Sobre cambio en Impuesto a las ganancias
Primeras reflexiones sobre el anuncio presidencial de subir el mínimo del impuesto a las ganancias.
Al abrir la segunda reunión convocada por la Presidenta de la Nación con quienes, al decir de Cristina Fernández, son los titulares del poder, se anunció una esperada suba del mínimo no imponible, que requiere de un primer análisis, que será parcial pues no se conoce todavía la manera en que se va a implementar.
Como apostilla señalo que la Presidente de la Nación deja de referirse al salario de bolsillo y ahora se refiere a salario bruto. Con lo que hay que tomar el salario bruto que se toma en la actualidad para saber cuánto es efectivamente el ajuste del mínimo no imponible.
Otra cosa a determinar es como se tratara lo que se percibe como aguinaldo; si integra el salario bruto o no, o si se lo excluye del cálculo como se lo hizo los últimos semestres. Para despejar esas dudas más finas habrá que esperar la publicación del decreto en el boletín oficial y el proyecto de ley que se va a enviar al Congreso de la Nación. No obstante realizare unas primeras apreciaciones de lo bueno y lo malo del anuncio.
Lo bueno:
- Implica la mayor suba del mínimo no imponible desde que Cristina Fernández es Presidenta de la Nación. Debemos tener en cuenta que con una inflación real de un 75% en los últimos tres años, el atraso en la actualización del mínimo era del 50,5%, pues se ajustó un 16.9 en enero y las exclusiones del aguinaldo representaron una actualización del 7,6%. Por ende, para aquellos que ganan en bruto 15.000 pesos mensuales, el ajuste anunciado retorna las cosas al año 2010, significando ello un reconocimiento importante.
- Para quienes ganan entre 15.000 y 25.000 el ajuste será del 20%, que sumado a los ajustes ya mencionados implicaran una suba importante, aunque tendrán un atraso inflacionario no reconocido en el MNI de los últimos tres años de aproximado del 30,5%.
- Para quienes trabajan en la Patagonia el ajuste del MNI será del 30%, que aunque insuficiente implica un reconocimiento de que los costos de vida de la Patagonia son más altos, y por ello el impuesto debe reconocer dicha diferencia.
Lo malo:
- No se tocan las escalas del Art. 90. El Estado sigue sin mover las escalas que por ley se deben actualizar anualmente. El retraso en las mismas es de 13 años, siendo el atraso mayor a un 500%. La consecuencia de ello es que muchos trabajadores seguirán pagando alícuotas demasiadas altas, que son desproporcionadas con respecto a lo que pagan las empresas.
- No se incorpora un deducción especial por zona desfavorable, que afecta sobre todo a los trabajadores de la Patagonia, que ganan nominalmente más, y que tienen un costo de vida nominalmente más alto, provocando esto que el impuesto los afecte de manera agravada.
- No se discute quien debe aplicar la ley para que exista un sistema de actualización automática del MNI y las escalas del impuesto a las ganancias. La determinación del impuesto sigue siendo un favor presidencial y no algo que surja del cumplimiento de la ley. Tiene más que ver con un modelo tributario medieval que con uno que surja del principio del legalidad.
- No se discute el sistema tributario argentino, que ejerce una presión tributaria muy alta sobre la masa salarial (los trabajadores) y más liviana sobre la tasa de ganancia del capital (las empresas) y las grandes fortunas (bienes personales).
Como cierre de estas primeras reflexiones hay que hacer una valoración política del anuncio: En primer lugar es un reconocimiento a la demanda realizada por los trabajadores y trabajadoras, y por las centrales sindicales. El reclamo sindical demostró que el impuesto a las ganancias sobre los salarios es parte de la Argentina real y no de la Argentina virtual como lo señalaban los relatores políticos del gobierno. Sin la movilización de los trabajadores, muchas veces ejerciendo presión sobre dirigentes sindicales oficialistas, estos reclamos no hubieran sido escuchados, por lo que el mismo es un triunfo de dichas movilizaciones más que un favor gubernamental.
En segundo lugar, al no ser un anuncio que establezca un sistema de actualización automática del MNI y al no tocarse las escalas, el reclamo sigue vigente, aunque con una presión menor, para el futuro, puesto que no se ha resuelto la manera en que se le reconozca a los trabajadores el ajuste por inflación en la determinación de este impuesto.
En tercer lugar, parece ser un anuncio con reminiscencias electorales, pero desde mi punto de vista, es primordialmente consecuencia de las elecciones pasadas más que un anuncio de cara a las elecciones de octubre.
Por último, aunque el anuncio presidencial es importante, lamentablemente el gobierno no se muestra dispuesto a discutir el sistema tributario argentino, donde el 10% de la población más rica se lleva el 37% del PBI y tiene una presión tributaria menor que el que soportan los trabajadores; o donde el IVA esta entre los más altos del mundo e incluye a los alimentos de primera necesidad, algo que por ejemplo en Brasil no sucede.
Por Juan Pablo Ruiz
Autor de El salario no es ganancia
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