El post 8N: Entre oídos sordos y culpas ajenas

 

Kirchnerismo post 8-N: Entre oídos sordos y culpas ajenas

11/11/2012
Por Carlos Martínez - Diputado provincial - Bloque Libres del Sur en Frente Amplio Progresista

Después de la tremenda, multitudinaria al tiempo que heterogénea manifestación ciudadana del último 8 de Noviembre las primeras reacciones de referentes principales del kirchnerismo preanuncian que el gobierno tiene poco interés en escuchar, aunque mas no fuere algunos de los tantos reclamos que la sociedad civil realizara. Por el contrario, parecen persistir en esa mezcla de provocación combinada con rigidez política , con lo que, de continuar así, solo verán quintuplicar cada dos meses la magnitud de las convocatorias. 

El ex menemista y duhaldista, ahora progresista “k” Aníbal Fernández no pudo con su genio y descerrajó un “no se sabe ni se entiende que es lo que quieren”, en tanto el “laborioso” Larroque no se quedó atrás y pontificó que “los que se manifestaron son los que están bien”. Y para que quedara clara la “sintonía fina”, fue la presidenta quien “ninguneó” la protesta al decir que lo mas importante del 8-N fue el ... el inicio del Congreso del Partido Comunista Chino!, con tanta mala suerte que su ejemplo se le volvió un “bumerán” inesperado, ya que el evento realizado en asiáticas latitudes comenzó con fuertes denuncias y (auto) críticas por el elevado nivel de corrupción del funcionariado estatal chino.

Ahora bien, fiel a su estilo de considerar siempre propios los aciertos y ajenos los errores, la presidente cargó contra la oposición, a la que echó culpas por la masiva concentración, con el argumento-repetido ahora por sus adeptos- de que “ salen a la calle por que los que tienen que generar una alternativa política no lo hacen”. La magnitud del descontento motivó que la primera mandataria evitara los epitetos de “golpistas”, “clarinistas”, “amigos de la Pando” y otros con los cuales el kirchnerismo pretendió generalizar y estigmatizar el fenómeno de participación de los “indignados” argentinos. Los “culpables” deben ubicarse, según el ideario k, en los opositores que no son capaces de representar a esos filo-destituyentes ahora devenidos en “huérfanos” políticos del sistema.

Y es notable como el 54 por ciento (ahora disminuido en 20 puntos según las encuestas del propio gobierno) obtenido legítimamente por el kirchnerismo en la urnas en octubre del 2011 funciona para el “relato” como momento justificador de la decisión de no rectificar, cambiar rumbos o estrategias, como si la democracia consistiera solo en votar cada dos años. Preguntamos: si las políticas de seguridad del gobierno son desacertadas, porque hay que esperar hasta el 2015, no hay ninguna reforma posible que el kirchnerismo pueda pensar en hacer?. La presión sobre los jueces independientes no la puede el propio gobierno detener ahora?. No puede-hoy- Cristina Fernández solicitarle al Vicepresidente Boudou que se ponga a disposición de la justicia? No puede la gestión nacional hacer cesar la intervención en el INDEC y elaborar datos estadísticos confiables?. Porqué no empieza a cumplir el 82 por ciento para los jubilados? Porqué el gobierno nacional no decide la elevación del mínimo no imponible en ganancias?Qué le impide a CFK anunciar que la Constitución en vez de reformarse-solo para su reelección- va a cumplirse de una buena vez? Y una pregunta que engloba a todas: que tienen de “derecha” estas demandas de una parte importante de la sociedad civil?. 

Párrafo aparte merece lo brutalmente contradictorio del llamado presidencial, pues mientras urge a la oposición “hacerse cargo de la orfandad política de millones” no cesa en desestabilizarla, como en su momento los casos de Buenos Aires, Santa Cruz, y ahora a la provincia de Santa Fé, a la que hasta amenazaron con intervenirla; o la estrategia del “ninguneo”, tal como ocurre en el Congreso Nacional, verdadera escribanía oficialista, si las hay.

Asimismo, y si se considera que el voto de un ciudadano constituye un acto de confianza que se le otorga a un proyecto político-y a las personas que lo encarnan- en un momento determinado (las elecciones) forzoso es aceptar, como suele decir el presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, que en democracia “gobernar es mandar obedeciendo”, lo que viene a significar que toda estrategia y programa que ha salido triunfante de unos comicios debe, a veces, “reacomodar”, “calibrar” o “constatar” periódicamente sus objetivos y líneas de acción fundantes con las demandas coyunturales de la sociedad civil ,sobre todo si estas son legítimas y aspiran a mejorar la calidad institucional y las condiciones de vida social.

Para nada el hecho de escuchar, rectificar, corregir, dar pasos atrás puede llegar a considerarse un acto de “debilidad” política, a menos que se siga pensando desde el kirchnerismo que negar la realidad reemplazándola por el remanido “relato” totalizante sigue siendo garantía de buen gobierno, cuestión que, a juzgar por la participación de multitudes movilizadas el 8-N , ha comenzado a ser puesta en duda.  

Publicado en http://www.primiciaschaco.com/noticia.php?nota=10982

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