Los proyectos progresistas y las clases medias. Editorial de Humberto Tumini.

Por Humberto Tumini / Nacional diciembre 11, 2019 10:38

Los proyectos progresistas y las clases medias. Editorial de Humberto Tumini.

10 de diciembre del 2019

Editorial

LOS PROYECTOS PROGRESISTAS Y LAS CLASES MEDIAS

En este siglo, en Sudamérica, como consecuencia de la lucha de los pueblos contra los gobiernos reaccionarios y neoliberales que azotaron la región en los años noventa, logramos tener otros, progresistas, en muchos países: Venezuela, Ecuador, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay. También hubo gobiernos progresistas en Chile en ese período, con Lagos y Bachelet, pero esa es otra historia.

Aprovechando la suba de precios de las commodities, dichas administraciones de carácter popular lograron una combinación de crecimiento de la economía con una mejor redistribución de la riqueza. Lo que les garantizó a casi todos ellos consenso político y sucesivas reelecciones (Paraguay es la excepción, allí Fernando Lugo fue depuesto por un golpe palaciego antes de finalizar su primer mandato).

Una de las consecuencias sociales visibles del accionar de dichos gobiernos fue la ampliación y el fortalecimiento de las clases medias. Ocuparon estas, entonces, una franja mayor de las sociedades producto del incremento de los ingresos y de mayores posibilidades de acceder a mejores niveles educativos.

Sin embargo, cuando luego de la crisis mundial del 2008 los precios de las materias primas que exportan nuestros países descendieron y los niveles de crecimientos de la economía se hicieron mas lentos, dichas clases medias comenzaron a mostrarse críticas y empezaron a encolumnarse tras viejas o nuevas opciones de la derecha. La que, como siempre, venía con una mano no tan oculta de los EEUU por detrás. Estaban deseosos los norteamericanos de terminar con esos gobiernos “populistas” que no respetaban demasiado sus directivas e intereses.

¿Con qué banderas renacía la derecha por estos pagos? Las cuestiones económicas no eran las principales. Allí no estaba, en principio, el talón de Aquiles de los gobiernos en cuestión aunque se ralentizara el crecimiento. Hicieron, hábilmente, hincapié en otro tipo de políticas y conductas que fueron destacándose en el accionar de los gobiernos progresistas; que eran rechazadas por las clases medias. La corrupción en primer lugar. Pero también cierto autoritarismo, prepotencia en el ejercicio del poder, soberbia, manipulación de la información del Estado, de la ley y la justicia en muchos casos, el culto a los gobernantes y la ambición de perpetuarse de estos, la confrontación con la prensa, agresividad con quienes los criticaban, entre otras cosas.

Todo ello, en un marco ya menos favorable en lo económico, le fue dando posibilidades a la derecha de agrupar a la mayor parte de la oposición y de ir conformando mayorías políticas y sociales en la búsqueda de volver al gobierno. Algo que lograron, de distintas maneras eso sí, en muchos de nuestros países.

No es del todo nuevo esto que ha sucedido. En la Argentina ocurrió en su momento con los primeros gobiernos del General Perón. Aquí también la clase media fue prácticamente hija del proceso de industrialización por sustitución de importaciones llevado adelante en aquellos años.

De 1946 a 1951, momento en que comenzaron a bajar los precios internacionales de los productos agropecuarios, el apoyo a Perón era muy importante no solo, obviamente, entre los trabajadores. Sino también, mas allá de algunas críticas, en la clase media. De allí que ganó las presidenciales de su reelección con el 63% de los votos (en 1946 había obtenido el 52%).

No obstante, cuando el crecimiento económico ya no fue tan vigoroso, en la primera mitad de los años ’50, esas clases medias hijas del peronismo comenzaron a darle la espalda y se fueron agrupando alrededor de los partidos opositores, principalmente la UCR. Cuestionando al segundo gobierno del General cosas parecidas a las que critican ahora: autoritarismo, agresividad, corrupción, manipulación, falta de democracia, culto a la personalidad, etc. En muchos casos con razón.

Dichas clases medias terminaron siendo la base social que legitimó el golpe de la Libertadora el 16 de setiembre de 1955, conducido por la oligarquía y sus militares afines, con el abierto apoyo de los EEUU.

En definitiva, las clases sociales medias que son beneficiarias y se expanden como consecuencia de las políticas soberanas de gobiernos nacionales y progresistas, frente a cierta desmejora en las condiciones económicas, pero por sobre todo por los gruesos errores políticos de estos, proceden a tomar distancia primero y pasarse a la oposición después; seducidas por los hábiles cantos de sirena de la derecha vernácula. Que suele tener la capacidad de vestirse con otros ropajes, usar lenguajes distintos a los tradicionales en ellos e instalar nuevos dirigentes.

Pocas dudas caben que la experiencia del kirchnerismo aquí, desde el 2003 hasta el 2015, estuvo marcada por todo lo que señalamos mas arriba. A punto tal, que lo único que puede explicar que un gobierno que termina como el de Macri con 57% de inflación, desocupación de dos dígitos, una pobreza del 40% y tremenda baja productiva en cuatro años, haya sacado casi el 41% de los votos, es el éxito en introducir en parte importante de los sectores medios que el regreso de Cristina es también la vuelta de la corrupción, la impunidad, la soberbia y unas cuantas cosas mas.

El gobierno de Alberto Fernández se inicia con una situación económica muy difícil, no solo de coyuntura sino estructural; que va a impedir darle soluciones rápidas a las mayorías agredidas por el neoliberalismo de Cambiemos. Puede haber alguna respuesta para los que menos tienen, de manera que consuman mas y empiecen a mover lentamente la rueda de la producción. Pero demorará bastante para llegar con beneficios a los trabajadores de mayores ingresos y a los sectores medios. Los dos primeros años las mejoras para ellos van a ser lentas y paulatinas, no hay otra posibilidad.

Con ese escenario económico por delante y una derecha agrupada y de peso en la oposición, si se reiteran los desaciertos y errores políticos del último gobierno de Cristina, que correctamente criticó en su momento Alberto (muy similares a los que de distintas maneras se materializaron en los demás gobiernos progresistas de este siglo y en el del general Perón de 1951 a 1955), será muy difícil poder encontrar un nuevo rumbo duradero para llevar a nuestro país a un mejor lugar.

Ojalá, aprendiendo de la experiencia, el nuevo presidente pueda poner a la Argentina realmente de pie como dijo en su discurso.

Humberto Tumini
Presidente de Libres del Sur


Por Humberto Tumini / Nacional diciembre 11, 2019 10:38