Trenes y espejitos de colores

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Un año, ninguna solución

Trenes y espejitos de colores

En estos últimos meses se anunció un plan de obra para mejorar las condiciones del ramal Sarmiento, pero no podemos dejarnos engañar, hace muchos años nos vendieron espejitos de colores y la cosa termino mal, hoy, no es muy diferente. Las obras anunciadas, que consisten en la refacción de las estaciones, pintura, limpieza, TV lcd con información, aplicaciones para celular y renovación de las vías y durmientes no son mas que una forma burda de tapar un problema de fondo que lleva el nombre de soterramiento.

Es difícil abordar un tema como el de la Tragedia de Once (o Masacre, como la consideramos algunos por haber sido evitable) cuando todo lo relacionado a la misma ya fue dicho o expresado en tantos medios de variada llegada a la sociedad. En vano es repetir la bronca y la impotencia que nos causa el hecho, pero lo que no podemos evitar mencionar y repetir es que esto pudo haber sido evitado. Las 51 victimas podrían estar hoy siguiendo con sus vidas, yendo a trabajar, yendo a estudiar, volviendo a sus casas con sus familiares, yendo a jugar a la pelota o al cine, como hacemos todos nosotros.
 

Lamentablemente, detrás del manejo de los ferrocarriles argentinos se esconde uno de los entramados de corrupción más extensos de todos. Y el único actor de todo el sistema que pudo haber hecho algo al respecto, que podría haber garantizado que estas personas regresaran sanas y salvas a sus casas ese 22 de febrero de 2012, no hizo nada.
 

Impasible, pero sin desconocer la situación, el Estado argentino, se mantuvo al margen. O lo que es peor, a través de funcionarios como Juan Pablo Schiavi y Ricardo Jaime fomentaron y participaron de la corrupción de empresarios como los hermanos Mario y Claudio Cirigliano que se dedicaron sistemáticamente a vaciar el tren Sarmiento, así como pasa también con los demás ramales de los ferrocarriles argentinos dependientes de otros grupos empresarios.
 

¿Qué paso en este año? Desde el momento en que ocurrió el hecho, el gobierno, con la presidenta Cristina Fernández a la cabeza, se mantuvo oculto en un silencio irresponsable, que causo más ruido que cualquier declaración que podrían haber realizado. La omisión al tema #22F que ha sostenido la presidenta ha servido solamente para amplificar el malestar de amigos y familiares de las victimas, cuando no también el de los usuarios. Teniendo en cuenta que no solo los empresarios a los que el gobierno favoreció ciegamente con concesiones en forma de subsidios (con los que estos montaron empresas en distintas partes del globo, reportando fabulosas ganancias) están procesados por la tragedia, sino que también los ex funcionarios antes mencionados ostentan la misma condición, este ausentismo no hace mas que reafirmar la responsabilidad del Estado en la tragedia.
 

En estos últimos meses se anuncio un plan de obra para mejorar las condiciones del ramal Sarmiento, pero no podemos dejarnos engañar, hace muchos años nos vendieron espejitos de colores y la cosa termino mal, hoy, no es muy diferente. Las obras anunciadas, que consisten en la refacción de las estaciones, pintura, limpieza, TV lcd con información, aplicaciones para celular y renovación de las vías y durmientes no son mas que una forma burda de tapar un problema de fondo que lleva el nombre de soterramiento. El anuncio hecho después de la tragedia ponía en funcionamiento la mega obra (¿se habrá sentido otra vez la señora presidenta como una gran arquitecta egipcia?) con 11.000 millones de U$S de costo, que suponía iba a revolucionar el transporte ferroviario según el ministro Randazzo. Pero, según habíamos vaticinado algunos cuando se presento el proyecto, el mismo fue inviable con los fondos del estado y la megaobra paso a ser otra de las mentiras tribuneras del gobierno kirchenerista. La obra permanece parada hace meses, el obrador de Haedo esta caído en desuso solo con trabajo técnico para que no se eche a perder la tunelera bautizada “La Argentina” que costo 20 millones de euros.

Incoherencia oficial de por medio, ¿alguien se puso a pensar porque se pusieron en gastos millonarios para hacer pasos bajo a nivel, reparar estaciones y vías que con el supuesto soterramiento van a ser tiradas abajo para meter todo bajo tierra? Una nueva noticia nos anuncia que el banco de desarrollo del Brasil va a proveer los 11.000 millones necesarios para completar la obra, pero que el mismo, en vez de ser gestionado por la cartera de transporte en manos de Randazzo, va a ser manejado por AySA, riñón de DeVido, lo cual demuestra la interna en el gobierno frente a un funcionario “quemado” por su gestión. Un dato no menor, AySA gestionó de maneras oscuras (Auditoria General de la Nación pidió una investigación de la empresa por esta causa) los 840 millones de U$S que presto el Banco Mundial para el saneamiento de la cuenca Riachuelo-Matanza y ya vimos que en esa zona no cambio absolutamente nada y las condiciones de vida de las personas que viven en esos lugares son deplorables. ¿Qué confianza podemos tener en que con 11.000 millones de U$S en la mano, que nos van a costar años de impuestos a todos los argentinos, AySA controle que se lleve a cabo la obra? Las limitaciones del modelo K en materia de transporte son infinitas y hasta el momento no se ven mas que lavadas de cara que solo sirven para tapar el verdadero problema de fondo, que solo puede solucionarse con una potente y verdadera incursión del estado nacional.
 

Los ferrocarriles argentinos necesitan una urgente planificación, algo que los reviva y mejore las condiciones de transporte de todas y todos, mientras tanto, debemos permanecer alertas, movilizarnos y participar, ganar las calles y reclamar por un servicio digno, seguro y accesible para todas y todos.

 

Movimiento Sur

@MovimientoSur