Es momento de debatir sobre el aborto

Hoy vamos a hablar de otro tipo de violencia contra las mujeres. Un caso de violencia contra las mujeres que está permitido y avalado por nuestra legislación: la clandestinidad del aborto.

Esta semana, en la ciudad de Buenos Aires y en todo el país, decenas de miles mujeres marchamos y reclamamos por nuestros derechos y con una consigna clara: "No más violencia contra las mujeres".

Violencia que se expresa de numerosas y diversas maneras. Algunas más explícitas, como el femicidio de Lucía, la joven de 16 años que fue violada hasta su muerte. Otras pasan desapercibidas, son "invisibles", pero refuerzan estereotipos y papeles sociales que reproducen el patriarcado. Hablamos del acoso sexual callejero, que sigue considerándose piropo. O el "techo de cristal", situación que no les permite a las mujeres acceder a cargos jerárquicos en sus trabajos. Aprovechando la fecha, la catarata de publicidades nos dice que el mejor regalo para mamá es un electrodoméstico para ayudarla en sus tareas en la casa.

Pero hoy vamos a hablar de otro tipo de violencia contra las mujeres. Un caso de violencia contra las mujeres que está permitido y avalado por nuestra legislación: la clandestinidad del aborto.

En nuestro país se calcula que entre 460 mil y 600 mil mujeres recurren cada año al aborto clandestino. De ellas, unas 80 mil deben ser hospitalizadas por complicaciones durante esta práctica y cien mueren precisamente por esta clandestinidad.

El aborto clandestino es la principal causa de muerte materna en nuestro país; las mujeres pobres son el grupo más vulnerado por la clandestinidad, debido a que no pueden abonar el precio que se cobra en una clínica privada para realizarlo de forma segura.

De este modo, el Estado argentino, a través de su legislación vigente y de las políticas públicas en cuanto a salud reproductiva y derechos sexuales, es quien condena a la muerte a cien argentinas por año. Es quien garantiza y permite que el aborto clandestino sea la principal causa de muerte materna.

El Estado garantiza y legaliza este tipo de violencia contra la mujer. Pero no sólo está presente al momento de penalizar el aborto clandestino, también lo está cuando permite que el 82% de los jóvenes no haya recibido contenidos de prevención sobre violencia hacia las mujeres en la escuela y que el 89% no tenga información sobre prevención de abuso y acoso. Hay una cifra clave: cada hora, doce adolescentes son madres en Argentina.

Es por ello que la Campaña Nacional por el Aborto Legal tiene como lema "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir". Desde la vuelta de la democracia, el Estado no ha garantizado a las mujeres ningunos de estos predicamentos. Sólo ha permanecido firme en mantener al aborto en la clandestinidad, con la única consecuencia de generar cien muertes por año.

El hecho de la clandestinidad del aborto no hace que las mujeres dejen de practicarlo, sólo provoca que se mueran aquellas que no pueden pagar lo que un médico de una clínica privada le pide para realizárselo en forma segura.

Las estadísticas demuestran que en ningún país donde se ha legalizado el aborto ha aumentado la cifra de mujeres que lo practican. Lo que sí disminuye drásticamente es la cifra de mujeres que mueren por hacerlo.

Legalizar el aborto es estar a favor de la vida. Es luchar contra la violencia y la condena a muerte de mujeres que deben tomar esa decisión en la clandestinidad.

Es momento de que llevemos adelante un debate serio sobre el aborto. Respecto del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Respecto de la necesidad de proteger la vida de aquellas mujeres que mueren por la clandestinidad.

En aquellos países que muchas veces nos gusta llamar desarrollados, el aborto es legal y no se mueren mujeres por acceder a la práctica en forma insegura e insalubre. Sólo por mencionar algunos: Canadá, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Francia, Noruega, Países Bajos, entre 55 más.

En nuestro país hace más de nueve años que se presentó por primera vez el proyecto por la interrupción voluntaria del embarazo y nunca se logró poner en discusión ni el proyecto ni el tema en sí. Este año me toca encabezar el proyecto que cuenta con la firma de más de cuarenta diputados y diputadas que tenemos como objetivo su tratamiento.

Es momento de que el Estado argentino se haga cargo de que la principal causa de muerte materna es la clandestinidad del aborto. Es momento de debatir, de dar un paso hacia adelante, hacia la libertad y el goce de una vida libre de violencia.

Nota Publicada en Infobae