[Chaco] Sobre el conflicto educativo provincial. Nota de Carlos Martinez.
Reclamo docente en Chaco
El Gobernador debe intervenir políticamente
A principios del año 1989 , con veinticuatro años de edad, me impresionó ver una multitud de docentes acampando en la Plaza 25 de Mayo de Resistencia. Los recordé hace unos días atrás, cuando fui parte, como trabajador de la educación, de una de las tantas marchas y actos multitudinarios alrededor de la misma plaza central . Las de ahora, incluso, son más multitudinarias y con más participación de maestros y profesores de las escuelas que las del ’89. Con un básico del maestro de grado igual a la mitad de un ingreso de indigencia (12 mil pesos) cualquiera diría que resultan lógicos y totalmente justificables las demandas al gobierno provincial. Eso se percibe en las muestras de apoyo a la causa docente por parte de la ciudadanía en toda la provincia.
Los reclamos, transcurridos exactos treinta y dos años del acampe de 1989 , son los mismos. Salarios dignos, mejores condiciones de trabajo, envío regular de las partidas de sostenimientos escolares, transparencia en los procedimientos de designación en cargos y horas cátedras, mejoramiento de las condiciones de los edificios escolares, entre otros. Paradójicamente el signo político del gobierno en ocasión de aquellas grandes manifestaciones era el mismo de hoy. En esos tiempos gobernaba la provincia el Dr. Danilo Luis Baroni , actualmente el contador Jorge Milton Capitanich.
Un gran error de aquel tiempo fue subestimar la dimensión del conflicto educativo y su influencia posterior en el malestar de una parte importante de la sociedad. Recuerdo que se lo criticó bastante al entonces gobernador Baroni por su pasividad y su falta de “muñeca” política para resolver la cuestión. Transcurrido el tiempo es difícil no ver aquel “triunfo” del ´89 sobre los docentes como una verdadera derrota de la causa de una mejor educación para los chaqueños. Seguramente un efecto colateral de aquel “triunfo” fue la pérdida del gobierno peronista en el año 1991 en manos del partido procesista Acción Chaqueña, atribuido al voto castigo educativo.
La historia parece repetirse ahora con el gobernador Capitanich, quién, lejos de intervenir directamente desde la política para solucionar el conflicto central de estos tiempos , delega esto en funcionarios que son percibidos por la comunidad educativa como tecnócratas del ajuste o poco hábiles o de escaso peso o envergadura como para entablar una salida positiva.
Cuesta ver que los anuncios del gobierno provincial del viernes último colmen las expectativas salariales de la mayoría de los trabajadores de la educación del Chaco. La prueba de que esto es así no radica solo en la reacción negativa de maestros y profesores ante los anuncios sino en la amenaza de descuentos a quienes no vuelvan a las aulas, innecesaria coerción estatal si se evaluara que hay conformidad con las medidas.
Las “soluciones” impuestas a través de la fuerza de la coerción estatal difícilmente, como ocurriera en el año 1989, plasmen en mejoras de políticas públicas, menos aún en el terreno educativo, ámbito donde los consensos, acuerdos y diálogos son la base fundamental del accionar de los actores. Piénsese en un docente obligado a retornar a su trabajo, en condiciones de pandemia, con las limitantes tecnológicas o edilicias conocidas y con casi los mismos ingresos de indigencia que lo movieron al reclamo.
Deseo , como trabajador de la educación pero ante todo como ciudadano de mi provincia, que no repitamos viejas historias de desencuentros de hace décadas, y que el gobernador retome la senda directa de la política , abandone la vía del ajuste, eludiendo el camino fácil pero a la larga estéril de las imposiciones, y busque la vía de los acuerdos, con humildad y sin preconceptos, por el bien de la educación de toda nuestra comunidad.
Carlos Martínez
Presidente de Libres del Sur - Chaco