La estrategia de Las Juanas

Para qué sirve el Encuentro Nacional de Mujeres II: la estrategia de Las Juanas

Que las mujeres sean protagonistas sociales y políticas es el horizonte que se fijan Las Juanas cuando encaran cada taller, capacitación, publicación, campaña o debate. “Trabajamos la violencia porque afecta a las mujeres, pero también para que se liberen de eso y tengan un rol protagónico y puedan transformar su realidad”, afirma la coordinadora nacional de esta organización que conversó con lavaca a días del comienzo del Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará en Paraná. Qué opinan sobre el movimiento feminista en general y los encuentros en particular. Explican por qué la comunicación es una herramienta para concretar cambios y cómo se manejan en el lobby político.

Las Juanas en Tribunales de la Capital

 

El trayecto

La charla con Las Juanas deja una sensación: detrás de todo el discurso sobre el trabajo que realizan hubo una previa, amplia e intensa discusión, fusión de ideas y elaboración del pensamiento. Las Juanas -en reconocimiento a la heroína latinoamericana Juana Azurduy- son un colectivo de mujeres que trabaja en numerosas provincias y desde que comenzaron, hace casi 10 años, llegaron a más de 600 mil mujeres a través de sus actividades.

Malena Nisman es la coordinadora nacional. Antes de que surgieran Las Juanas, ella, como muchas de sus compañeras, habían pasado por experiencias de militancias sociales, políticas, sindicales, universitarias, pero en su mayoría no provenían ni de movimientos de mujeres ni de grupos feministas. En distintos momentos, en sus espacios, les tocó trabajar con compañeras y a partir de ahí comenzaron a elaborar una idea propia sobre sus derechos.

Ya desde Las Juanas, “empezamos a trabajar articulando con organizaciones de desocupados que emergen con la crisis después de 2001. Empezamos a trabajar fuertemente con Barrios de Pie y fue como complejizándose o heterogeneizándose nuestra construcción en la idea de lo que debíamos o podíamos hacer. Nos dimos un proceso de poder pensar cuáles eran las temáticas más sentidas, cuáles eran las trabas objetivas o subjetivas que a las mujeres nos limitaban o nos condicionaban la participación o nos hacían participar en espacios que tuvieran que ver con lo organizativo u operativo pero no en ámbitos de dirección”.

Las Juanas presentan los habeas corpus en Rosario

 

¿Cuáles fueron las trabas que encontraron?

Uno de los temas limitantes de participación, en este proceso más masivo de incorporación de mujeres a la participación social de finales de los 90′, tenía que ver con cómo sus parejas veían ese nivel de participación que las sacaba del rol doméstico. Hubo una presión sobre las mujeres por parte de su parejas a través de la violencia. Hubo también alguna presión similar respecto de cómo cuidar los hijos que esas parejas tenían o sobre embarazos forzados. Entonces vimos la forma de trabajar la prevención en términos de salud sexual y nos empezó a pasar que veíamos limitado tocar esos temas sino tomábamos en cuenta las inequidades de género, es decir, sino hacíamos foco en el fondo del problema.

¿Y cuál era el fondo?

Nosotras empezamos a ver algo: cuando las mujeres comienzan a ocupar el espacio público les parece que fuera la primera vez. No pueden reconocer que es resultado de un proceso histórico y colectivo y ni hablar de cómo ayuda a esa proceso de invisibilización la historia oficial. Entonces empezamos a pensar en cómo habíamos participado históricamente las mujeres en los procesos políticos de nuestro país, tratando de construir nuestro hilo histórico, no sólo a través de los grandes procesos sociales políticos. Qué rol habíamos jugado las mujeres en estos procesos, para poder rescatar desde dónde nos sentíamos identificadas, herederas de qué banderas éramos, de qué luchas nos podíamos anclar. Porque sino es como que estás huérfana. Siempre una puede ver la Historia desde sus madres y abuelas, pero hace falta hay un ejercicio más complejo para reencontrar lo que implicó la incorporación de las mujeres en la política.

¿Cómo decidieron trabajar ese aspecto?

Tenemos un editorial incipiente que se llama Las Juanas editoras, que hasta ahora editó dos materiales: Se trata de nosotras, sobre la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y La Patria También es Mujer, sobre la participación de mujeres en los distintos procesos históricos. Cuando comenzamos a trabajar ese material, la primera premisa que nos planteamos era que si hoy participamos social y políticamente, en términos masivos, incorporadas a un montón de reivindicaciones de la sociedad en su conjunto, no hay nada que indique que en otros momentos las mujeres no hayan hecho lo mismo. Puede haber sido que en el marco de estos procesos de lucha hayamos ido incorporando derechos que nos permiten hoy naturalizar la participación, pero también es cierto que ante situaciones injustas u opresivas, las personas se han movilizado y nada indica que las mujeres no hayan hecho lo mismo. Eso nos permitió dos cosas: mirar para atrás y ver de qué luchas y de qué banderas éramos continuadoras y que las compañeras no pensaran que sino eran Evita o Juana no eran nada. Romper esa idea, y redescubrir cómo las mujeres participamos en distintos momentos. Eso nos permitió fortalecernos. Entonces te sentís parte de un proceso que te trasciende .

¿Cómo abordaron el tema de la trata?

Nos costó definir desde dónde abordarlo porque no hay políticas públicas serias. Lo que hay es artesanal, poco accesible, por decirlo de una forma delicada. Nosotras nunca logramos ni con el Ministerio de Justicia ni con las fuerzas de seguridad garantizar algún esquema para asegurar a las mujeres que quisieran trabajar el tema en sus territorios. Lo único que pudimos abordar, en momentos de sensibilización más activos, en lugares con visibilidad pública, es el tema de los mitos. La cuestión es que si no podés trabajar segura, con respaldo institucional, que te garantice la seguridad de tus compañera, tenés que generarlo desde otro lugar. Entonces los talleres se trabajan en escuelas o hacemos campañas de sensibilización en las terminales de colectivos, en plazas públicas. Vamos varias de nosotras, juntas, y siempre en lugares públicos.

Las Juanas también llevan adelante la cátedra Juana Azurduy, un espacio de formación y capacitación desde la perspectiva de género, sobre el rol de las mujeres en los distintos procesos sociopolíticos del país a fin de rever, revalorar y resignificar el lugar que han ocupado y que ha sido invisibilizado a lo largo de la historia.

Hay muchas organizaciones que vienen trabajando con los temas que ustedes abordan ¿hay algún sello personal de Las Juanas para esas temáticas?

Creo que hay dos cosas. Por un lado, abordamos todos los temas pensando que las mujeres tiene que ser protagonistas sociales y políticas, es decir, que las compañeras tengan imaginario que les permita pensar que pueden ser protagonistas. Trabajamos la violencia porque afecta a las mujeres, pero también para que se liberen del rol de víctima y puedan transformar su realidad. El otro tema es como nosotras concebimos la participación y la construcción de nosotras mismas. ¿Quién es una Juana? Toda la que quiera y que esté de acuerdo, la que pueda replicar, que pueda hacer su aporte en hacer esto más grande. Tenemos una estructura, pero es una construcción netamente participativa. No por eso somos horizontales, pero creemos en un esquema participativo para transformar lo que queremos transformar. No nos piensen como una oenegé tradicional, y no sé, incluso, si se nos puede pensar como una organización social tradicional. Es algo más entreverado, que vamos armando en el camino.

La deuda pendiente

Hace tiempo que las energías de Las Juanas se enfocan en la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. “Este año teníamos una lectura de la composición del Parlamento, que seguramente no se volverá a producir, y necesitábamos meterle a fondo con el tema del aborto. Mos dimos una estrategia de ir construyendo esa idea, ir viendo como hacíamos para levantar temperatura al tema, más allá de ver los otros temas con los que también trabajamos todo el año”.

Una de esas actividades para alcanzar esa meta la realizaron el 28 de septiembre pasado, Día de Lucha por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, cuando mil mujeres presentaron en distintos tribunales del país una acción de Hábeas Corpus preventivo y colectivo para exigir que se declare inconstitucional la criminalización del aborto y que la Justicia inste al Congreso a despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo. “Es el tema que le falta a este país desde la reapertura democrática”, resume Nisman. Un total de 500 mil interrupciones voluntarias del embarazo se realizan cada año en nuestro país, según datos de las Naciones Unidas y datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación.

-¿Por qué no se ha logrado avanzar en la despenalización?

No creo que no se haya logrado avanzar. Si evaluás o no el avance porque tengamos o no ley, está bien, no avanzamos. Pero si lo miras en términos de la complejidad del tema, que tiene que ver con una sociedad que construye una idea sobre determinados derechos, una sociedad que viene de estar mayoritariamente en contra, que después de un proceso que tiene que ver con muchas cosas, con la evolución de la sociedad, entonces notás el avance. Es la primera vez que las encuestas dan favorable a la legalización de aborto. La ley de matrimonio igualitario nos puso un nos piso mucho más alto. Lo que pasó con esto es que la sociedad aceptó la realidad: existen parejas homosexuales. Lo que se discutió, entonces, es si las vamos a reconocer legalmente como tales, iguales que las heterosexuales. Entendemos que con el aborto pasa eso: las mujeres nos practicamos abortos, eso existe, hay igual cantidad de abortos que de nacimientos. Lo que tiene que discutir el Congreso es si a esas mujeres, que a riesgo de perder su vida abortan, el Estado las va a proteger o no.

Otro avance importante en ese proceso es que por primera vez desde el 83 los proyectos de ley están puestos en temario de comisión (en la Cámara de Diputados). Antes, nunca habían ese estado. La de cabecera es la de Legislación Penal, luego tiene giro en la comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia y en Salud y Acción Social. En algunas conversaciones con nuestra compañera Cecilia Merchan, diputada nacional, compañera, referente de nuestro colectivo, el Presidente de la comisión prometió que se iba a tratar el tema en octubre. Nuestro objetivo es que en la primera quincena se comience a trabajar.

 

Video realizado por La Búsqueda Producciones en articulación con el Espacio Multiplicarte del Colectivo de Mujeres Juana Arzurduy; en ocasión del “Parlamento por el Derecho al Aborto Legal y Seguro” realizado en el Senado de La Nación, en junio de 2010.

 

Encontrarse

En el Encuentro de Mujeres, ¿se sentará algún tipo de agenda que sirva para el debate sobre aborto en el Congreso?

Nosotras venimos conversando con otras organizaciones porque creemos que el Encuentro debe poder decir esto. Que cada organización que participa, con su perfil, con su mística, tienen que poder decir que la deuda de la democracia es la legalización del aborto.

¿Los encuentros son espacios válidos para construir, debatir?

Nos parece que son un espacio válido donde confluimos un montón de mujeres, con distintas experiencias. Son muy importantes para plantar agenda, permiten visibilizarla. Nos parece que no necesariamente son un espacio que pegue un salto de un año a otro en cantidad o en cómo se complejiza la trama, en cómo va teniendo nuevos ejes, pero por la heterogeneidad de quienes van cuesta plantar una agenda que se sostenga en el tiempo. Entonces entendemos que los encuentros nos permiten visibilizar agenda, encontrarnos con otras, y eso sirve como caja de resonancia, fortalece a las compañeras. Es como que hay dos planos distintos para analizarlos: qué le produce a las mujeres y, el otro, qué produce en términos políticos.

Qué efecto ha tenido el financiamiento y las oenegés en la agenda de las mujeres? Hay una línea a la que denominan institucionalizadas y otra que es la de las autónomas….

Nosotras tenemos por regla no hablar de las otras organizaciones en esos términos. Sí hablamos de las diferencias políticas o de las diferencias en las visiones. Para nosotras no es esencialmente buena la idea de ser autónoma ni es esencialmente malo recibir recursos de organizaciones internacionales. El problema es si vos determinás tu agenda de acuerdo al financiamiento. No tenemos una visión romántica…

Actualmente, ¿queda margen para aceptar financiamiento pero trabajando libremente?

Creo que en algunos casos si, en otros no, depende de cual sea tu objetivo … Creo que hay margen y que es pequeño, que a veces tratan de corrernos de eje, pero hay margen…

¿Cómo caracterizaría al movimiento feminista en Argentina?

Como un grupo muy valioso de compañeras que ha hecho un aporte muy grande para muchas de nosotras, que somos bastante pendejas. Yo tengo 32 años y 15 de militancia. Somos jóvenes pero no nacimos ayer en la vida política. Nos parece importante poder ver que hay otras ideas para sumar, para incorporar.

¿Hay internas dentro del movimiento?

Hay diferencias con las que se conviven. Hay diferencias sobre lecturas de la coyuntura, con las que se pueden convivir, que no son irreconciliables, pero tenemos que poder cabalgar más en una visión unitaria para la consecución de los objetivos.

Más info en: Las Juanas

 

Escribir un comentario

Sin Comentarios

Aún sin comentarios!

Sé el primero en comentar este artículo

Escribir un comentario

Sólo <a href="http://libresdelsur.org.ar/wp-login.php?redirect_to=http%3A%2F%2Flibresdelsur.org.ar%2Fnoticias%2Fla-estrategia-de-las-juanas%2F"> usuarios registrados </a> pueden comentar