¿Que solucionaría la Tarjeta de Guillermo Moreno?

¿Que solucionaría la Tarjeta de Guillermo Moreno?

El proyecto de la MorenoCard se ha planteado mientras se analiza el efecto que podría estar generando el dudoso congelamiento de precios impulsado por el Gobierno sobre los márgenes de ganancia de la concentrada cúpula supermercadista, y los que vienen obteniendo los bancos. Es una disputa entre los supermercados y los bancos por cómo se reparten la ganancia extraordinaria que les produce el incremento del consumo.

Es preocupante observar cómo se desarrolla este debate, sin tener en cuenta quiénes son los grandes perjudicados por las políticas emparchadoras del Gobierno Nacional: los consumidores, la gente, el pueblo.

Vale remarcar, que la discusión se centra sobre un tema que se instaló como principal o muy importante, pero del que no hay ninguna información oficial.  Por cómo fue lanzado, es claro que se trata de una herramienta que instala el Gobierno para devolverle el favor a los supermercadistas que aceptan sostener el congelamiento de precios, e imponiéndole a las tarjetas de crédito bajar las comisiones que les cobran a éstos, sin tocar demasiado los intereses con que castigan a los consumidores.  Sin ningún marco que le de legalidad, ya que no hay legislación que permita sancionar a los que sigan aumentando los precios, a su vez, funciona como disparador  de un tanteo de la repercusión social que podría tener la medida. 

No se busca solucionar el problema de fondo, que es la constante pérdida del poder adquisitivo de los ingresos de los sectores populares. La inflación se ha comido los salarios, las paritarias vienen corriendo de atrás -y hoy se otorgan aumentos escalonados-, las asignaciones familiares se pierden en la misma medida que el gobierno sube los topes, los impuestos a las ganancias consumen el salario de los trabajadores, el IVA sobre los alimentos de la Canasta Básica Alimentaria se convierte en un impuesto para los pobres. 

Pero de ello no se trata. Se trata, en sintonía con las políticas de este Gobierno durante sus casi 10 años en el poder, de buscar beneficiar a los sectores más concentrados. Hoy, a los supermercadistas. No es casualidad que la propuesta haya salido de bocas como la de Carrefour, una de las seis cadenas que monopolizan este mercado. Muy afín a estas políticas, y uno de los mayores capitalizadores de las mismas. 

La implementación de la MorenoCard o SuperCard, trata de emparchar una política de congelamiento de precios que no está dando resultado. Pensar en el hecho de que los supermercados tomen como incentivo para un período extendido del congelamiento (hasta el 1° de julio o hasta después de las elecciones, según trascendidos oficiales) la tarjeta de Moreno con la rebaja al 1% de la comisión que les retienen los bancos, lo que hace es lentificar un delicado proceso de acumulación de aumentos, con una dudosa continuidad  después de las elecciones.  

Ahora el gobierno dice que quiere recortar las ganancias de los bancos. En todo caso, si esto es lo que efectivamente quiere hacer, ya que las entidades financieras ganaron $19.500 en 2012 (+35% respecto a 2011), cuando la economía atravesaba una fuerte crisis, habría que reponer el impuesto a las transacciones financieras, exentas por las vigentes leyes de la dictadura. Como siempre hace sonar el cascabel en el lugar donde no están pasando las cosas.

Ocultando la inflación, el Gobierno castiga a quienes menos tienen. Con esta nueva medida, en lo que respecta en particular a la clase media, y en alguna medida a gran parte de las clases populares que acceden a tarjetas de crédito, el golpe al bolsillo se extiende. Esto se explica en las grandes ofertas que hoy benefician al sector. Ya sea por ofertas propias de los supermercados, las que se realizan en el momento en que se producen la compras vinculadas a convenios con distintas entidades bancarias, así como de las entidades bancarias para con sus clientes, a través de descuentos que absorben de manera directa las tarjetas de crédito o débito, visualizado en los resúmenes. Este sistema de ahorro, desaparecería.

Habría una única tarjeta oficial, aparentemente respaldada por el Banco Nación, con un 1% de comisión para los supermercados, que no reflejaría un beneficio para los consumidores, sino el sostenimiento de la situación actual de crisis. Es un dulce que el Gobierno le tira a los supermercados para mantenerlos dentro del congelamiento. No obstante, no es garantía esto de que le vayan a bajar el precio a los alimentos. Los precios finales serán los mismos que vemos hoy en las góndolas. Es mentira aquello de que los precios bajarían un 2%. Quienes capitalizarán ese 2% son los supermercados.  

Ahora bien, la cara oculta de esta trama son los intereses usurarios que cobran los bancos en las tarjetas que utilizan los consumidores finales, que llegan a ser del 50%. Ellos (los bancos) inducen  al endeudamiento con las ofertas. Ese es el lado que no se ve, donde estafan a los consumidores. Donde sacan la ganancia. Otra es el famoso seguro de vida, comisión que se debe pagar por las dudas un usuario deja de pagar la tarjeta. En el marco individual no es tanto dinero, pero en el conjunto (unos cuantos millones de tarjetas) es un montón de plata. El sector bancario se queda con una parte importante de la ganancia, motorizado por el consumo interno. Por ejemplo, no es casualidad que los años cuando multiplicaron las ganancias son el 2009 y el 2011, donde se incrementó el consumo, pese a la crisis. Allí es donde ellos ganan más. En el caso particular de la MorenoCard, en ningún lado dice que la tarjeta del Banco Nación no vaya a cobrar o cobre menos intereses que los que actualmente cobran los bancos. No está claro qué tipo de beneficio obtendrían los consumidores, si es que están contemplados en la medida. 

 

Marcelo Maqueda

ISEPCI