Las agresiones de Larroque

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Las agresiones de Larroque

En la Cámara de diputados se trataba como tema central el llamado voto joven, es decir la modificación al código electoral que permite el voto optativo de jóvenes a partir de los 16 años de edad. Un proyecto controvertido, sujeto a suspicacias desde su aplicación en menos de un año de convertida en ley, hasta el apuro por introducirlo y no querer al mismo tiempo meter otras reformas al código electoral que garanticen transparencia como la boleta única.

Una sesión larga como varias, con muchos jóvenes de La Campora y el kirchnerismo que poblaron las barras. Esto no es casual, no cualquiera accede a las barras. Es una decisión de la presidencia de la cámara de diputados. Hasta ahí algo parecido a otras sesiones. Pero promediando la sesión, el recinto se pobló de banderas oficialistas, algo que en otros casos solo se autorizaba luego de las votaciones. Digamos que la Cámara de Diputados sesionó decorada cual local partidario kirchnerista.

Es común que en los discursos se cuele alguna chicana en medio de los argumentos. Pero lo que hizo el Diputado Andres Larroque fue invertir la proporción, o lo que es mejor: a su discurso -el segundo el que va de su mandato- le saco los argumentos, para dejar sólo agresiones, chicanas y acusaciones infundadas.
Primero comenzó con el radicalismo acusando al centenario partido de no poder gestionar nada, luego se dirigió al PRO, insinuando que el jefe de gobierno porteños está alejado de la política, para por último dedicarse a pegarle al socialismo, que gobierna la provincia de Santa Fe hablando de “narcosocialismo”. No es casual que se intente lijar y desgastar a Hermes Binner. Asociado al socialismo con el narcotráfico. El oficialismo viene haciendo eso con el caso del jefe policía Toniolli quien fue separado de su cargo y está siendo investigado por la justicia. NO dijeron lo mismo de Anibal Fernández quien manejó la policía Federal por 8 años y cuando asumió Nida Garré separó numerosos comisarios, vinculados con temas de drogas, corrupción y trata de personas, o de Urtubey cada vez que se descubre un caso de policías en Salta vinculados con el tráfico de drogas. Ni hablar del Caso Southerwind o el del la Avión de los hermanos Juliá que aterrizó en España colmado de cocaína proveniente de Ezeiza y Antes de Morón.

Pero volvamos al discurso de Larroque, semejante falta de respeto y catarata de chicanas e insultos motivo que la oposición dejara el recinto. Poniendo en riesgo la votación, tanto es así que el presidente de la cámara Julian Dominguez solicitó permiso para votar, ante el temor de no alcanzar los 129 votos afirmativos.
Larroque ya había demostrado que poco le importaban los argumentos, cuando encabezó con La Campora el desalojo de la comunidad Qom de la Avenida 9 de Julio, donde acampaba porque la presidenta se negaba a recibirlos. También cuando votó la Ley Antiterrorista en diciembre último. Hace una semana poco le importaba tener argumentos para votar junto con el PRO la Ley de Riesgos de Trabajo que le pidió De Mendiguren a Cristina Fernández, y ésta muy gentilmente la presento en la cena de la UIA, entre brindis de champagne.

Lo mismo hará seguramente cuando ingrese en l parlamento la ley de semillas que le viene reclamando Monsanto al gobierno nacional, que cuenta con el compromiso del ministro de agricultura.

Debe ser que a Andres Larroque, no le hacen falta muchos argumentos para defender sus proyectos de Ley, de resolución o de declaración. Debe ser porque al día de la fecha no presentó ningún proyecto de su autoría. Ni siquiera uno sólo de declaración.

Es difícil creer que con estos sectores se proponga la pluralidad de voces, cuando su único propósito es agredir a quienes no piensan como ellos.

Porque para ser diputado de La Campora, como lo es Larroque, debe ser que no hacen falta ni argumentos, ni compromiso, sino una tenaz obsecuencia para estar dispuesto a llevar adelante este modelo de país fragmentado, con índices de pobreza ocultos, concentración económica de Bancos, petroleras, megamineras, exportadoras de cereal y automotrices, sin respetar ni el federalismo, ni la independencia de poderes.

Una curiosa forma de entender la actividad parlamentaria y de buscar los consensos necesarios para las leyes que necesita nuestra sociedad.

 

Santiago Martínez 

@clorfus