Una nueva Honduras en Latinoamérica

Una nueva Honduras en Latinoamérica: lluvia de denuncias de los países latinoamericanos y de las organizaciones supranacionales al golpe de estado en Paraguay

 
Luego del anunciado golpe de estado al gobierno del presidente Fernando Lugo propiciado por los partidos de la derecha paraguaya, la mayoría de los países Latinoamericanos y sus organizaciones Multilaterales plantean el desconocimiento del "gobierno de facto surgido del golpe parlamentario"

Por Miguel Balbuena, ISEPCi La Matanza 

Presidente "de facto" de Paraguay Francisco Franco
A la luz de los acontecimientos acaecidos en Paraguay donde mediante una suerte de neogolpismo institucional la oposición de derecha se quedó con el gobierno, la comunidad internacional y principalmente latinoamericana y caribeña, propone desconocer y sancionar al gobierno surgido del proceso destituyente. 
La primera en pronunciarse en este sentido fue la presidenta de Brasil Dilma Rousseff,  que plantea de manera contundente la expulsión de Paraguay del Mercosur y de Unasur por violar clausulas específicas de sus estatutos que prohíben prácticas políticas que hieran o vulneren el respeto a las reglas democráticas, coincidiendo en esto con su par de la Argentina; del mismo modo, Nicaragua, Bolivia y Venezuela denuncian ante la OEA el golpe de estado encubierto, como así también los países del ALBA condenan y ven como de facto al gobierno de Francisco Franco.
Ex-presidente constitucional de Hondura M. Zelaya
Esta es una realidad que se repite luego de los hechos de Honduras cuando el gobierno de Zelaya fue víctima de un golpe de Estado Militar en 2009 y expulsado del país; para ser sustituido interinamente en la presidencia por Roberto Micheletti un empresario ligado a la ultra derecha Hondureña, quien luego de realizados nuevos comicios ,-donde Zelaya se encontraba proscripto-, entrega el gobierno a Porfirio Lobo del conservador partido nacional . En tal ocasión la Unión Europea, EE UU, y  FMI, el BID, organismos de crédito 
internacional que habían anunciado sanciones a ese país por quebrar el orden institucional, retomaron pronto relaciones con el nuevo gobierno; del mismo modo países latinoamericanos como Colombia, Costa Rica y Perú. Otros sostuvieron su posición de no reconocimiento al gobierno Hondureño; los mismos que hoy son las principales y más duros defensores del orden institucional en el caso del golpe de Estado en Paraguay: Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay.
 
Estos dos hechos cuentan con metodologías distintas pero con los mismos propósitos de vulnerar la voluntad popular; mediante la usurpación del poder institucional; para impedir que gobiernos populares lleven adelante reformas que impliquen una modificación del statu quo que por generaciones las oligarquías y partidocracias locales vienen imponiendo a sus poblaciones sumiendo en el hambre y la miseria a las mismas en beneficio de sus egoístas intereses.
 
Esperemos que los gobiernos y los pueblos de los países de américa y el caribe encuentren,  a través de sus organizaciones  sociales, de integración y coordinación supranacionales, la fortaleza necesaria en el futuro para evitar la profundización de estas prácticas antidemocráticas y por el contrario logremos consolidar la democracia en todo el continente por largo tiempo.
 

 

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