El ajuste golpea toda la pirámide social
El ajuste en alimentos, transporte y salud golpea a toda la pirámide social
El salto en comida y en colectivos licua jubilaciones y planes sociales. La suba en nafta y en peajes se siente más en la clase media. Más impuestos y prepagas castigan a ejecutivos.
Por Jairo Straccia
En el fondo, es una forma de socialismo. La aceleración de los precios en diciembre y lo que va de enero reparte pérdida de poder adquisitivo de forma pareja en toda la pirámide social. Según pudo constatar PERFIL entre expertos que miden distintas canastas de consumo, las subas en alimentos, transporte público, combustible y salud repercuten en una menor capacidad de compra de todos los estratos de la población.
En parte por ello, la inflación de 2013 terminó siendo récord desde 2003 (entre 27 y 28% según consultoras privadas) y conspira contra el consumo, motor del crecimiento hoy en duda ante los primeros aprestos de negociaciones salariales que el Gobierno procura contener.
◆ Del tomate. El Ejecutivo intenta frenar precios con un acuerdo y hasta amenazas de importar tomates. Pero los alimentos y bebidas se dispararon el 33% en 2013 según la ex Indec Graciela Bevacqua, y licuan los ingresos de los sectores de menos recursos. La Asignación Universal por Hijo (AUH), de $ 460, alcanza para cubrir el 75% de las calorías que necesita un chico de 10 a 12 años en un mes, cuando en junio costeaba el 91%, indica un trabajo del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci). Un jubilado que cobra la mínima de $ 2.476 ahora tiene que destinar el 60% de su ingreso a la adquisición de alimentos para satisfacer las necesidades vitales de una pareja, mientras en julio debía destinar el 56%. “O sea que el aumento del 15% de los haberes en 2013 no llegó a cubrir el poder adquisitivo”, remarca Isaac Rudnik, economista del centro de estudios.
También quienes cobran el salario mínimo de $ 3.300 (que aumenta este enero a $ 3.600) deben destinar por mes el 69% de su ingreso para comprar una canasta básica de alimentos y bebidas que según el Indice Barrial de Precios cuesta $ 2.271,41. Hace sólo cuatro meses asignaban a ello el 59%. Más dinero en mantenerse vivo es menos dinero a otros consumos que hacen más ameno estar vivo, como paseos, comidas afuera e indumentaria.
Esta readecuación del consumo se profundiza por el alza del 66% en el pasaje de colectivo que rige desde que arrancó el año. Según el Indec, la mitad de los trabajadores (registrados o no) gana menos de $ 4 mil. Una pareja que va y viene en colectivo a su trabajo con el boleto mínimo de $ 2,50 (en la Ciudad y con la tarjeta SUBE) gastará por lo menos $ 200 por mes cuando antes gastaba $ 128. La mayoría, sin embargo, se mueve entre el Gran Buenos Aires y la Ciudad, por lo que el gasto se multiplica: los viajes rondan los $ 4 de ida y $ 4 de vuelta por persona, pudiendo llegar a un gasto mensual de casi $ 400 sin contar combinaciones con otros medios como el subte (hoy $ 3,50).
◆ Menos placeres. Así, la difusa clase media se enfrenta a un ajuste luego de años de compras de electrodomésticos y vacaciones financiadas con tarjeta. Esparcimiento fue el rubro que más saltó el mes pasado, con 4,9% y perspectivas de otro respingo en enero. Pero también mantener el hogar se volvió 3,6% más caro en diciembre, siempre según datos de la medición de Bevacqua.
El crecimiento del parque automotor en los últimos diez años hace que el incremento de las naftas este mes de hasta 10% también signifique otro recorte a la capacidad de consumo de las familias. Los peajes también saltarán el 35% en promedio y el ida y vuelta por las autopistas de acceso a la Ciudad absorberá más salario.
Según Bevacqua, un hogar de cuatro miembros integrado por un varón de 35 años y su esposa de 31, un hijo de 5 y una hija de 8 tendrá que tener más de $ 6.577,89 por mes para cubrir alimentos, indumentaria y otros servicios esenciales.
◆ Frío en la cúpula. Los sectores de más ingresos también sienten el golpe. La Canasta del Profesional Ejecutivo que incluye los bienes que consume por mes el grupo familiar de un gerente en la Ciudad saltó el 26,3% en 2013, según mide la Universidad del CEMA. De acuerdo con esta medición, le hacen falta $ 37.803 para mantener su hogar por mes, cuando en 2008 lo hacía con $ 11.787. Además de combustibles y peajes, las subas más pronunciadas son la atención médica (30,5% en 2013 y 9% previsto ya para este mes) y educación privada (30,9% el año pasado). Este sector también acusa recibo de las subas en los impuestos internos a los autos de alta gama, que se derraman en patentes más caras y en las cuotas del seguro, que también se actualizarán, y supeditarán más la capacidad de consumo 2014 a cuánto se recompongan los ingresos.
La Política Online
El ministro de Economía Axel Kicillof adelantó ayer que los productos incluidos en el nuevo acuerdo de precios se utilizarán para medir la inflación del nuevo índice de precios al consumidor urbano (IPCNu), que el gobierno planea lanzar en febrero.
"El acuerdo de precios abarca un porcentaje muy importante, casi dos terceras partes del consumo de los sectores menos favorecidos de la sociedad; si esos son los precios y este acuerdo, que tiene vigencia por un año, con revisiones periódicas se cumple, no tenemos otra que tenerlos en cuenta", señaló el funcionario en una conferencia de prensa.
Lo llamativo de esta decisión es que la canasta de los “precios cuidados” convalidan importantes incrementos respecto a los acuerdos anteriores, igualándolos-o incluso superando- a los que registran los relevamientos alternativos de organizaciones sociales y estudios privados. De hecho, entre los economistas destacan que esta vez, a diferencia de los anteriores, se trata de precios “de mercado”.
Incluso los valores contrastan contra los que utiliza el propio Indec para medir la inflación. Las diferencias con el organismo oficial llegan al 317%, por ejemplo en el caso del pan, que para el ente estadístico cuesta solamente $4,44 el kilo, de acuerdo a un informe de Ate.
De concretarse esta iniciativa, implicará un cambio en los valores que toma el Indec para medir la inflación, que desde la intervención del ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno empezó a realizar sus análisis sólo con los precios que Moreno acordaba con un grupo reducido de empresarios, en negocios muy puntuales, que para nada representaban el consumo general. A partir de entonces, el organismo falsea los números y supone que todos los consumidores hubieran hecho sus compras a esos precios.
De las declaraciones de Kicillof se desprende que en el nuevo índice se usarán los flamantes "precios cuidados", y por lo tanto los elevados valores que se convalidaron con el nuevo acuerdo.
Ahora bien, el interrogante que surge es si este paso permitirá empezar a publicar índices de inflación más altos, y no los números manipulados que hoy en día sigue sacando el Indec.
“Probablemente se enmarque en la actitud de reconocer una inflación más alta. Es una forma de despegarse del índice viejo tomando como base un punto alto del cual valuar”, aseguró a LPO Isaac Rudnik, director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), de Libres del Sur, que realizá el Índice Barrial de Precios (IBP), una medición alternativa de la inflación.
Sin embargo, advirtió que "la página del Indec todavía no informó las fechas de las publicaciones sobre el índice de precios y la canasta básica", y eso podría deberse a que el gobierno "busca evadir dar los resultados cada mes".
Para Cynthia Pok, la ex directora de la Encuesta Permanente de Hogares desplazada por Moreno, “el tema del Indec nunca fue metodológico. La cuestión no pasaba por ver qué precios se incluían y cuáles no, sino porque se releva 8 pero después se escribe 4”, ejemplificó.
Para esta socióloga, la cuestión de fondo para por “si efectivamente hay decisión política para no manipular más los precios”, más allá de los cambios en la metodología.
“Más allá del precio que arroje el nuevo índice, si Itzcovich y Edwin siguen a la cabeza del Indec no va a ser creíble”, comentó Raúl Llaneza, delegado de la junta interna de ATE-Indec.
“La pregunta que surge es si la canasta de 187 productos es realmente lo que consume la gente”, agregó.
Mientras tanto, el economista Miguel Bein cree que “las actualizaciones de precios se hicieron en diciembre, por lo tanto se cargó al índice viejo de precios al consumidor en la capital y el Gran Buenos Aires”.
“En enero se arranca con un nuevo índice de precios nacional que se va a conocer alrededor del diez de febrero. Allí aparecen estos precios que se van a comparar contra los de diciembre ya inflados. Es decir acá hay equipo nuevo, índice nuevo de inflación e índice de precios nuevo”, afirma el analista.
En ese sentido, Bein señaló que en el IPCNu la capital y el Conurbano representan solamente el 50% del total, por lo que el aumento del boleto de colectivo del 66% en enero le pegará al indicador en sólo 33%.
Aumentos "cuidados"
Por su parte, Rudnik se mostró preocupado por algunos aumentos que el nuevo acuerdo convalidó, como en el caso de la harina, que se consigue a un promedio de $7, el precio que tuvo en junio de 2013, cuando se disparó por la escasez de trigo. En ese entonces el cultivo estaba a unos U$S500 dólares, mientras que hoy está a U$S239. “Hay trigo por todos lados”, dice.
“El precio de la harina en el acuerdo no corresponde con el precio del trigo, no condice con los costos. Debería estar debajo de los $5”, detalló Rudnik. Además, el director del Isepci descontó que ese valor pueda llegar a bajar, porque el acuerdo recién se volverá a revisar en marzo.
Por otro lado, si el gobierno llega a tomar esta harina a $7-y sus derivados- para calcular la canasta básica total, los indicadores sociales serían mucho peores de lo que dice el kirchnerismo.
Un reporte del Isepci muestra que si se tienen en cuenta los precios del acuerdo para la canasta básica, la diferencia con el índice barrial de precios que publica el instituto de Libres del Sur es de sólo 6%, acaso demostrando que los "precios cuidados" son mucho más realistas que los del congelamiento de Moreno.
Mientras tanto, la distancia entre el IBP y los datos del Indec de noviembre es del 183%.
Lo curioso es que de esta manera la brecha entre los “precios cuidados” del gobierno y los del propio Indec de ese mes es de nada menos que 167%, calculan en el Isepci.
“Si usan estos números la indigencia sería del 6 o 7 por ciento en vez del 1,5%, y la pobreza del 25%”, apuntó Rudnik. “Si los usan de referencia ya no pueden decir que se puede comer con $6 por día”, concluyó.
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