No es conveniente. Por A. Zaiat
Es importante abordar algunas cuestiones históricas-conceptuales de la relación de la Argentina con el endeudamiento, para encuadrar el debate sobre el litigio con los fondos buitre y la propuesta oficial que se está tratando. El litigio con los fondos buitre está íntimamente ligado con el endeudamiento.
Por eso, cuando uno escucha a funcionarios del gobierno o a interesados en este tema, inmediatamente aparece la propuesta del endeudamiento: la posibilidad de salir a colocar deuda, tanto el sector privado como el sector público nacional y provincial, luego de cerrar el capítulo de los buitres. Por lo tanto, es muy relevante hacer un marco histórico para comprender la importancia de la decisión de reiniciar un ciclo de endeudamiento creciente.
Resulta fundamental entonces conocer cuál ha sido el recorrido de la deuda externa argentina porque ha tenido rasgos similares a lo largo de toda su historia. Desde el primer empréstito otorgado por los ingleses de la Baring Brothers en 1824 hasta el Megacanje de deuda diseñado por Domingo Felipe Cavallo en 2001, que fue la última estación previa al default.
Las características históricas del endeudamiento argentino fueron:
1. El pago de sobre-tasa en la tasa de interés.
2. Operaciones financieras poco transparentes y corrupción de banqueros y funcionarios.
3. Definición de cláusulas de condicionalidad de la política interna por parte de bancos acreedores primero, y del FMI después, organismo que actuó como auditor de los acreedores.
4. El desvío de los préstamos hacia otros objetivos no previstos al momento de solicitarlos.
5. La aplicación irregular de los recursos obtenidos.
6. Ser el canal para la especulación financiera y la fuga de capitales.
El último ciclo de endeudamiento iniciado en la dictadura militar en 1976, y que ahora se quiere reiniciar, ha servido para implementar una reestructuración económica y social del país en forma regresiva. Definió un cambio estructural de la redistribución del ingreso, con dos sectores perjudicados: los trabajadores y los empresarios nacionales (pequeños y medianos). El endeudamiento del último cuarto del siglo XX dejó el siguiente aprendizaje:
1. El financiamiento internacional fue funcional a las necesidades de los acreedores.
2. El endeudamiento externo, lejos de contribuir al desarrollo productivo, sirvió para reestructurar deudas, transferir utilidades de las multinacionales, formar oligopolios o monopolios, facilitar la compra de activos nacionales por capitales del exterior, y acelerar la fuga de capitales.
3. La imposición de condiciones de ajuste económico para garantizar el repago de la deuda, que condujeron a un profundo deterioro socio-laboral.
El endeudamiento es necesario para financiar la expansión de infraestructura y mejorar la competitividad de la economía. Sin embargo, en la Argentina se ha demostrado que el endeudamiento creciente ha servido fundamentalmente para financiar la fuga de capitales. ¿Se quiere recomenzar un nuevo ciclo de endeudamiento para financiar la fuga de capitales?
Presentado este encuadre histórico, voy a ser sincero y empezar por la conclusión. Este acuerdo con los fondos buitre, que sería el puntapié inicial para reiniciar un nuevo ciclo de endeudamiento creciente, no es conveniente. No es conveniente tal como ha sido presentado. Significará más costos que beneficios. Y cuando hablo de más costos que beneficios no hablo con la lógica de costo financiero. Porque esta decisión no se tiene que tomar con la lógica financiera sino con la del desarrollo nacional.
Como les decía, este acuerdo no es conveniente. ¿Por qué?
1. No es cierto que si no se aprueba este acuerdo necesariamente haya que hacer un ajuste mayor. En política económica no existe una sola receta. La inevitabilidad del ajuste, como era inevitable la megadevaluación, es una decisión de política económica, en base a una concepción ideológica y política. Queda claro, y ya no porque lo digamos en la Argentina, que este acuerdo es impresionantemente favorable a los fondos buitre. Lo dicen todos los medios financieros internacionales; no los locales. Se dice que si no se aprueba esta ley viene un mega ajuste. “Es el acuerdo o el caos”. En este caso, sería más ajuste. Es conocida esa estrategia extorsiva que se desplegó con intensidad durante décadas pasadas. Había que aprobar las leyes de privatizaciones, si no... el caos. Había que aprobar la ley de flexibilización laboral, si no... el caos. Había que aprobar la ley de déficit cero, si no... el caos. Y paradójicamente, todas esas leyes fueron aprobadas para la salvación y el saldo fue un caos económico, político y social.
2. No es cierto que habrá una lluvia de dólares y recuperación de la confianza. No hay que hacer mucha historia. Los economistas, los expertos en finanzas, hablan primero en términos técnicos para después señalar algo que no es fácil de medir que es la confianza. “Esto va a generar confianza”, afirman. Y digo que no hay que hacer mucha historia en relación a ese factor gaseoso de la confianza porque el desarrollo del mercado de cambios de los últimos tres meses es una prueba contundente que ese shock positivo no se registró. Por el contrario, se perdieron 2500 millones de reservas y no hubo una lluvia de dólares fruto de ese shock de confianza. Y eso pasó en los mejores meses de un nuevo gobierno: luna de miel con la sociedad, apoyo empresario, respaldo de los mercados.
3. Cualquier nuevo ciclo de endeudamiento externo es para atender el sector externo, la restricción externa, no es para aliviar el déficit fiscal. El sector externo necesita dólares. Las cuentas públicas, nacionales y provinciales, necesitan pesos. Además, endeudarse en dólares para cubrir gastos corrientes, como seducen a las provincias, es la peor estrategia de endeudamiento. Es el adelanto de una crisis de insolvencia.
4. No es cierto que se baje sustancialmente la tasa de interés. Seguirá en niveles elevados, como el que está previsto del 7,0 al 7,5 por ciento anual para el nuevo endeudamiento. Si existiera ese shock de confianza, si el mercado se aliviara porque se va a cerrar el conflicto con los fondos buitres, ¿por qué cobran esta tasa tan elevada?
5. El debate no es si hay que terminar el litigio con los fondos buitre o no, sino en cómo cerrar ese capítulo. Argentina había avanzado mucho y los buitres no estaban cobrando. Lo dicen todos los medios financieros internacionales. Acá no hubo una negociación.
6. El acuerdo deja abierta la posibilidad de nuevos juicios. No hay una prueba contundente acerca de que no habrá riesgos de nuevos juicios. Entonces, ¿cómo se puede sentenciar que con esta ley se termina el litigio con los fondos buitre? ¿O que se termina el hostigamiento de los fondos buitre a la economía argentina?
7. Se dice que se cierra el capítulo de litigios. Pero solo están incluidos el 85 por ciento de los buitres que estaban en litigio. ¿Y el resto? ¿Se va a hacer otra ley cerrojo para el resto cuando ahora se cuestiona la actual? ¿Qué es lo que se va a decidir sobre el resto que no acepte?
8. Este acuerdo violenta la soberanía nacional. Cada uno puede tener un concepto más estricto o más liviano sobre soberanía nacional. Pero podemos llegar a un acuerdo acerca de algunas cuestiones simples. Las decisiones soberanas de un país son violentadas cuando se fijan las condiciones o son impuestas por un juez que no es de este país, el juez Griesa, quien antes ordenaba lo que tenía que hacer el Poder Ejecutivo, y ahora dice lo que tiene que hacer el Congreso Nacional fijando plazos y a la vez definiendo que el acuerdo con los buitres estará vigente sólo si el Congreso deroga dos leyes (Cerrojo y Pago Soberano).
9. La emisión de los bonos reitera un error de gobiernos anteriores en emisión de deuda: la cesión de la soberanía jurídica. ¿No se aprendió nada después de todo lo que ha padecido la Argentina para que la nueva deuda para pagarle a los fondos buitre sea emitida bajo legislación de Nueva York? La excusa es la tasa de interés. Es una excusa. En los últimos años hubo colocaciones de deuda con legislación argentina y no había diferencia con la tasa de interés de un bono similar con legislación extranjera.
10. Por último, el Congreso queda en una situación de subordinación. No es un debate justo y equitativo. El gobierno ya tiene cerrado el acuerdo con los fondos buitre y pide su aprobación al Congreso solo contra promesas de un futuro mejor. Confiar en las finanzas globales para mejorar las condiciones de vida de la población, de los sectores más vulnerables, es inocente, o una decisión deliberada para beneficiar al mundo de las finanzas.
El acuerdo buitre es oneroso, no evita el ajuste, incrementará los costos de financiamiento, someterá a la política económica, significará abrir la puerta para el regreso del Fondo Monetario para auditar la economía nacional y establecerle condicionalidades, y se perderán márgenes de autonomía de la política económica.
Por eso, para cerrar, creo, humildemente, que no es un acuerdo conveniente para el desarrollo de la economía argentina.
* Exposición realizada en la reunión de la Comisión Conjunta de Presupuesto y Hacienda y Finanzas, en el marco de la discusión del proyecto de ley de normalización de la deuda pública y acceso al crédito público, realizada el lunes en el Congreso Nacional.
Publicado en: www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/294456-77024-2016-03-13.html