viacrucis-del-paco/
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