Un cambio para el lado de la Justicia

Nota en La Voz del Interior

Un cambio para el lado de la Justicia
"Creo que cuando les contemos a nuestros nietos y nietas que las parejas del mismo sexo no tenían los mismos derechos que las heterosexuales, les parecerá increíble". Cecilia Merchán.

Las mujeres no podían votar. Las personas negras no podían compartir los espacios públicos con las personas blancas. Tampoco podían casarse un hombre y una mujer de distinto color. Las parejas no podían divorciarse.
Cuando decimos a nuestros hijas e hijos que esas prohibiciones fueron parte de nuestra realidad, no lo pueden creer. Mucho menos cuando les contamos el corto tiempo transcurrido desde que fueron modificadas.

La aprobación de la legalización del divorcio en la Argentina recién fue posible en 1987, y con un debate muy agitado, con confrontaciones agudas de distintos sectores de la sociedad. Sin embargo, hoy nadie duda de la justicia de esa ley, que vino a regular una realidad que sucedía en miles de familias y que las parejas ocultaban porque era sinónimo de vergüenza.
Creo que en el futuro, cuando les contemos a nuestros nietos y nietas que las parejas del mismo sexo no tenían los mismos derechos que las parejas heterosexuales, les parecerá increíble. Tanto como hoy resulta que nuestras abuelas no pudieron votar hasta 1947.

El voto femenino. A propósito del voto femenino, es bueno releer las discusiones que provocó en su momento. Muchos legisladores, ya sin argumentos en contra de la participación electoral de las mujeres, aceptaban que votaran, pero no que pudieran ser elegidas para cargo alguno.
La misma discusión se plantea hoy cuando se dice que está bien que una pareja del mismo sexo se case, pero que no pueda adoptar.

Es importante revisar cómo los prejuicios se concentran en algunos puntos. Si hablamos de igualdad ante la ley, debemos hacer eso y no otra cosa.
Ésas son leyes que vienen a traer justicia social sin que deban pasar por la Comisión de Presupuesto del Congreso y que, además, generan cambios muy positivos para el conjunto de la sociedad y no sólo para aquellos a quienes se les está negando un derecho.
Porque al conjunto de la sociedad le hace bien garantizar que hombres y mujeres gocemos de los mismos derechos políticos, avanzar en contra del racismo y vivir en libertad y en diversidad.
Fundamentalmente, es bueno vivir en una comunidad sin hipocresías y sin prejuicios.
Las sociedades cambian y, por suerte, en muchos casos para el lado de la justicia. Espero que pronto podamos festejar otra vez en esa dirección.
Han sido muchas las organizaciones y las instituciones sociales, políticas y religiosas que han batallado para que sea sancionada esta ley y que democratizar el matrimonio en nuestro Código Civil sea un hecho.

También nos ha unificado a muchos diputadas y diputados, aun a pesar de tener distintas pertenencias políticas. Y, lo que es más importante, este debate, que ya lleva más de un año en el Congreso, se ha extendido al conjunto de la sociedad
Todo ello demuestra -una vez más- que la política no se divide en blanco o negro, ni tampoco en grises. La política, como la vida, está hecha en colores.
 

Cecilia Merchán

Diputada nacional Córdoba-Movimiento Libres del Sur
 

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