Lo que se esconde detrás de Griesa y los buitres
Lunes 4 de agosto del 2014
Lo que se esconde detrás de Griesa y los buitres
La Argentina no les pagó a los fondos especulativos el 31 de julio pasado lo que el fallo del juez Griesa indicaba y, por ende, entró en default. ¿A qué se debe que hayamos llegado a esta situación?, ¿de quién es la responsabilidad principal?, ¿qué es lo que se esconde, verdaderamente, por detrás del conflicto?
Uno puede decir que cuando el canje del 2005, Kirchner podría no haber aceptado que fueran los tribunales de Nueva York donde se sustanciaran los conflictos; también que no debiera haber aceptado la inclusión de la cláusula RUFO. Es mas, no estaría del todo mal señalar que el ex presidente, tomando el fallo del juez Ballesteros del año 2000, hubiera podido ir mas a fondo y, antes de iniciar las negociaciones con los bonistas en default, plantearles a estos que primero se debía investigar el fraude con la deuda externa del país para así determinar a quién se le pagaba y cuanto.
Es difícil ver a la distancia cuánto de eso era posible de lograr, pero posiblemente bastante si se negociaba con mas firmeza.
Por tanto, uno puede criticar al kirchnerismo en esa dirección. Sin dejar por ello de reconocer que el canje, que finalmente abarcó al 92,4 % de los deudores, fue bueno desde los intereses del país. Ya que extendió los plazos de pago, bajando intereses, pesificando en parte la deuda y disminuyéndola algo (no demasiado, en el mediano plazo, debido a los bonos atados al PBI).
De todos modos, lo concreto es que cuando llega el fallo de Griesa, en el 2012, ya las cartas en ese sentido están echadas. Había por tanto que entrar en negociaciones y analizar qué hacer frente a la exigencia de pago del 100% a los buitres, que en llamativa sentencia aquel magistrado había determinado.
No estamos de acuerdo con que el gobierno no tuvo estrategia para la cuestión. Si la tuvo, en los marcos de una mas abarcadora. Cristina Kirchner, a los efectos de poder ganar las elecciones del 2011, llevó adelante un “macroeconomicidio” al decir de Miguel Bein; cuyas consecuencias mas marcadas -entre varias- fueron el regreso de la restricción externa y la baja de las reservas. Para intentar salir de esa situación y llegar aceptablemente al final del mandato, salieron a buscar a como sea dólares afuera, dejando el “relato” en el ropero.
Para ello debían normalizar diversas situaciones conflictivas. Avanzaron entonces en el reconocimiento de las sentencias desfavorables del CIADI; le pagaron la indemnización a Repsol, acorde a lo que esta empresa exigía; finalmente acordaron con el Club de París, aceptando el pago de mas de 3.000 millones de dólares de punitorios y plazos notablemente cortos. Hasta cambiaron la metodología de las mediciones del INDEC para destrabar la relación con el FMI. Les quedaba solamente el pago a los Holdouts determinado por Griesa, para ver si podían volver a los mercados internacionales de crédito y atraer inversiones petroleras.
El problema aquí era la cláusula RUFO. Es decir, que habían acordado con el 92,4 % de los bonistas que entraron al canje que, si antes del 31 de diciembre del 2014 les pagaban a los que quedaron afuera mas que a ellos, tendrían derecho a reclamar el mismo trato. En concreto se pondrían en juego, de acatar el fallo antes de esa fecha, de piso, 120.000 millones de dólares. Los juicios al efecto también se sustanciarían, obviamente, en Nueva York.
Visto y considerando todo esto, el gobierno apunto a obtener tiempo y llegar al 2015. De allí que fue apelando una y otra vez las sentencias, hasta que llegó a la Corte Suprema de los EEUU. Estaba convencido, probablemente por algún guiño de Obama, que esta tomaría el caso para analizarlo y, aun cuando finalmente lo avalara, les daría los meses que se requerían para que caducara la RUFO. Allí cerrarían el círculo negociando el pago a los buitres; que inicialmente podía ser de 1.600 millones de dólares, para sumarle luego 15.000 millones mas para el resto de los holdouts, pero que ya recaerían sobre los próximos gobiernos.
Grave error de cálculo, la Corte rechazó el caso y dejó firme en junio el fallo; poniéndolos entre la espada y la pared: o pagaban y activaban la RUFO, o no lo hacían y caíamos en default. Por suerte la presidenta, en esta situación, por la razón que sea, optó por el mal menor y no pagó.
Ahora bien, ¿porqué la justicia de los EEUU avaló un fallo de estas características? Es evidente que en cualquier país normal, por ley, si una empresa entra en convocatoria de acreedores y mas del 90% de estos aceptan el plan de pago, los restantes están obligados a aceptarlo. En lo que refiere a la reestructuración de deudas soberanas dicha norma no existe, entre otras cosas porque lo ha impedido norteamérica cada vez que se ha intentado tenerla. Por lo tanto, queda a criterio de la justicia del lugar donde se sustancien los conflictos, determinar esto. Griesa lo hizo: resolvió que el 1% de los bonistas que no entraron al canje e hicieron juicio, debían cobrar el 100%. La cámara de apelaciones de Nueva York le dio la razón y la Corte Suprema del país del norte, de hecho, también. De allí que el premio Nobel Joseph Stiglitz dijera al respecto que "Hemos tenido muchas bombas alrededor del mundo, y esta es una que Estados Unidos le está tirando a todo el sistema económico global. No sabemos cuán grande será la explosión y no se trata solo de Argentina".
En resumidas cuentas, el poder financiero internacional, a través de la justicia norteamericana, puso en absoluto cuestionamiento la reestructuración de deudas soberanas; en momento que muchos países, incluso europeos, luego de la crisis del 2008, tienen graves problemas con su endeudamiento. El mensaje enviado es mas que claro: “acá nada de canjes y quitas, hay que pagar a como sea”. Si eso conlleva enormes sufrimientos a los pueblos, bueno, problema de los gobiernos de las naciones endeudadas, no de los bancos.
Sin embargo en el caso concreto que nos concierne, la justicia norteamericana fue mas allá. Porque perfectamente podría haber tomado el caso para analizarlo, dándole tiempo a la Argentina de llegar al 2015 y, ya sin RUFO en el medio, resolver a favor de Griesa. En ese caso la señal al mundo de parte del poder financiero -hay que pagar o pagar- se enviaba lo mismo, pero no se ponía a nuestro país en semejante encrucijada. No actuaron desde el máximo tribunal de los EEUU así, no nos otorgaron esos pocos meses.
¿Porqué razón lo hicieron? Evidentemente buscaron que se activara la cláusula referida y, producto de ello, la situación de la deuda externa argentina se retrotrajera al 2001; cuando constituía una pesada losa sobre nuestro país, succionando permanentemente los recursos que necesitábamos para crecer.
¿A qué recursos apuntan ahora? Está claro que la renta agraria (la principal que tenemos hoy por hoy) apenas alcanza, por la situación a que llevó el kirchnerismo la economía, para sostener a esta en un piso. Es difícil por tanto que haya gobierno que acepte -a costa de incendios sociales- compartirla demasiado con los bancos internacionales. Pero sucede que muy probablemente en unos años crezca, junto a la agraria, otra renta: la petrolera, de la mano de Vaca Muerta. Es a esta a la que apuntan.
En síntesis, lo que ha buscado el poder financiero internacional con esto de que se pague o se pague ahora, con el decidido apoyo de una parte de la dirigencia política y económica local (recordar aquello de que el problema no son solo los gringos que nos compran sino, también, los criollos que nos venden), es poner en discusión quién se lleva la parte mayor de la torta que surja de los recursos petroleros en los años por venir. Hay que tener esto claro a la hora de posicionarse en las actuales circunstancias. Entre otras cosas, porque lejos están aquellos poderosos de haber cejado en el intento. Seguirán trabajando y operando de múltiples maneras para que el gobierno que suceda al kirchnerismo llegue débil y condicionado, de manera tal de hacerlo hocicar.
Es mucho lo que está en juego en esta puja por la deuda externa. En definitiva, si vamos a poder construir con nuestros recursos un país distinto, mejor que este, mas desarrollado y equitativo; o si, una vez mas, nuestro dinero drenará al exterior dejándonos aquí miseria y subdesarrollo. Solo hace falta mirar lo que sucedió a partir de la dictadura en adelante, particularmente en los años noventa, con el predominio de los mismos sectores financieros que hoy nos aprietan, para saber adónde iremos si ganan ellos la pulseada.
La responsabilidad de la mayoría de la dirigencia política, empresarial y social argentina en estos momentos es muy grande. Ya sabemos lo que podemos esperar de los Macri, López Murphy y compañía, no hace falta extendernos. La cuestión es con cuanta firmeza nos paramos nosotros, los que defendemos los intereses de la nación y de nuestros ciudadanos. De ello, de que no tengamos especulaciones mezquinas, ni nos falte el necesario valor, depende de que haya o no futuro.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur – Unen
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