Barrios de Pie: “La pobreza en Argentina es intolerable”
En el marco de una jornada nacional por la declaración de Emergencia Social, en la ciudad de Corrientes, cientos de personas se manifestaron el último viernes frente a Casa de Gobierno. Ollas populares mediante, insistieron en los motivos por los cuales debe aprobarse la propuesta de los movimientos sociales, y que una vez más fue apoyado por los principales sindicatos del país.
Posición de Barrios de Pie de Corrientes
Es un hecho social, político e histórico muy particular, y que se debe a que todxs comprendemos que nos encontramos en una situación en la cual es necesario tomar una medida inmediata y de corto plazo para resolver el principal problema que ya no se soporta en nuestro país, que es la creciente y sostenida “pobreza”.
Tal problemática ya es imposible tolerarla, es consecuencia directa de la pérdida del poder adquisitivo de millones de familias, pero también se debe a que una buena parte de la población de las trabajadoras y trabajadores, conformada por un 40 %, se encuentra en “condiciones informales” (sobre todo “las mujeres”).
Esta condición de informalidad no es otra cosa que adquirir un sueldo por debajo del piso del salario mínimo vital y móvil, como así también, no acceder a otros derechos ya establecidos en las leyes laborales , (como la estabilidad, una obra social, aportes jubilatorios, un bono de fin de año, vacaciones pagas, etc.). Derechos básicos, pero que solo pueden acceder aquellos que se encuentran registrados de manera estable.
Sin embargo, en la actualidad, este último grupo de trabajadoras y trabajadores se solidarizan con el resto, pero también se encuentran luchando colectivamente por mantener y en mejorar cada vez más sus condiciones que obviamente son muy justas.
Estas personas, al igual al resto de la población de nuestro país, se encuentran en una situación muy similar, donde cada vez se pone más difícil, y que se debe principalmente a la pérdida del poder adquisitivo. Y si bien, esta pérdida adquisitiva no incide en todas las familias de la misma manera, sí en todas impacta negativamente, pero diferenciándose, entre aquellas familias que deben recortar algunos gastos y aquellas que no llegan de ninguna manera a fin de mes.
Todo esto en un contexto de recesión económica, de inflación, de desempleo, de ajustes que solo contribuían a que se agrave aún más la desigualdad en la distribución del poder y de la riqueza, entre los sectores productivos y más concentrados de la economía y la gran población trabajadora que viene tolerando sueldos y otras condiciones que se encuentran por debajo de lo que realmente merecen y establecen la leyes del trabajo.
En consecuencia, a lo largo de casi cumplirse un año, a diario una buena parte de la gente se encuentra con varias contracciones y situaciones que seguramente de manera acertada o no decidieron modificar.
Sin embargo, una vez más, se advierten grandes distancias entre los cambios prometidos en algún momento y lo que realmente se vive. Pobreza 0, más trabajo, mejor educación, más oportunidades, etc. y sumando a todo esto, que con el correr de los meses prometían que en el segundo semestre del año mejoraría la situación económica, teniendo en cuenta cada una las medias tomadas por el actual gobierno y justificando que todas y cada una de ellas eran para, “lograr el desarrollo”, “recuperar la confianza para que inviertan en nuestro país”, “generar nuevos trabajo”, “frenar la inflación, etc.
Con todo esto no se hizo más que potenciar las contradicciones, entre los discursos y la realidad, y que seguramente una buena parte de la población creía que de manera rápida íbamos ir superando todas aquellas contradicciones que ya nos tocó vivir en los últimos tiempos.
Repitiéndose, de algún modo, lo que ya nos tocó atravesar en alguna otra década, en la cual ya nos habían quitado todo lo que nos pertenecía, la confianza, la dignidad, nuestros recursos, las posibilidades de crecimiento, las oportunidades de mejorar la calidad de nuestras vidas, etc.
Ante este panorama, no es para nada casual que se venga gestando un nuevo espacio colectivo y muy plural, unificándose así distintos actores sociales que justamente representan a los diversos sectores de las trabajadoras y trabajadores (registrados, precarizados, informales, del campo, etc.) resultando una de las confluencias más extraordinarias y legitimas de los últimos tiempos.
Ahora bien, se pueden tener o no coincidencias acerca de las causas principales de la pobreza, pero hay algo que no se puede negar y es su carácter estructural en una buena parte de ella, y que solo basta con mirar un poco las condiciones generales de vida de las trabajadoras y trabajadores informales (que justamente son estas familias que durante tanto tiempo no han podido acceder a un trabajo y una vivienda digna) que si quiera han tenido la oportunidad de llegar a un piso mínimo de derechos. Y, que la otra parte de la pobreza es de carácter más temporal y reciente, que es resultante de la pérdida constante del poder adquisitivo y también por la pérdida de la principal fuente de ingresos “el trabajo”.
Ante esta situación surge la unidad y también el desafío común de no solo cuestionar al Estado y al mercado, dos grandes responsables de esta problemática, sino que también de proponer distintas maneras de resolverla, soluciones que van desde las más profundas y concretas de mediano y largo plazo, hasta las de carácter más urgentes y de corto plazo.
Es en relación a esto último, que se da la exigencia para que se apruebe la DECLARACIÓN DE LA EMERGENCIA SOCIAL Y ECONÓMICA, porque es en lo inmediato, que se necesita contar con un millón de nuevos puestos de trabajos, y también la garantía de un piso mínimo de derechos, sobre todo para los que se encuentran en situaciones más vulnerables.
En consecuencia, hoy más que nunca, una de las propuestas para resolver en lo inmediato el problema de la pobreza es que se declare la emergencia social y económica en nuestro país. Si bien es cuestionada por algunos que no entienden en lo más mínimo qué significa vivir en la pobreza, lo bueno es que, tal proyecto de declaración viene siendo reconocida y bancada por muchos, sin importar el espacio político de cual provienen, porque el punto en común es resolver la pobreza.
Y que después, solo quedaría en manos del Presidente la última decisión que sería NO VETARLA. Porque si sucediera lo del veto, una vez más el pueblo y sobre todo los sectores más castigados en los últimos tiempos, verán una de las contracciones más grandes, otras más de las tantas que nos tocó ya padecer y vivir en otros momentos.
Si sucediera esto, seguramente nos tocará nuevamente resistir hasta lograr se resuelvan las distintas situaciones que cuestionamos y que creemos que son injustas, sosteniéndonos siempre en nuestras acciones colectivas con total coherencia, respetando siempre las diferencias, pero no así las indiferencias, menos cuando se trata de quitar o negar los derechos esenciales a cualquier persona, se trate de las mujeres en sus distintos ámbitos, sobre todo de las trabajadoras y los trabajadores, de los jóvenes, de las niñas y niños, adultos mayores, etc.
Es en todo esto que se destaca nuestro espacio social y político del cual somos parte. Nos mantenemos siempre firmes, defendiendo y forjando por más y nuevos derechos, porque ese el desafío el de transformar nuestra sociedad, logrando de manera colectiva empoderarnos de cada uno de nuestros derechos, porque ese es el camino para vivir en un país con menos injusticias y más igualdad.
Barrios de Pie - Corrientes
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