Redistribución o derrame

Argentina del Bicentenario: Redistribución de la riqueza o derrame administrado?

La semana pasada un informe internacional nos marcaba que Argentina, nuestro paìs, pasò a ser el paìs màs rico de la regiòn en la relaciòn PBI/habitantes. En 2009 el PBI per càpita creciò un 1,1% para ser de U$S 14.561 por cabeza, superando a Chile en èste ranking. Esto, obviamente no significa que cada uno de nosotros tenga ese monto en el bolsillo sino que es la relaciòn entre lo que generamos y la cantidad de argentinos y argentinas existentes.

Y vaya que hemos generado riqueza en èstos ùltimos ocho años. Tiene razòn la Presidenta cuando plantea que se trata del proceso de crecimiento econòmico mas prolongado de toda la historia de nuestro paìs. Tasas chinas les dicen a los porcentajes de crecimiento que no bajan, en promedio, del 6%. Ademàs, hay que reparar en que èste es el nùmero “blanco” de nuestra economìa, lo cual determina que producimos bastante màs de lo que aparece en los papeles.
 

Perìodo, ademàs, en el cual se han multiplicado las exportaciones a destinos cada vez mas diversos y se ha recuperado la capacidad productiva instalada preexistente.
Ahora bien, mejorò todo èsto, estructuralmente, la distribución del ingreso o de la riqueza como se la llama comúnmente?
 

Veamos. En la Argentina vivimos una situación de irregularidad laboral (trabajo no registrado o en negro) que llega en promedio al 40%, con picos alarmantes en el norte de nuestro pais del 60%. Siempre es bueno aclarar que eso implica pèrdida absoluta de derechos laborales, precarización, ausencia de coberturas de salud y presiòn negativa sobre los salarios de los trabajadores formales. Mientras tanto la personerìa de la CTA duerme en un cajòn.
 

Nuestro paìs continua aplicando el 21 % del IVA a la inmensa mayorìa de los productos, incluso los de consumo masivo, por lo que cuando Macri o el cartonero Baez van a comprar chicles al kiosco pagan exactamente lo mismo por el impuesto màs importante del fisco nacional. Injusticia pura.
Al mismo tiempo, en 2010, crece el patentamiento de autos 0km pero baja la venta de carne, reflejando que al menos aparecen indicios de un paìs de dos pisos a la hora de mover el consumo. La diferencia entre los ingresos de los màs ricos y los màs pobres de nuestro paìs es de màs de 22 veces luego de 8 años de tasas chinas.
 

Sumamos que a pesar de los casi 20 aumentos a los jubilados otorgados durante el kirchnerismo, junto a las nuevas jubilaciones y pensiones, el 90% de ellos se encuentra bajo la “lìnea de pobreza” según, incluso, los datos truchos del INDEC.
 

Y siguen las firmas. El ANSES, cofre sagrado de los ingresos de trabajadores y jubilados, viene actuando fuerte en la economìa, sobre todo la interna. El año pasado, subsidiando megaempresas para, supuestamente, mantener puestos laborales. Pero cuando vemos, por ejemplo, que una de ellas,General Motors (con fàbrica en Rosario), finalmente vendiò en 2009 un 30 % màs que en el 2008. a uno le brotan las preguntas. Mas si desde dicho organismo pùblico se financia la Asignaciòn Universal por Hijo (que no es universal claro). Esta asignación fue absolutamente bastardeada por el gobierno nacional hasta el 2009, cuando viò que hasta Elisa Carriò lo corrìa por izquierda. Hoy vemos lo acertada que era dicha iniciativa, a pesar de lo escaso del monto otorgado (U$S 45 por hijo cuando un Plan Trabajar en los 90 otorgaba U$S 150 a un jefe de hogar). El problema es que dicha asignación no es una medida redistributiva, ya que son los mismos trabajadores y jubilados los que la financian y no, por ejemplo, las transacciones financieras exentas de todo gravamen.
 

La frutilla del postre es la inflación, que como las brujas, no existe pero que la hay, la hay. Los recientes aumentos a trabajadores gastronòmicos y azucareros por encima del 30% no tiene que ver con el advenimiento del socialismo sino, simplemente, con el reconocimiento del desfasaje existente entre los salarios y el costo de vida. Y ademàs evidencia, en cuanto al proceso inflacionario, una ausencia absoluta de polìticas efectivas por parte del Estado no solo para controlar los precios sino para evitar la monopolizaciòn y la extranjerización de la economìa.
 

Por eso, lamentablemente, la estructura econòmica nacional no ha roto en èstos 8 años de tasas de crecimiento consolidadas con la teorìa del derrame, donde hay que esperar que la copa se llene para que los de abajo reciban beneficios. Podriamos convenir que estamos ante una polìtica de derrame administrado donde el Estado abre y cierra canillas con un criterio màs que mezquino

Sebastian Gonzalez

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