Era con el otro

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Era con el otro

En el fútbol uno de los lamentos más comunes es el de las chances de gol desperdiciadas, sea por una mala decisión del delantero o por virtud del arquero rival. Vamos a estar años y años lamentando la jugada en la que Palacio definió (mal) una de las ocasiones de gol más clara que tuvimos contra Alemania en el mundial de Brasil. El #PalacioEraPorAbajo va a ser el hashtag de nuestro lamento hasta que ganemos un mundial, o por siempre. No obstante, esas chances que pueden cambiar los partidos no siempre se encuentran en el campo de juego en medio de un partido, ayer, luego de los incidentes que provocaron la suspensión del encuentro por la Copa Libertadores entre Boca y River, nuestro fútbol pudo haber mostrado un mensaje que hubiera cambiado o aportado al menos una señal sobre lo que queremos para el deporte más importante de nuestro país.

De alguna forma 4 jugadores de River salieron del túnel, para arrancar el segundo tiempo, con gas pimienta en el rostro, provocandoles distintas reacciones que imposibilitaron que pudieran seguir jugando. Algunos dicen que fueron los hinchas locales, aunque pericias recientes afirman que salió desde la cancha, lo que abonaría la versión de que fue un policía, quien en un intento de reprimir a hinchas de boca que tenían intención de agredir a los jugadores de River en su salida al campo de juego, tiró hacia la popular un gas, que con el ventilador de la manga, se esparció por el túnel afectando a los jugadores.

Luego llegó el bochorno, o mejor dicho, se profundizó, mientras un drone con “el fantasma de la B” alimentaba ese “Folklore del futbol” del siglo xxi que dejó de estar representado en las banderas, los bombos y los cánticos. 80 minutos, casi un partido más, se tuvo que esperar para que se decidiera suspender el encuentro, mientras Arruabarrena insistía en jugarlo, mientras el médico de la conmebol, luego de revisar a los jugadores, declaraba que no podían jugar en estas condiciones los 4 jugadores de River afectados por el gas pimienta y mientras una buena parte de los 40 mil hinchas de Boca cantaban “River sos cagón”, dejando en inferioridad no sólo numérica sino también en cuanto a actitud y a reacción, al puñado que inició el incidente en la manga de túnel.

La noche tuvo su cierre con el saludo inexplicable de los jugadores de Boca (luego de haberse formado ridículamente como si continuara el partido) a su hinchada que se turnaba entre cantar y tirarle lo que tuviera a mano a los jugadores de River que intentaban salir del campo de juego.

No se salvó nadie. Policias a los que se le paga miles y miles por partido (en lo que va del año se viene gastando ya en primera 13 millones de pesos en operativos ineficaces) y no pueden garantizar la salida de un equipo, dirigentes que le dan permiso a los barras para que hagan lo que quieran, hinchas que son más hinchas de sus barras que de sus clubes y jugadoresm que ven al otro como un rival que no importa cómo pero que hay que ganarles, rompiendoles la rodilla o queriendo jugar igual un partido por más que les hayan tirado gas pimienta.

Tuvimos un mano a mano contra la violencia, como Palacio tuvo el suyo contra Neuer. Él definió mal, por arriba, cuando debió haberlo hecho por abajo. Boca, su plantel, sus hinchas y sus dirigentes definieron mal ayer, formandose como si el partido iba a continuar, sólo para que River se fuera y quedara como los que abandonaron, saludando a los mismos que provocaron los incidentes y seguían agrediendo, y finalmente no acompañando a los jugadores y dirigentes de River cuando hubiera sido la mejor señal para hacerle frente a la violencia, los dos clubes con más hinchas en nuestro país unidos contra la violencia, contra la mafia y los violentos.
Palacio era por abajo, plantel y dirigentes de Boca, era con el otro.

Luis Pelaez