¿Que hará el "progresismo" K?

Cristina se va pareciendo a Menem:

 

¿QUE HARA EL “PROGRESISMO” K?

  

El gobierno de Cristina Kirchner con el tiempo se va pareciendo, paradojas del destino, cada vez más al de Carlos Menem. La corrupción generalizada, el mentiroso doble discurso, el ocultamiento de la pobreza, los blanqueos de capitales, los intentos de controlar la Justicia, la búsqueda de la re-reelección, espiar a los opositores, la represión de los gobernadores aliados a las protestas populares, entre otras cuestiones, son inequívocas muestras de aquello que sostenemos.

 

¿Y qué dicen y hacen los sectores del kirchnerismo que sacan siempre cartel de progresistas, de nacionales y populares, frente a ello?

 

Como todos sabemos, CFK gusta de mostrarse rodeada de grupos, dirigentes e intelectuales con ese signo político (una multitud de siglas y nombres, con limitado desarrollo propio cada uno, nucleados en general en “Unidos y Organizados”), con el no tan disimulado objetivo de que no aparezca el verdadero sostén de su gobierno: La mayoría del Partido Justicialista, que es el poseedor de los votos y del peso territorial.

 

La Presidenta ha usado a esta especie de “fuerza de choque” intelectual, para hostigar por izquierda a los aliados peronistas que la abandonaron (Moyano, De la Sota, Lavagna, Alberto Fernández, Peralta) o se le van alejando (Scioli, Massa). Y, al mismo tiempo, para agredir, difamar y chicanear, a las fuerzas progresistas que nos oponemos a su gobierno; tarea que cumplen con diligencia y entusiasmo. Tratando en ambos casos, vía “relato”, de disimular el verdadero rumbo del Gobierno.

 

Con respecto de los dirigentes justicialistas que se fueron o se van distanciando, sacan a relucir su pasado non santo, ocultando cuidadosamente los años en que les lavaron y/o mejoraron la imagen. Con respecto a nosotros, gustan argumentar que supuestamente somos la nueva “Unión Democrática”, como la que enfrentó a Perón en los años cuarenta, que nos decimos de izquierda y progresistas pero “le hacemos el juego a la derecha” y “al golpismo”. También dicen que, por supuesto, formamos parte de la reacción que quiere terminar con el “proyecto nacional y popular” que ellos defienden. Hacen silencio de radio, claro está, de los personajes del menemismo que pululan en altos cargos de su gobierno y hasta de la presencia allí de otros -como Echegaray y Boudou- provenientes directamente de las filas del liberalismo pro videlista.

 

Hasta ahora los camporistas, los integrantes de Carta Abierta, los dirigentes como Sabbatella, Kicillof o Heller -por nombrar sólo a algunos-, lograron transitar esa doble vida de bancar a un gobierno que va en una dirección mientras ellos sostienen que va en otra, sin que se les cayera demasiado el disfraz. Se hicieron los disimulados con cuestiones tan urticantes como la Ley Antiterrorista, la de ART, la alianza con la Barrick, la concentración y extrajerización económica, entre muchas otras, y sacaron pecho con YPF, el chavismo y los DDHH, para sostener, sin ponerse colorados, que se estaba “profundizando el modelo productivo con inclusión social”.

 

El problema es que, para su desgracia, el devenir de dicho modelo se orienta crecientemente en un sentido contrario al que han venido pregonando. Como si las dos islas, una llamada “discurso” y otra denominada “realidad”, donde pusieron los pies, se van alejando entre si. Por ende, el equilibrio sobre ellas se les hace cada vez más complicado.

 

Las inequívocas muestras de que la corrupción anida en altos niveles del kirchnerismo, en proporciones asombrosas, y de que el INDEC no sólo mentía respecto de la inflación sino también sobre el país real que tenemos después de diez de administración. La descarnada evidencia de que los gobernadores ultra aliados recurren a la represión y al amedrentamiento para contener las protestas populares, motivadas en avasallamientos abiertos de derechos constitucionales. El reciente blanqueo de capitales para beneficiar a quienes delinquen, seguramente muchos “amigos” del propio Gobierno. En definitiva, la creciente menemización de Cristina, pone a estos sectores entre la espada y la pared. Se les acabó la etapa de las fintas y el verso, pagando poco precio político por ello. ¿Qué harán entonces?

 

Algunas pistas van apareciendo: El Gobierno presentó seis leyes argumentando querer “democratizar” la Justicia, aunque en realidad orientadas a controlarla en búsqueda de impunidad; allí salieron los progres K, en coro, a explicar lo trascendente que era terminar con aquella “corporación reaccionaria”. Irrumpen por los medios pruebas de lavado de dinero -difíciles de negar- de los testaferros de los Kirchner y, llamativamente, dirigentes de este segmento del oficialismo proceden a argumentar que también roban grupos empresarios; como si esto validara éticamente la corrupción. Salvo alguna que otra excepción de gente de la segunda línea, otra vez, los máximos representantes del progresismo K hicieron silencio de radio frente a la represión que hace objeto Insfrán a los Qom para facilitar los negocios sojeros. Y así, sucesivamente.

 

Todo indica entonces que estos sectores del kirchnerismo, que le han servido por años a Cristina para embellecer la imagen de su gobierno, puestos por la realidad política en la disyuntiva de tener un mínimo de coherencia con lo que han pregonado o sacarse la careta, alineándose derecho viejo con este giro derechoso de aquella, optarán por esto último.

 

Qué vergüenza. Ojalá alguna excepción haya entre ellos; aunque por cierto que hoy por hoy no se la avizora.

 

Humberto Tumini

Movimiemto Libres del Sur – Frente Amplio Progresista 

Escribir un comentario

Sin Comentarios

Aún sin comentarios!

Sé el primero en comentar este artículo

Escribir un comentario

Sólo <a href="http://libresdelsur.org.ar/wp-login.php?redirect_to=http%3A%2F%2Flibresdelsur.org.ar%2Fnoticias%2Fque-hara-el-progresismo-k%2F"> usuarios registrados </a> pueden comentar