"Lo primordial es atender a la demanda"

lo primordial es atender a la demanda

17.03.2014 |

 Por Victoria Donda. En un sistema institucional como el nuestro, en el que por mandato constitucional hemos delegado casi todo: la toma de decisiones, la administración de los recursos económicos, el uso de la fuerza, entre otras cosas; lo mínimo que podemos hacer como ciudadanos/as es ejercer activamente el derecho de demandar lo que hemos delegado cuando está en juego perder derechos fundamentales.

 En un sistema institucional como el nuestro, en el que por mandato constitucional hemos delegado casi todo: la toma de decisiones, la administración de los recursos económicos, el uso de la fuerza, entre otras cosas; lo mínimo que podemos hacer como ciudadanos/as es ejercer activamente el derecho de demandar lo que hemos delegado cuando está en juego perder derechos fundamentales.

Por otro lado, hay una larga tradición de lucha en la Argentina. Así lo demuestran las movilizaciones obreras del peronismo en los '40, las movilizaciones estudiantiles en los '70 y las huelgas de los estatales en los '90. O sea, la protesta social no comenzó con el movimiento piquetero, y siempre fue el mecanismo elegido por los sectores más postergados de expresar sus demandas sociales.

En definitiva, de recuperar la voz y la visibilidad para que ser tenidos en cuenta. Es cierto que uno de los argumentos que más se utilizan para deslegitimar la protesta social es: "El derecho de uno termina donde empiezan los de los demás". En realidad, como dice el doctor Roberto Gargarella, creo que esa es una consigna que no dice demasiado, pues quien esté manifestando podría agregar: "Coincido, pero sus derechos terminan donde comienzan los míos, entonces por qué usted no respeta mis derechos sociales."

Es por todo esto que me llamó mucho la atención la parte del discurso inaugural de la presidenta con respecto a este tema. No porque este gobierno no haya tenido actos concretos de represión de la protesta social, como de hecho ha sucedido con las comunidades Qom en el norte, las movilizaciones obreras y de docentes en el Sur o incluso en el conurbano, cuando el teniente coronel Berni detuvo sin orden judicial a manifestantes sociales de Barrios de Pie, incluyendo niños, embarazadas y ancianos, y los trasladó a Campo de Mayo. Pero sí asombra esa referencia, siendo que una buena parte de sus filas las integran actores sociales que nacieron de esas prácticas. Tampoco es sorpresivo cómo en esa parte del discurso, los parlamentarios del PRO se pararon, aplaudieron y vitorearon a Cristina; a pesar de que Macri, durante el 18-N, llamó a los cortes de muchas calles en su propia ciudad. El mismo Macri que promovió la candidatura de Alfredo De Angeli a senador nacional, quien se hizo conocido por cortar las rutas durante la 125.

En la actualidad, el aumento innegable de la pobreza y la indigencia, la pérdida de capacidad adquisitiva que sufren los salarios y programas sociales por la inflación, el nivel de precarización laboral existente, entre otras problemáticas, se materializa en la pérdida de derechos básicos que la Constitución manda a defender y garantizar por el Estado.

En ese contexto, las protestas sociales son el ejercicio del derecho a tener derechos y de volver a ser ciudadanos. Sin embargo y por su complejidad su regulación es imposible. ¿Cuál es la raya que marca de legitimidad de unas protestas y no de otras? ¿Acaso alguien puede oponerse a los paros docentes en la Ciudad, al reclamo estudiantil por más becas, a las concentraciones vecinales en defensa del espacio público? Y en el otro extremo, ¿alguien puede avalar la represión a los trabajadores en el Borda? ¿O avalar los desalojos violentos y sangrientos como sucedió en el Parque Indoamericano? Claramente que no.

Por todo esto, creo que es ilógico intentar regular la protesta social. La realidad es que vivimos en un país donde hay muchísimos conflictos, por eso la gente tiene derecho a manifestarse. Pero ante todo, el Estado tiene la OBLIGACION de saldar esas demandas y no dejar que se acumulen. Pues lo que tenemos que entender es que si así lo hiciera, éstas no se superpondrían, como hoy sucede, haciendo invivibles la mayoría de los centros urbanos. Porque, en definitiva, a todos nos fastidian los piquetes, provengan de dónde provengan. En todo caso, habrá que garantizar los mecanismos para que la gente pueda circular. Pero, por sobre todas las cosas, insisto, lo primordial es atender los problemas que generan esas protestas.

Publicado en Tiempo Argentino http://tiempo.infonews.com/mobile/tiempo/notas/120678.php