Trump promueve el Americanismo y China el Libre Comercio.
Escribe Consuelo Silva Flores*
Tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se han emitido múltiples opiniones respecto a la victoria de Donald Trump y los posibles efectos que provocaría la implementación de su plan de gobierno, especialmente con respecto a América Latina. Estos son difíciles de imaginar, ya que la región nunca fue parte de la agenda de campaña y sólo entregó algunas nociones generales sobre ciertos puntos específicos que invitan a la reflexión, como son la renegociación o salida de algunos tratados de libre comercio (TLC), una fuerte política antiinmigrantes (construcción del muro con México mediante) y la marcha atrás en las relaciones con Cuba.
Con respecto a los acuerdos comerciales, Trump sostuvo en su campaña que el TLC de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) era negativo para la economía estadounidense y lo calificó como “el peor” jamás firmado. Incluso ha hablado de imponer un arancel de 35% para importaciones desde México, medida que tendría un fuerte impacto para este país, que exportó en el 2015 bienes y servicios por US$316.400 millones y logró un superávit comercial bilateral de US$49.200 millones. De hecho, el país azteca comenzó a sufrir las consecuencias tras el triunfo de Trump, al desplomarse el peso mexicano hasta su mínimo histórico.
Más allá de aquello, aun no está claro lo que se quiere renegociar. En el TLCAN, existen clausulas y protocolos específicos orientados a la renegociación, pero difícilmente podría ser anulado. Para esto último, requeriría conseguir la aprobación del Congreso de Estados Unidos, del parlamento canadiense y del Senado de México. Uno de los temores mexicanos es que sean revisadas las cadenas de suministro norteamericanas de las que dependen muchas empresas locales.
Por otra parte, el presidente recientemente electo también ha manifestado públicamente su rechazo al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), presentado como uno de los principales logros comerciales de la Administración Obama. Del TPP participan tres países latinoamericanos (México, Perú y Chile) y existen otros, como Argentina y Brasil, que lo veían con buenos ojos. El reciente abandono de Barack Obama de sus esfuerzos para aprobar la firma del TPP antes de que asuma la presidencia Donald Trump, ha dejado el acuerdo “agónico” y echa por tierra las ilusiones de los gobiernos que veían al libre comercio (TTP, Alianza del Pacífico, Acuerdo Unión Europea-Mercosur) como pilar fundamental de su política comercial para insertarse en el mundo.
Esta es una buena noticia para los pueblos de la región, ya que son innumerables los efectos negativos que han tenido o tendrían los TLC, entre ellos el establecimiento de reglas comerciales y de inversiones que limitan la soberanía de los países.
Estas medidas de Trump, se inscribirían dentro de su rechazo a la globalización, que fue una pieza central de su campaña. En su discurso de aceptación del 21 de julio como candidato republicano, dijo: “El americanismo, no el globalismo, será nuestro credo”.
Este credo encuentra su materialización en la imposición de altos aranceles a las importaciones, especialmente a las provenientes desde China (y México), con el fin de “desincentivar que las empresas despidan a sus trabajadores para moverse a otros países y enviar productos al país sin pagar impuestos”. De esta forma, se pretende eliminar los desequilibrios comerciales con China (y México), junto con afectar el comercio con Japón. Estos países podrían tomar medidas de “represalia comercial” en el mismo sentido, reaccionando con una defensa menos controversial. Ellos “podrían depreciar sus monedas en la misma proporción que el nuevo arancel. Esta depreciación contrarrestaría el impuesto tanto en precio como en cantidad en el mercado norteamericano”[1]. Tales acciones irían en contra del multilateralismo antes promovido por Estados Unidos en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En definitiva, las medidas de Trump implicarían la muerte definitiva de la ya agónica OMC.
El propio Vicepresidente del Banco Central Europeo, Vítor Constancio ha advertido de “los efectos económicos negativos que puede tener la posibilidad de que Estados Unidos aplique políticas proteccionistas, tanto para la economía de este país como para el resto del mundo”[2]. Asimismo, el volcamiento de la economía norteamericana hacia el proteccionismo “podría mitigar e incluso revertir el crecimiento mundial y colapsar el comercio dañando a las economías que dependen de las exportaciones”[3].
Sin embargo, el proteccionismo americano no terminaría necesariamente con la globalización económica y financiera, tal cual lo han planteado numerosos analistas. La globalización más bien se ha venido transformando ante el espectacular ascenso de China, sobre todo a partir del año 2008 con la explosión de la crisis global. Las medidas proteccionistas de Trump y la renuncia al TPP y al Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP ) significarían ceder el protagonismo económico a la nación asiática, la que por medio de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y de otros acuerdos comerciales va expandiendo su influencia.
En los últimos años, China ha venido implementando relaciones comerciales con distintas economías latinoamericanas que muestran diferentes grados de desarrollo. Ha firmado acuerdos comerciales con Chile, Argentina, Perú, entre otros, convirtiéndose en el principal receptor de importaciones de algunos países de América Latina, fundamentalmente de recursos naturales sin valor agregado.
Sin perder tiempo, China insistirá en establecer mayores vínculos con las economías latinoamericanas. En los próximos días, el presidente Xi Jinping iniciará una gira por la región en el marco de la XXIV cumbre de la APEC, a realizarse en Perú. También incluirá visitas a Chile y Ecuador. Tras el triunfo de Donald Trump, la idea de impulsar un acuerdo que cruce el océano Pacifico ha ido tomando fuerza en los asiáticos. Ellos podrían “llenar el vacío que dejara la muerte del pacto internacional impulsado por la nación norteamericana”[4]. China es el nuevo campeón del libre comercio en el mundo que ahora corteja a Latinoamérica ante la inminente muerte del TPP.
* Economista. Coordinadora Grupo de Trabajo Integración Regional y Unión Latinoamericana, de CLACSO.
[1] Forbes (2016). Potencial (riesgo) de las propuestas económicas de Trump. (15 de noviembre de 2016). Disponible en internet en http://www.forbes.com.mx/potencial-riesgo-de-las-propuestas-economicas-de-trump/#gs.j5ggkts
[2] Financial Times (2016). ECB warns on protectionism and political risk after Trump victory. Disponible en internet en https://www.ft.com/content/8cc14c0a-aa5a-11e6-809d-c9f98a0cf216
[3] Idem
[4] Diario Financiero. China corteja a Latinoamérica y a Chile ante la inminente muerte del TPP. Edición viernes 11 de noviembre, Santiago.