La política económica neoliberal de Macri ¿No nos está llevando al 2001?

Por Humberto Tumini / Nacional junio 17, 2018 13:06

  Uno no quisiera ser tremendista y está lejos de asegurar que volverán los terribles días de aquel fin de año del 2001. Pero hay que reconocer en la situación actual del país múltiples señales demasiado similares a las de aquellos momentos.

Retrotrayéndonos en el tiempo, digamos que el gobierno de De la Rúa, que había mantenido la convertibilidad de Cavallo, fue paulatinamente quedándose sin reservas para pagar la enorme deuda externa de ese entonces. Todo ello producto de una balanza comercial deficitaria por las dificultades que conllevaba un peso sobrevaluado, tanto para exportar como para que no nos inundaran importaciones a bajo costo; sumado esto al drenaje de divisas por turismo en momentos poco favorables internacionalmente y a la habitual fuga de capitales.

El intento de salida a este estado de cosas fue lo que se conoció como el “Blindaje”. En resumidas cuentas un préstamo contingente del FMI de 40.000 millones de dólares para, supuestamente, sacarnos del pozo.

El dinero debía ser usado para pagar las deudas preexistentes. Para abonar a su vez al Fondo, se debería llevar adelante un feroz ajuste en el gasto público -se aprobó la ley de Déficit Cero- monitoreado por las autoridades de dicho organismo.

López Murphy reemplaza a Machinea y anuncia 28 draconianas medidas. Como bajar sueldos a los estatales, a los jubilados, recortar presupuestos de las universidades, despedir profesores, subir el IVA en diversos productos, disminuir el dinero para las provincias, etc. Todo esto genera tal rechazo en la sociedad, que 4 días después de los anuncios se ve obligado a renunciar y asume Domingo Cavallo.

El ex ministro menemista, para buscar la “solución” a la creciente asfixia por la falta de dólares, no solo mantiene en líneas generales el ajuste pactado con el FMI, sino que negocia lo que se denominó el “Megacanje”. El mismo consistió en cambiar los bonos de la deuda externa por otros a mas largo plazo, pero con capital e intereses mucho mayores.

La “salida” buscada generó, en primer lugar, un marcado incremento del conflicto social en la segunda mitad del año. Como así también que se mantuviera el drenaje de las escasas divisas por el pago de los enormes intereses que se habían pactado y para seguir financiando la fuga de capitales.  Todo ello terminó en el corralito primero y en las jornadas del 19 y 20 de diciembre mas tarde, cuando la respuesta del gobierno de la Alianza a la creciente protesta social fue implantar el Estado de Sitio.

Cualquier semejanza con lo que está sucediendo hoy no es mera coincidencia. Es hacia donde nos han llevado y nos llevan estos modelos neoliberales que aplican los ricos y poderosos en nuestra nación. Ya habíamos tenido un adelanto de ello con Martínez de Hoz.

Macri, con personajes como Sturzenegger en el Banco Central (que fue imputado y procesado por el Megacanje y zafó por prescripción de la causa), Dujovne y Luis Caputo, entre otros, desplegó una política económica que, en esencia, combinó también atraso cambiario con un enorme y creciente endeudamiento. Estrategia neoliberal de la mano de los grandes bancos, que llevó -al igual que con el gobierno aliancista- a que la moneda estadounidense fuera cada vez mas escasa. Treinta mil millones de dólares fue el déficit de la balanza de pagos en el 2017; gigante para el tamaño de la economía argentina.

Se podría argumentar, como hacían hasta hace poco desde el gobierno, que los 55.000 millones de la verde moneda en reservas del BCRA era un reaseguro contra cualquier golpe de mercado. Falso, como está a la vista, esos dólares habían sido volcados a Lebac de muy corto plazo -30 días- y altas tasas de interés, en los marcos de una fenomenal bicicleta financiera. Los poseedores de dichas letras en pesos, cuando quisieran podían pasarse de nuevo a dólares y chau reservas. Es lo que empezó a suceder a fines de abril. En parte por el aumento de las tasas en los EEUU y en gran medida porque “el mercado” decidió que debía terminar el “gradualismo” del gobierno, empezando de una vez la hora del ajuste en serio para pagar la deuda externa y acrecentar las ganancias del gran capital.

Se acabó entonces, como venimos viendo, el atraso cambiario y vino el nuevo acuerdo con el FMI. Con las mismas condiciones (mas allá del verso de que ahora el Fondo es menos duro) que pusieron hace 17 años con el “Blindaje”. En resumidas cuentas: dólar alto y ajuste feroz, generador de freno a la actividad económica con elevada inflación. Estanflación, el peor de los mundos para las mayorías populares.

Pero también, como en aquellos tiempos de principios de este siglo, tenemos un gobierno donde afloran las divisiones y que tiene poca espalda política.  Ya que si bien posee un núcleo duro que lo ha votado y lo apoya con convicción, anclado en las clases medias altas y altas, tiene otro sector muy significativo de clase media que lo bancó electoralmente en el 2015 y 2017, en lo esencial para derrotar al kirchnerismo. Pero no para que se desplegaran políticas económicas que lo afectan de lleno.

Paralelamente a esa realidad de la administración de Cambiemos, tenemos en estos días una sociedad fuertemente organizada y movilizada en defensa de sus conquistas y derechos. Ya hubo una muestra de ello en las jornadas de diciembre, cuando lo de la ley previsional. También en la marcha federal de los movimientos sociales, los innumerables conflictos de menor envergadura que se presentan a diario y, particularmente, en la enorme movilización a favor de legalizar el aborto. No parece que sea sencillo que pasen así como así las draconianas medidas que exige el FMI.

En resumidas cuentas, este gobierno de los ricos, en su angurria por apropiarse de los dineros de la mayoría de nuestros compatriotas, una vez mas ha llevado al país a una gravísima situación económica. Como también al inevitable enfrentamiento social que genera trasladar la crisis a los que menos tienen.

Ya lo vivimos, desgraciadamente, en el 2001. Esperemos que Macri y su gobierno tengan la inteligencia de escuchar lo que la mayoría de la sociedad y de la dirigencia argentina le reclama: corrijan el rumbo y eviten chocar el barco de la nación. Mala señal persistir en lo que le dicta el FMI y en preparar la represión a la protesta, como todo indica.


Por Humberto Tumini / Nacional junio 17, 2018 13:06