[CABA] "Sin paridad en los lugares de decisión no hay democracia verdadera"

Las mujeres irrumpimos en la esfera pública y ocupamos lugares de representación, insertándonos en espacios que hasta no hace mucho tiempo estaban vedados para nosotras, gracias a la lucha de miles que nos precedieron, que superando obstáculos y limitaciones de cada época se organizaron para ir por más derechos. Ahora es nuestro turno. Nos toca defender, pero también ampliar los caminos de acceso de las mujeres a las decisiones, los recursos, las políticasy el poder.

Hace 68 años, el 9 de septiembre de 1947, se sancionó la ley 13.010 que estableció que las mujeres argentinas teníamos los mismos derechos políticos yobligaciones que los varones. Fue Evita quien concretó el derecho al voto femenino por el que tanto bregaron las sufragistas y socialistas de finales del siglo XIX yprincipios del siglo XX, con Alicia Moreau de Justo y Julieta Lanteri entre las principales impulsoras.

De a poco accedimos a la educación universitaria, a empleos fuera de nuestros hogares, nos sumamos a participar activamente en distintos ámbitos de militancia social, gremial y política.

Décadas después y dictadura militar de por medio, en 1991 se sancionó la ley 24.012 de cupo femenino, que establece como piso mínimo el 30% de participación de mujeres en la conformación de las listas para los cargos electivos. Piso que con el pasar de los años se convirtió en un techo para la representación de las mujeres en la política Argentina.

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En nuestro país, la reforma constitucional de 1994 vino a otorgar a los tratados internacionales de derechos humanos jerarquía y rango constitucional y, entre ellos la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la cual en su artículo 7 establece el deber para los Estados Parte de adoptar las medidas necesarias a fin de eliminar la discriminación de las mujeres en la vida política y pública del país.

Dicha reforma instaló también y de manera expresa la “igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos ypartidarios” y las “acciones positivas” en esta materia (artículo 37 CN), así como también la obligación del Poder Legislativo de legislar y promover acciones del mismo tipo para garantizar la igualdad real de oportunidades y de trato y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la Carta Magna y por los tratados internacionales de derechos humanos vigentes, en particular a las mujeres (artículo 75, inciso 23, CN).

No obstante, es indudable que las mujeres continuamos siendo una minoría en los máximos puestos gubernamentales. El incremento en número de mujeres en el Poder Legislativo o la elaboración de normas a nivel nacional no son suficientes para garantizar la igualdad real de oportunidades en el ámbito público entre mujeresy varones, sino que hay que generar acciones positivas que la extiendan a todos los ámbitos de la vida del país.

Ni siquiera el 30%

Semanas atrás el candidato a presidente por el Frente para la Victoria y actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, dio a conocer los nombres de los 22 posibles funcionarios que serán parte de su gabinete en caso de ganar las elecciones de octubre. De los 22 nombres propuestos sólo una es mujer. Queda así al descubierto, una vez más, la falta de compromiso con la participación de las mujeres en la vida pública del país. De igual manera observamos que los funcionarios designados por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ytambién candidato a presidente, Mauricio Macri, a cargo de la gestión de la Ciudad, en su gran mayoría son varones, encontrándose solo los Ministerios de Salud yDesarrollo Social en manos de mujeres.

Sin mujeres no hay democracia real

Entendiendo que la gobernabilidad democrática es aquella que respeta los derechos humanos, vela por la igualdad y la no discriminación, por la transparenciay la participación en la toma de decisiones, es equitativa y responde a las necesidades de la sociedad, promoviendo el Estado de Derecho, nuestras sociedades deberían colocar la igualdad entre varones y mujeres como un aspectoy un objetivo central de su proyecto político y social por una razón de justicia yequidad social, pero también por el bien de sus democracias.

La realidad nos insta a proponer modificaciones, desde una perspectiva de derechos, a la legislación vigente sobre ministerios, con el fin de adaptarla a los compromisos asumidos por nuestro Estado en el ámbito internacional y a lo preceptuado por nuestra Carta Magna, para que en cada dependencia, secretaría, subsecretaria u organismo dependiente del Poder Ejecutivo se produzca de manera cierta la paridad entre mujeres y varones. Como así también debemos impulsar el50 y 50 en la representación de los cargos legislativos nacionales yprovinciales. Para esto, y de manera reiterada, vengo presentando desde el principio de mi mandato un proyecto de ley que propone la participación igualitaria de varones y mujeres en los cargos electivos y ejecutivos. Las mujeres somos más del 50% de la población, debemos tener una representación que dé cuenta de ello.

Debemos exigir la implementación de políticas públicas que promuevan la participación y la inclusión de las mujeres en su elaboración. Necesitamos ser cada vez más las que asumamos el compromiso de participar activamente en la vida política de nuestro país.

Victoria Donda Perez

Diputada de la Nación Argentina