Reportaje a Cecilia Merchán

 

ELArgentino


 

Cecilia Merchán

 
“Reivindicar fuerte a la mujer va a cargar de contenido esta lucha de 200 años"

28-06-10 /  La diputada nacional del bloque Libres del Sur se muestra como una férrea defensora de los derechos civiles, especialmente de los de las mujeres y los pueblos originarios. No le reconoce a Sarmiento el mérito de la educación pública “para el pueblo”.

Por Federico Bernal

La diputada nacional Cecilia Merchán empezó a militar a los 15 años en el Ateneo Jauretche de Villa María, provincia de Córdoba. De esta ciudad pasó a Córdoba Capital, donde comenzó sus estudios terciarios. Fue allí donde se vinculó a su primera organización política: la agrupación Patria Libre.

Merchán se define del campo nacional y popular, y, como se advertirá en muchas de sus respuestas, se siente muy comprometida con la defensa y la promoción de los derechos de las mujeres. Para citar un ejemplo, la diputada reafirma el derecho de toda mujer a la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras doce semanas de gestación en cualquier establecimiento del sistema de salud. Si bien califica de regulares a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, ha apoyado la resolución 125 y ha participado activamente en la difusión de los 21 puntos que dieron cuerpo a la ley de Servicios Audiovisuales sancionada en el 2009. Asemeja al Gobierno nacional con la gobernación de Juan Manuel de Rosas.

Revolución de Mayo

–En su opinión, ¿qué fue la Revolución de Mayo?
–La Revolución de Mayo tuvo que ver con un proceso emancipatorio y de búsqueda de libertades que se daba en el mundo entero, pero que en Latinoamérica se iba expresando de diversas maneras en función de la convergencia de distintos intereses. Muchos de los ideales que se levantaban eran los de la Revolución Francesa -igualdad, libertad y fraternidad- mezclados con los ideales latinoamericanos -la lucha de los pueblos originarios contra de la conquista- como por ejemplo Túpac Katari y Túpac Amaru. Creo que el 25 de Mayo fue el puntapié inicial de la búsqueda por la autodeterminación y la soberanía popular.

–¿Existían distintas tendencias político-ideológicas en 1810? ¿Con cuál se identifica?
–Sí, claro. Los dos grandes grupos llevan los nombres de Saavedra y Moreno. Yo me identifico con Mariano Moreno y con esa corriente de pensamiento, porque era la que representaba a un Estado fuerte, los ideales de justicia y libertad. Moreno y los demás se proponían encauzar la fuerza revolucionaria hacia la unidad latinoamericana. Los ideales de justicia de Moreno, Monteagudo, Castelli, Belgrano se amalgamaban con una idea estratégica y clara de hacia dónde debía marchar nuestro continente. Toda esta cuestión de edificar un Estado fuerte e independiente -ellos interpretan que la independencia de España era fundamental para poder avanzar en un Estado más justo- era el pilar de ese camino. Creo que Saavedra fue totalmente diferente.

–¿Cree que a Mariano Moreno lo asesinaron o murió como consecuencia de su supuesta enfermedad?
–No, para mí lo mataron, lo asesinaron.

–¿Qué opinión tiene del primer programa político-económico de gobierno que tuvo la Argentina? Me refiero al Plan de Operaciones de Mariano Moreno y Manuel Belgrano.
–Ahí es donde se plasma claramente el ideal de Estado y de futuro que ellos pensaban y anhelaban. Vemos en el plan una visión de Estado empresario, de un Estado que efectivamente se encargue del desarrollo en toda su dimensión. Por eso encontramos en el plan desde un artículo que regula a la minería hasta uno sobre educación. Además, creo que se trató del marco práctico para esa idea de igualdad o esa visión diferente de ciudadanía. Fue de total de avanzada; inclusive visto al día de hoy es algo absolutamente revolucionario.

–“La riqueza real de un Estado es el más grande grado de independencia en que está de los otros para sus necesidades, y el mayor sobrante que tiene para exportar.” (Manuel Belgrano. Correo de Comercio de Buenos Aires, septiembre de 1810.) ¿Coincide con esta afirmación?
–Sí, estoy de acuerdo. Además creo que es justamente lo que hoy necesitamos. Quiero decir, Belgrano y su grupo tenían una visión de la patria independiente de los demás países para cubrir las necesidades de su población, sin que por ello se afecte la competitividad con el resto del mundo.

–Bartolomé Mitre llamó a Bernardino Rivadavia “el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos”. ¿Está de acuerdo?
–No.

–¿Con qué referentes de aquellas gestas se sienta identificada?
–Moreno y Monteagudo.

Siglo XIX

–¿Qué referentes políticos o estadistas argentinos del siglo XIX la identifican?
–Juana Azurduy y María Magdalena “Macacha” Güemes.

–¿Y?referentes políticos o estadistas no argentinos de este mismo siglo?
–Micaela Bastidas y Manuela Sáenz.

–¿Por qué cree que las Provincias Unidas del Río de la Plata perdieron su territorio original (Alto Perú, Banda Oriental, etc.)?
–En mi opinión por tres grandes causas. Primero, la inestabilidad política que generaban las diferentes maneras de imaginar cómo se debía constituir un nuevo Estado. Segundo, las ambiciones de los diferentes grupos regionales de poder. Y tercero, la acción e influencia de los imperialismos inglés y español.

–¿Y?por qué cree que fracasó el plan sanmartiniano-bolivariano?
–Creo que por esas mismas causas, que impidieron pensar y ejecutar una integración latinoamericana. Cada una de las regiones entró en disputa y conflictos internos que balcanizaron el todo.

–¿Sabe de otros países que sí hayan logrado su unidad política y administrativa sobre la base del territorio original heredado del sistema colonial?
–No.

–¿Con qué próceres sudamericanos se siente identificada?
–Bolívar, San Martín y Juana Azurduy.

–¿Por qué cree que –una vez declarada la independencia de Uruguay– José G. Artigas exclamó “Ya no tengo patria”?
–Artigas soñaba con la patria grande. Para él la patria eran las Provincias Unidas del Río de la Plata, incluyendo la Banda Oriental, por supuesto. Cuando estando en Paraguay se entera de la independencia uruguaya, pronuncia esa frase, que lo dice todo.

–El fundador del Partido Socialista, Juan B. Justo, opinaba que las montoneras del siglo XIX “eran el pueblo de la campaña levantando contra los señores de las ciudades (y que) pretendían paralizar el desarrollo económico del país y mantenerlo en un estancamiento imposible” (La teoría de la historia y la política argentina. Editorial La Vanguardia, 1947). ¿Coincide con esta definición?
–No coincido para nada. Los federales y los unitarios disputaron un modelo de país. Los primeros -las montoneras- pensaban en un país desarrollado y un mercado interno fuerte; los segundos -los señores de las ciudades- querían controlar la aduana del puerto para hacer de la Argentina un país agroexportador.

–¿Cómo calificaría la presidencia de Bernardino Rivadavia?
–Mala.

–¿Y?la presidencia de José de Urquiza?
–Mala.

–¿Qué opina de las presidencias de Rosas?
–Regulares. Reivindico su política exterior.

–¿Y de la presidencia de Mitre?
–Mala.

–¿Qué opina de la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento?
–Mala.

–¿De la presidencia de Nicolás Avellaneda?
–Mala.

–¿Qué opinión le merecen las presidencias de Julio Argentino Roca?
–Malas.

–Se habla mucho de la masacre que los pueblos originarios padecieron en el siglo XIX, pero nada o muy poco se dice de la masacre a los gauchos y caudillos representantes de los intereses de las masas del interior (víctimas de la guerra civil argentina durante buena parte del siglo). ¿Qué opina al respecto?
–Tenía que ver con esa disputa del modelo de país entre unitarios y federales. Si bien es cierto que se habla muy poco de la acometida contra los gauchos, creo que también se habla muy poco de la cometida sobre los pueblos originarios. Esto obedece a nuestra raíz histórica tan bien sintetizada en Civilización o barbarie. Por eso, y por desgracia, nos seguimos mirando hacia adentro de la manera que hoy lo hacemos. Quiero decir, tenemos nuestra identidad, nuestra cultura, nuestro propio desarrollo interno, pero muy espejados con Europa.

–¿Qué logros cree que le debe el pueblo argentino a Sarmiento?
–No creo que podamos hablar de “logros para el pueblo”. En todo caso, siempre se va a hablar de la educación pública y de toda esa movida política que no fue pensada para el pueblo sino que tuvo que ver con la necesidad de la Generación del ’80 de formar y educar al pueblo en función de su propio proyecto de país, esto es, la Argentina granero del mundo. Sarmiento y demás no pensaban en una educación pública enfocada desde nuestros propios intereses, sino desde la homogenización de una sociedad en función de un modelo predeterminado. A propósito, Sarmiento dijo: “En ese pensamiento no hay búsqueda de logros para el pueblo”.

–En una carta a Mitre de septiembre de 1861, Sarmiento le manifestó: “Se nos habla de gauchos (…) La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”. ¿Qué opina de estas palabras?
–En Civilización o barbarie, Sarmiento deja muy en claro que para él los gauchos y los caudillos eran seres “infrahumanos”, y por lo tanto, combatirlos y masacrarlos estaba justificado. Lo suyo fue una lucha ideológica que en el terreno de la vida se puso en práctica con masacre y genocidio. Puntualmente sobre la frase, me parecen palabras nefastas desde todo punto de vista, e incluso, refleja lo que somos hoy también. Es decir, refleja una cierta hipocresía respecto de ese momento histórico en el Sarmiento como “padre del aula e inmortal”. Para mí es nefasto que al día de hoy cantemos estas cosas en himnos patrios. Es más, cuando mi hija de 18 años tiene que cantar el Himno a Sarmiento en las escuelas, ella y otros chicos se dan vuelta y lo silban. Así igual en un montón de otras escuelas. En fin, esto de Sarmiento habla a las claras de ese país que la Generación del ’80 marcó: elitista, de absoluta destrucción de la producción interna, de mirar para afuera, de la riqueza para pocos y la pobreza para muchos. Y esto fue lo que después fuimos… hasta el día de hoy.

–Mencione presidencias del siglo XIX con cuyas políticas y acciones de gobierno se identifica.
–Pensándolo siempre muy bien, la Primera Junta y el Segundo Triunvirato.

–Y?presidencias de este mismo siglo con las no se identifica.
–Roca y Mitre.

–En la Guerra del Paraguay murieron más de un millón de paraguayos, o sea cinco de cada seis de sus pobladores. En 1869, Mitre vinculó el triunfo de la Argentina y de la Triple Alianza “no sólo en reivindicación de sus derechos”, sino también como los abanderados “de los grandes principios del libre cambio, que son los que vivifican el comercio”. ¿Qué opina?
–Creo que la guerra contra el Paraguay fue en verdad una guerra contra un país que había logrado un pleno desarrollo interno, y que había llevado adelante las políticas que nosotros tenemos como nuestros ideales. Los Mitre que pelearon contra el Paraguay para defender el libre comercio, hoy defienden los intereses del sistema financiero internacional.

–¿Coincide con la afirmación que señala al período entre 1880 y 1930 como la época dorada de la República Argentina?
–No, porque es el período en que se consolida el modelo agroexportador, y que no es el modelo que nosotros soñamos. Fue dorada, sí, pero para la oligarquía y no para el conjunto de los sectores populares. Definitivamente, no fue dorada para el país.

–Si tuviera que hacer un parangón entre las presidencias de Carlos Menem y alguna presidencia del siglo XIX, ¿con cuál la asemejaría?
–Con la de Roca.

–Y la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, ¿con cuál la asemejaría?
–La asemejo con la de Rosas.

–¿Hubo algún “golpe de Estado” en la Argentina del siglo XIX?
–Durante el siglo XIX me parece que no, al menos no como los conocemos en el siglo XX o en el XXI. Sí hubo intrigas, rencillas y muchos conflictos de intereses. Pero en el siglo XIX el Estado estaba en plena constitución, así que sería raro hablar de “golpe de Estado”.

Siglo XX

–¿Con qué referentes políticos o estadistas argentinos del siglo XX se identifica?
–Evita, el Che y Azucena Villaflor.

–¿Yreferentes no argentinos?
–Fidel Castro y Matilde Hidalgo.

–¿Qué opinión le merecen las presidencias de Hipólito Yrigoyen?
–Buenas.

–¿Y las presidencias de Juan D. Perón, entre 1946 y 1955?
–Muy buenas.

–¿Qué opina de las presidencias de Arturo Frondizi y de Illia?
–Regular la primera. Buena la de Illia.

–¿Qué opinión le merece la presidencia de Juan Perón e Isabelita entre 1973 y 1976?
–La primera buena y la segunda mala. En fin, regular.

–¿Cómo califica la presidencia de Raúl Alfonsín?
–Mala.

–¿Y las presidencias de Carlos Menem?
–Malas.

–¿Qué opinión le merece la presidencia de Fernando de la Rúa?
–Mala.

–La Argentina mantuvo la neutralidad en las dos guerras mundiales. En su opinión, ¿fue correcta tal posición?
–Creo que sí.

–Evita y el voto femenino. ¿Qué opina?
–Excelente. Fue un avance de las luchas femeninas que la precedieron a Eva -las mujeres socialistas habían comenzado con el tema de la participación de la mujer en el sufragio-. La claridad con la que Evita interpretó esto y lo capitalizó políticamente fue notable.

–La Constitución de 1949 fue derogada por la Revolución Libertadora. ¿Debe hacerse algo al respecto o simplemente olvidarlo?
–Debe hacerse algo al respecto. Habría que retomar esa Constitución. Creo que fue de avanzada en la Argentina. Y no sólo retomarla, sino también releerla. La Constitución del ’49 debe ser la base para volver a pensar en la Carta Magna que aún nos debemos.

–¿A qué factores atribuye la recurrencia de golpes de Estado durante el siglo XX?
–Creo que los golpes de Estado tienen como búsqueda sojuzgar a la sociedad, a la ciudadanía, para poder avanzar en planes que contradicen el interés de esa misma sociedad y de esa misma ciudadanía. Por supuesto que de los Estados Unidos han venido los golpes del siglo XX. Frente a esta jugada del liberalismo o del neoliberalismo, siempre la resistencia constante del pueblo a medidas de ajuste, a medidas de achicamiento del Estado. Como se puede engañar durante un tiempo al pueblo pero no se lo puede convencer por siempre de que apoye políticas que van en contra de sus intereses y de los intereses de su patria, entonces viene la imposición de esas políticas por la fuerza militar. Sin golpes de Estado las clases dominantes no podrían haber impuesto su visión del país.

–El Proceso, ¿fue un genocidio social y económico?
–Sí, ambos. Hay 30.000 desaparecidos; se exterminó una generación políticamente activa: delegados obreros, estudiantes, intelectuales, etcétera. Pero también fue un genocidio económico, porque destruyó un modelo productivo basado en la sustitución de importaciones. Se achicó el Estado, hubo empobrecimiento generalizado, se destruyeron sistemáticamente las fuentes de trabajo, la deuda externa creció exponencialmente, etcétera.

–Aludiendo al país ideal en el que le gustaría vivir y a sus fuerzas armadas, Mariano Grondona señala en su último libro -El postkirchnerismo- el anhelo de que éstas vuelvan a ser “…como lo habían sido entre 1853 y 1930 (…) lejos ya de los excesos del período 1930-1983”. ¿Coincide con calificar de “excesos” el accionar de las Fuerzas Armadas durante, por ejemplo, el Proceso?
–Lo que hubo fue un genocidio, no un exceso. Grondona es un representante de las clases sociales que llevaron adelante estos genocidios. Claro que Grondona no los llama así, sino que siempre se las rebuscó para ponerles distintos motes y así limpiar el accionar del Ejército. Esa palabra, “exceso”, es todo un tema. Fue una de las palabras más usadas desde el ’76 en adelante, incluso hasta cuando se habla de Roca. Por ejemplo, tenemos al día de hoy varios historiadores radicales con los que discutimos fuerte en la cuestión Roca-Campaña del Desierto, a la que también califican de exceso. Volviendo a Grondona, este tipo habla de volver a ser lo que las fuerzas armadas fueron entre 1853 y 1930 –muy osado porque hasta historiadores de su propia raíz consideran que en ese período hubo “excesos” y genocidio– cosa que en realidad quiere decir que las exime hasta 1930 de cualquier genocidio que pudieron haber cometido. Es terrible.

–¿Apoyó la recuperación de las islas Malvinas en abril de 1982? ¿Considera aquel acto legítimo o ilegítimo?
–Sí, aunque entonces apenas era una nena de 12 años. Yo mandaba chocolates, hacía cartitas. Lloraba por los soldados y fui a las marchas de apoyo que se hacían en mi pueblo. Así que yo estaba a full. Cantaba, bailaba, iba a las marchas. Hacía todo por Malvinas. Ahora bien, sobre la legitimidad o ilegitimidad… si entendemos que la legitimidad la otorga el consenso de una sociedad, entonces podríamos decir que el desembarco fue claramente legítimo porque la sociedad argentina se movilizó en masa para apoyarlo. El tema es que esta es una definición cerrada, porque lo que en realidad hubo fue mucha manipulación y todo un contexto en el cual lo que hicieron los militares fue avivar un sentimiento nacional y de defensa del territorio que hay en todos nosotros, y no una discusión generalizada acerca de si había que ir a la guerra o no. Los objetivos que buscaban los milicos no eran ésos sino buscar justamente consenso en la sociedad a través de una guerra que fue desastrosa. Por esto yo diría que el desembarco fue ilegítimo.

–En su opinión, ¿el hundimiento del crucero “General Belgrano” el 2 de mayo fue un crimen de guerra?
–Sí. La guerra había terminado.

–¿La deuda externa es ilegítima, legítima o una mezcla?
–Una mezcla, aunque casi en su totalidad ilegítima.

–¿Se debe pagar, no pagar o investigarla?
–Investigarla y pagar aquello que finalmente sea considerado legítimo.

–¿Está de acuerdo con la privatización de YPF?
–No.

Siglo XXI

–¿Con qué referentes políticos o estadistas argentinos del siglo XXI se identifica?
–Humberto Tumini, secretario general de Libres del Sur.

–¿Y?referentes políticos o estadistas no argentinos?
–Evo Morales y Pepe Mujica.

–¿Qué opina de la presidencia de Eduardo Duhalde?
–Mala.

–¿Y?de la de Néstor Kirchner?
–Regular.

–¿Qué opinión le merece la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner?
–Regular.

–¿Y la asignación universal por hijo es también una medida regular?
–Nosotros hemos sido de los principales impulsores para que exista una ley que otorgue una asignación universal por hijo y por hija. Pero la medida impulsada por el Gobierno no es universal, sino que está acotada y hay muchos que no pueden recibirla. Por eso creo que debería profundizarse su implementación y estar sujeta a un régimen de movilidad vinculado a la inflación. Por otro lado, el dinero de las asignaciones no debería salir de la Anses, sino de las rentas extraordinarias que no se tocan, como la renta financiera. Al menos, así es como figura en nuestro proyecto de ley.

–¿Qué significado tiene para usted el Bicentenario?
–Es sumamente importante retomar el Bicentenario. Es decir, que no se vacíe de contenido toda su representación. De hecho, al inicio del 2010 estuvimos discutiendo un “fondo del Bicentenario”, fondo con el que nosotros, por ejemplo, discrepamos porque vamos a volver a pagar la deuda con dinero del Banco Central. Esto es todo lo contrario a lo que se imaginaban los revolucionarios de Mayo con el plan de operaciones del que hablábamos antes. Me imagino a Mariano Moreno o a Belgrano debatiendo hoy este asunto. Por eso creo que hay que cargar de contenido al Bicentenario, retomando las banderas que realmente creemos que han sido las banderas revolucionarias. Además, y desde la perspectiva de Libres del Sur, vamos a retomar fuerte todas las banderas de las mujeres; la lucha de las mujeres que no ha sido nunca mostrada, ni en los libros de historia ni en nuestra historiografía oficial. Nada. Retomar y reivindicar fuerte a la mujer también va a cargar de contenido esta lucha de doscientos años. Otra cosa muy importante: la lucha de los pueblos originarios que se va incorporando en este ideario de 1813, totalmente distinto respecto de la esclavitud, respecto de lo que significaba el genocidio. También debemos incorporar esto al Bicentenario, quiero decir, la incorporación de cada uno de los sujetos sociales de la patria pero preservando su diversidad.

–¿Sujetos sociales?
–Sí, los gauchos, las mujeres, los indios, los negros, los homosexuales, etcétera.

–¿Qué le dejó la celebración del Bicentenario?
–Las celebraciones del Bicentenario en la Argentina fueron excelentes porque marcaron claramente la búsqueda que hay en nuestra sociedad de recuperar lo mejor de nuestra historia. Creo que los espectáculos organizados tuvieron una buena línea y coherencia histórica, cosa que la gente disfrutó. Para mí fue una sorpresa la cantidad de personas que salieron a festejar a la calle, tanto en la Ciudad como en las provincias. Todo esto muestra una importante búsqueda por la verdad histórica.

¿Coincide con esta afirmación: “La Argentina es un país primario exportador en proceso de industrialización”?
–No. A la Argentina la han puesto en una situación de ser un país primario exportador y la verdad que el proceso de industrialización que supuestamente hoy vivimos no es tal, aunque perfectamente se podría hacer si hubiera voluntad política. Lo que se ha logrado en este último tiempo, sobre todo en el primer período de Néstor Kirchner, fue simplemente retomar o revitalizar algunas industrias que estaban muertas. Pero no ha habido un proceso de reindustrialización en la Argentina. Podría haber, pero no lo hubo.

–Durante el conflicto por la resolución 125 se escuchó en reiterados medios la frase, “Sin campo no hay país”. ¿Está de acuerdo?
–No. Estuve y estoy totalmente a favor de las retenciones, de las retenciones móviles o de la ampliación de las actuales retenciones. Creo, y eso que soy una mujer del campo porque nací en un pueblo y me crié en un pueblo rural, que la frase de la pregunta tiene que ver con las mismas falsedades del tipo “la extensión es lo que mata a la Argentina” o “el mal que aqueja a la Argentina es la extensión”. Es una frase detrás de la cual los dueños de la tierra -que la destruyen con el monocultivo-, los mismos de la Sociedad Rural que en 1876 financiaban la conquista del desierto y que en 1976 bancaban a la dictadura militar, sintetizaron la pelea por sus intereses para poder sumar a muchas personas y aliados a su causa. Ahora bien, creo que nosotros tenemos un país muy rico en territorio y que efectivamente hay que hacer producir al suelo. Obviamente, el campo es parte de nuestra realidad, pero esta frase fue utilizada para expresar que el campo está por encima de la industria.

–¿Con qué países latinoamericanos se identifica en su accionar institucional, político y económico?
–Bolivia. Es increíble el accionar institucional, político y económico boliviano en un montón de terrenos; en el de la reestatización, en el de la incorporación de las mujeres al gobierno, de los pueblos originarios, etcétera. Otro país latinoamericano con el que me siento identificada por el tiempo de construcción de una herramienta política, por ser la expresión de una lucha de años y, además, con capacidad de renovar el vínculo de la sociedad con la política es Uruguay. Creo que tiene un sentido democrático del ejercicio político.

–¿Y con cuáles no latinoamericanos se siente identificada?
–España en su apertura de los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual, porque en materia laboral y económica los ajustes del PSOE son absolutamente reprochables.

–¿Con qué presidentes latinoamericanos se siente identificada y con cuáles no comparte su visión y accionar?
–Evo, seguro. Y el otro, Chávez. Y dos con los que no comparto nada, Uribe y Piñera.

–¿Con qué presidentes de países no latinoamericanos comparte su visión y accionar político, económico y social?
–Con Zapatero en la despenalización del aborto y la aprobación del matrimonio del mismo sexo. De todas maneras, la verdad es que lo bueno del presidente del gobierno español queda totalmente empañado por sus medidas de ajuste y flexibilización laboral, las cuales considero nefastas. No me siento identificada en absoluto ni con Berlusconi ni con Shimon Peres, este último por su política de terrorismo de Estado.

–¿Qué expresaron el 19 y el 20 de diciembre de 2001?
–Expresaron un hartazgo clarísimo de la sociedad respecto de lo que venía siendo, hasta ese momento, todo lo que procedía de las instituciones. O sea, fueron el hartazgo al achicamiento del Estado, el hartazgo a la corrupción generalizada, el hartazgo de la falta de representatividad, el hartazgo de no tener una voz clara en ningún sentido que, efectivamente, le pusiera freno a la situación que se venía.

–En el 2002 el economista estadounidense Rudiger Dornbusch propuso que la Argentina ceda el control y la gestión económico-financiera del país a un grupo de notables extranjeros. ¿Cuáles fueron –si es que las hubo– declaraciones suyas al respecto?
–No, no hubo declaraciones mías. Lo de Dornbusch fue una barbaridad, pero una barbaridad de esas que terminan desencadenando procesos como los de diciembre del 2001. Quiero decir, nosotros estábamos hartos de que vinieran otros a decirnos de qué modo nos podían reventar, de qué modo nos podían vaciar y que nosotros siguiéramos aceptándolo o permitiéndolo. La propuesta de este economista respondía, claramente, a lo que el modelo neoliberal venía planteando en la Argentina hasta ese momento: que nos gobiernen otros en función de un interés ajeno.

–¿Qué expresó el conflicto por la resolución 125?
–¡Tantas cosas! En primer lugar, creo que expresó la enorme avidez de los sectores agro-exportadores de la Argentina que, inclusive siendo principales aliados del gobierno kirchnerista, pretendían con la derogación defender sus propios intereses. En segundo lugar, expresó también una miopía del Gobierno que no creyó que tocando un mínimo de los intereses de sus aliados, éstos no iban a saltar defendiendo sus intereses del modo en que lo hicieron. Creo que fue eso y, en todo caso, también algunas contradicciones históricas nuestras que tienen que ver con la disyuntiva país agroexportador y país de la reindustrialización y del mercado interno.

–¿Cuáles son los aliados del Gobierno? ¿Los que terminaron votando en contra de la 125?
–Los Urquía y los Grobocopatel fueron sus aliados. Cuando el Gobierno se lanza a dar esta pelea no tenía sustento en los pequeños y medianos productores, en los campesinos y los pueblos originarios, porque jamás se les había dotado de una política pública que verdaderamente los beneficiara. Es por esta razón que la 125 fracasó.?De la misma manera se explica cómo la Sociedad Rural ganó aliados que jamás debieron haberla acompañado.

–¿Existe crisis energética?
–Hay una crisis porque para salir del paso se están consumiendo las reservas energéticas y no se está invirtiendo en renovarlas. Repsol YPF da cuenta de sus inversiones mediante declaración jurada, o sea, no hay control estatal. Con lo cual nuestro Estado hoy desconoce sus reservas de energía. Esto para mí es sinónimo de crisis energética. Además, antes éramos un país autosuficiente, y ahora estamos comprando energía a Chile, a Bolivia, a Venezuela. No ser soberanos en energía, con todos los recursos que tenemos, es demostración de la crisis energética que vive el país.

–El actual rol y accionar del vicepresidente Julio Cobos, ¿es constitucional o anticonstitucional? ¿Es legítimo o ilegítimo?
–Yo diría que más que inconstitucional es ilegítimo. No está violando la Constitución, pero sí la legitimidad del cargo que ocupa. Fue electo para un cargo ejecutivo que incumple. Que renuncie, se declare opositor y haga campaña. Eso sí sería perfectamente legítimo.

–¿Cómo revertir la sojización del país?
–Creo que la primera medida a tomar para revertir esta situación sería fortalecer, y con una política de Estado realmente seria y sincera, a los pequeños y medianos productores. Este sector produce desde comida (algunos desde sus propias huertas) hasta granos para exportación. Creo que ésta sería la primera medida. La segunda medida importantísima que debería tomarse es la creación de un nuevo IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio), es decir, volver a la idea original del peronismo de frenar el avance de los sectores dominantes con esa herramienta.

–¿Coincide con las políticas del Gobierno nacional con relación a Malvinas?
–Sí, completamente. Sin embargo, me parece que habría que considerar algunas medidas adicionales vinculadas a la sanción de las empresas o de los bancos ingleses ligados a sus emprendimientos en la Argentina. A propósito, el banco que lleva adelante el canje de deuda es inglés y es uno de los principales accionistas de la petrolera Desire que perforó en Malvinas.

–El Banco del Sur, ¿sirve o no sirve al desarrollo nacional?
–Sí, sirve.

–¿La Argentina tiene futuro aislada de la Unasur?
–No.

–¿Por qué la Argentina no fue Australia o Canadá?
–La Argentina se emancipó del imperio español, imperio que tuvo una política de saqueo del continente plasmada en todo el armado institucional y político que estableció mediante los virreinatos. Nuestra emancipación fue traumática y abrupta, y todos los líos que mencionamos en la entrevista sucedidos durante el siglo XIX fueron produciendo un Estado muy poco representativo acá. Quiero decir, en ningún lugar de América latina y desde el origen, hubo un proyecto de país que representara a las mayorías. En cambio, Australia y Canadá estuvieron vinculados al imperio inglés, imperio al cual siguen vinculados a través del Commonwealth. Eso es toda una diferencia. Mientras que nosotros arrancábamos desde la oposición a España, Australia y Canadá crecían desde la autonomía pero siempre vinculados con Inglaterra, con todo el bagaje político e institucional que eso implicaba. Además, Inglaterra no saqueó sistemáticamente esos países (como sí hizo en la India). Creo que también son países con una dosis importante de industrialización y de agroindustria muchísimo más elevada que el nuestro. De la vereda de enfrente nosotros tenemos el modelo agroexportador y punto. Ellos tuvieron industria pesada y nosotros no porque nunca se llegó a ir a fondo en el posperonismo.

–¿De qué sectores del quehacer nacional debería hacerse cargo el Estado y/o el Mercado?
–El Estado debe hacerse cargo de todo lo que tiene que ver con los servicios. Tiene que hacerse cargo de la educación, la salud, los hidrocarburos y la minería. En la actualidad, el Estado no se hace cargo de la minería. Y no sólo no se hace cargo, sino que tiene prohibida la explotación. Yo creo que debe ser todo lo contrario.

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En Clarín

Clarín.com

Lunes 28 de junio de 2010

Militante de las causas polémicas

28/06/10

 

Cecilia Merchán
 

Cargo: diputada (cordoba).

Bloque: libres del sur.

Profesión: comunicóloga.

Datos personales: 40 años, soltera, una hija.

En los ratos libres que les dejan las marchas a favor de la sanción del matrimonio gay en el Senado se dedica a buscar adeptos para apurar en la Cámara baja el debate sobre la legalización del aborto en comisión.

Como militante de causas polémicas, también impulsa la despenalización de las drogas para consumo personal. Además, desde el colectivo de mujeres Juana Azurduy, que coordina, pretende que la imagen de Julio Roca en los billetes de 100 pesos sea reemplazada por la de la heroína del Alto Perú.

En el 2007 entró como diputada colgada de la boleta de Cristina por afuera de la lista del PJ cordobés, que también iba con la fórmula K. Integra junto a Victoria Donda el bloque de Libres del Sur, brazo político de la corriente piquetera Barrios de Pie y aliados de Pino Solanas.
Tras el conflicto con el campo, rompieron la alianza con el kirchnerismo y todavía le llegan reproches de las espadas K: “Entraste por Cristina”. Pero Cecilia --reniega de su primer nombre, Paula-- dice que es al revés: “El aporte fue nuestro. En Córdoba no era fácil esa candidatura”. Se sintió afuera desde que Kirchner tomó la presidencia del PJ y cerró acuerdos con Barrionuevo, Saadi, Rico y, más tarde, De la Sota. Por una abuela analfabeta que la marcó, desde los 17 trabajó como alfabetizadora. Nació en James Craik y cuando se mudó a Córdoba trabajó en una pollería y vendiendo pastelitos para criar a su hija.

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