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El Gobierno aplica la Ley de Convertibilidad

El salario queda atrapado entre dos variables: por un lado, la inflación cercena su poder de compra; por otro, lo poda el Impuesto a las Ganancias.

Pronto culminarán la mayoría de las paritarias que fijarán los aumentos salariales en el país, y enseguida el Impuesto a las Ganancias recobrará actualidad, por su impacto en los salarios.

En agosto de 2013, el Gobierno nacional actualizó el mínimo no imponible (MNI): eximió del impuesto a aquellos trabajadores cuyo salario no supera los 15 mil pesos mensuales, ajustó el MNI un 20 por ciento para aquellos que superan esa cifra y lo mantiene igual para quienes ganan más de 25 mil pesos de salario bruto mensual.

Pero si acabamos de decir que hace siete meses se produjo un ajuste inédito del MNI, ¿por qué el tema cobra nueva actualidad? Sólo porque lo que hizo el Gobierno fue un parche, que desvirtúa el sentido de este tributo y posterga los problemas sin resolverlos.

El principal inconveniente del impuesto es que hace 14 años no se actualizan las escalas del artículo 90, para determinar quién paga y cuánto paga. Dichas escalas deben ser actualizadas todos los años mediante el índice de precios mayoristas elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), según lo establece el artículo 25 de la Ley de Impuesto a las Ganancias.

Es decir, el Estado nacional hace 14 años que viola dicho artículo y obtiene así un claro beneficio: aumenta la cantidad de trabajadores alcanzados por el impuesto y recauda más.

Pero ¿en qué se basa el Estado para no cumplir la ley? Se ampara en las leyes que dieron sustento legal a la convertibilidad de Domingo Cavallo y que prohíben, en los artículos 10 de la ley 23.928 y 39 de la ley 24.073, todo tipo de “indexación”.

La respuesta sorprenderá a los lectores. Muchos se desayunarán con que aún hay aspectos de la convertibilidad vigentes, como esta ficción de prohibir al Estado actualizar escalas tributarias, como si la inflación no fuera un hecho público y notorio.

También causará sorpresa que sea el Gobierno nacional –que se dice crítico de Domingo Cavallo–  el que aplica aspectos residuales de la Ley de Convertibilidad para perjudicar a los trabajadores.

Estos son los perjuicios que causa a los trabajadores la no actualización de las escalas: 1) Niega el derecho al ajuste por inflación. 
2) Para calcular el impuesto, se toma el valor nom
inal del salario y no su valor real; al no descontar la inflación, se considera que los trabajadores son más ricos con cada aumento salarial. 3) Un trabajador que gana más de 25 mil pesos paga una alícuota del 35 por ciento sobre la ganancia neta sujeta a impuesto, ¡igual que una empresa multinacional!, lo que es un atentado contra el principio de capacidad contributiva consagrado por la Constitución nacional.

Como en un juego de tenazas, el salario queda atrapado entre dos variables: por un lado, la inflación cercena su poder de compra; por otro, lo poda el Impuesto a las Ganancias, pues no se actualizan las escalas y el MNI.

Estos “parches” tributarios tienen como consecuencia que paguen más impuestos quienes menos tienen, uno de los dogmas ocultos del modelo neoliberal que impulsó Cavallo y que el actual Gobierno no modificó, más allá de los discursos.

Por esto, el Impuesto a las Ganancias recobra actualidad cuando se discuten paritarias y cada vez que se anuncia la inflación. Es necesario una reforma que permita, entre otras cosas, el respeto al derecho al ajuste y a la actualización automática de las escalas y del MNI. Ojalá se avance, para abandonar el dogma neoliberal en temas tributarios y respetar el principio de capacidad contributiva.

*Autor de “El salario no es ganancia”

Publicado en: http://www.lavoz.com.ar/opinion/el-gobierno-aplica-la-ley-de-convertibilidad