Además de condena judicial, que haya condena social a la corrupcion
Además de condena judicial, que haya
Condena social a la corrupcion
Todos los días, la principal noticia en los medios de prensa son los hechos de corrupción del gobierno kirchnerista. Que comprometen desde la ex presidenta a sus mas altos funcionarios; pero que además -visiblemente- drenan para abajo incorporando a las segundas y terceras líneas, socios, parientes, amigos, etc. También, en días pasados hubo dos escraches a Carlos Zannini, ex candidato a vicepresidente del FPV, uno en la cancha de Boca y otro en un avión a Miami, que rozó la violencia física.
Se disparó allí un debate: si el único camino es que sea la justicia la que determine la condena para los que se enriquecieron ilegalmente desde sus funciones en el gobierno y con los dineros públicos, o corresponde también hacerles sentir la condena social por tan aberrante conducta.
Debo decir que no comparto la agresión que sufrió Zannini, como no he compartido las que desplegaban los kirchneristas con todo aquel que se les opusiera. Entre otras, aquella donde los diputados nacionales y militantes de La Cámpora le gritaron “trola” a Victoria Donda en el recinto del Congreso.
Señalo también, que me parece excelente que la justicia vaya a fondo en las investigaciones de los hechos de corrupción y vayan presos todas y todos aquellos que sean encontrados culpables. Algo que habrá que ver si sucede, a juzgar por la historia reciente. Donde de la enorme corrupción menemista solo fue presa María Julia y de la del gobierno de De la Rúa nadie, ni siquiera por su represión final.
Pero debemos decir que el elemento principal para prevenir o al menos limitar la corrupción a futuro, amén de la leyes que se aprueben al efecto, es que se extienda la condena social a los que se enriquecen robándoles a los argentinos desde funciones de gobierno. Tenemos nosotros un ejemplo palpable: los militares de la dictadura. La dificultad principal que tienen a futuro todos aquellos uniformados -y sus socios civiles- que quieran quebrantar el orden democrático y volver a sojuzgar al pueblo, es la tremenda y extendida condena social que arrastran por su barbarie. Las condenas judiciales han contribuido y contribuyen a ello, sin duda, pero no son lo único. También han aportado en gran medida la denodada lucha de los organismos de derechos humanos, la denuncia sistemática de lo ocurrido cuando se buscaba ocultarlo, la difusión pormenorizada y extendida de aquellas terribles acciones y muchas cosas mas. Debemos tenerlo muy en cuenta.
Como decimos mas arriba, corrupción extendida existió durante los diez años del gobierno de Menem, también durante la presidencia de Fernando De la Rúa (recordemos la ley Banelco), pero la condena social no se extendió por ello. Eso facilitó en primer lugar la impunidad judicial. En segundo término asfaltó la corrupción en los gobiernos kirchneristas. ¿O acaso la sensación que seguramente tenían, de que habría impunidad para ellos, nos los impulsó a los niveles de latrocinio que se observan?
Por ello es muy bueno para el futuro del país que a las condenas judiciales que haya, que deberán ser las que correspondan a los hechos y no solo para los perejiles, se le sume una gran condena social. No significa esto escraches con violencia. Pero si que los que robaron los dineros públicos para vivir como reyes sientan que sus compatriotas los rechazan profundamente, los aislan, repudian sus indignos actos, no los quieren. Esta condena social es el elemento fundamental para terminar con la corrupción de políticos y funcionarios a futuro.
Seamos conscientes de ello y estemos alertas. En este nuevo gobierno hay una respetable cantidad de funcionarios que arrastran denuncias y procesos judiciales del pasado reciente; no vienen de un repollo, muchos de ellos formaron parte de todos los gobiernos desde 1989 a la fecha. Otros son CEOS de grandes empresas que han vivido haciendo negocios con el Estado en el mismo período, en el que campeó el “capitalismo de amigos”, una de las principales fuentes de la corrupción. No vaya a ser que se repitan las conductas como las que hoy están saliendo a luz de la administración anterior. De lo que se trata es de evitarlas, de que no vuelvan a darse, que la honestidad predomine en la política y en la gestión pública para bien de todos y del país.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur