¿Dónde están los verdaderos progresistas?
Con regularidad emergen temáticas a resolver que desnudan los límites de una clase política mucho más preocupada en la calidad y cantidad de publicidad que produce y transmite, que en el impacto de sus medidas de gobierno. Esta afirmación vale tanto para el Gobierno Nacional como para los Jefes de Estado de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia homónima, ambos dirigentes con posibilidades de transformarse en el próximo Presidente de nuestro país. Dos de estas problemáticas, que de alguna manera representan la ausencia de voluntad política para abordar seriamente los dramas cotidianos con que convivimos todos los argentinos, son la violencia y la pobreza, protagonistas excluyentes en la agenda de los últimos días.
La Argentina es el único país de Latinoamérica con una ley modelo (la 26.485) concebida para enfrentar la violencia contra las mujeres. Dicha iniciativa la aprobamos en el Congreso de la Nación en el año 2009, casi por unanimidad. Sin embargo, quienes dirigen nuestro Estado no han tenido la decisión de jerarquizar esta área de gestión. En lo formal, hay un Consejo Nacional de las Mujeres; pero en lo real, casi no tiene incidencia en las políticas de Estado y cuenta con un presupuesto irrelevante que más allá de los discursos de ocasión, le da a esta problemática un lugar insignificante en la agenda de gobierno. Lo preocupante es que estadísticas que realiza la prestigiosa ONG Casa del Encuentro, calculan que cada 30 horas muere una mujer víctima de violencia en nuestro país.
Por otro lado, seguimos sin números oficiales de pobreza, a pesar de las promesas que hicieron las autoridades del Ministerio de Economía cuando asumió Axel Kicillof, mientras le ofrecían una salida sorprendentemente decorosa al otrora Secretario de Comercio Interior e interventor del INDEC Guillermo Moreno. Lo cierto es que uno de los insumos fundamentales para planificar las políticas públicas que combatan la pobreza sigue sin existir. Los estudios más serios de ONG especialistas en el tema la calculan en alrededor del 30% de la población del país (750.000 pobres más en los últimos cuatro años solo en el GBA), mientras las primeras líneas de nuestro Gobierno nos dicen sin ponerse colorados que en la Argentina hay menos pobreza que en Alemania o Dinamarca. Hoy en el mundo el desarrollo de los países se evalúa en torno a la relación del crecimiento económico de cada uno de ellos con el goce de derechos a las que sus poblaciones acceden.
Hablamos de democracia participativa, lucha contra la pobreza, acceso a la educación y salud de calidad, y a condiciones de vida dignas. Estas metas que debe proponerse nuestro Estado y que hoy son solamente parte de un relato comunicacional falaz e inescrupuloso, son los pilares en donde se debe asentar una propuesta progresista.
Victoria Donda
Diputada nacional (Libres del Sur/Progresistas )