Manifiesto Fundacional del FAP
MANIFIESTO FUNDACIONAL DEL FRENTE AMPLIO PROGRESISTA
En el mes de junio de 2011, a poco más de un año de conmemorarse el Bicentenaio de la Patria, y próximos a celebrar los doscientos años de la creación de nuestra Bandera Nacional, se constituye el Frente Amplio Progresista.
Tenemos la firme convicción de que la capacidad creativa de nuestro pueblo, sus historias de lucha y esperanza, y su valor para reponerse de profundas crisis, se manifiestan como una riquísima experiencia colectiva para iniciar la construcción de un nuevo Proyecto de Nación Emancipador.
La nación es territorio, comunidad, institucionalidad y proyecto común en la diversidad. Contiene una multiplicidad de sentidos, pero articula sus energías alrededor de la palabra "nosotros".
Sólo un derrotero común, sin antinomias, nos permitirá hacer del pasado una Historia cargada de memoria, y del futuro una perspectiva capaz de asegurar nuestra realización y felicidad, así como la vida y las oportunidades de las nuevas generaciones.
Es la Participación de los argentinos en todas sus formas y modos, la manera de garantizar un destino común como país. Por eso el Frente Amplio Progresista entiende que sólo un movimiento nacional basado en la participación activa de los argentinos, en la creación de ámbitos de debate y consenso, en el aliento de nuevas prácticas políticas, puede dar lugar a un cambio sustancial en la relación gobierno-sociedad, a un mejor ejercicio de la representación política y al protagonismo de los ciudadanos.
Para esto, el Frente Amplio Progresista viene a asumir el compromiso de promover una nueva cultura política y social. Rechazamos el pensamiento conservador que define la política como conciliación de los intereses tal cual existen, y proponemos en cambio reformular esos intereses y reorientarlos en función de un proyecto que avance hacia la igualdad social y económica.
La agenda progresista para la Argentina de hoy es de una envergadura y complejidad que hace necesaria la construcción de instrumentos de organización igualmente complejos, capaces de dar mejor cuenta de la diversidad y heterogeneidad de la sociedad contemporánea. Esta tarea nacional impostergable reconoce un antecedente importante en los gobiernos progresistas de la ciudad de Rosario, en los últimos veinte años, y de la provincia de Santa Fe desde 2007.
El Frente Amplio Progresista no es una asociación circunstancial para responder a una coyuntura electoral, sino una propuesta política con vocación y capacidad para constituirse en una herramienta de buen gobierno para la Argentina.
Es necesario reconstruir el vínculo entre la política y la sociedad desde nuevas miradas. En un mundo que cambia permanentemente, los grandes partidos, atados a pesadas estructuras, no logran adaptarse para responder a las demandas sociales. El Frente Amplio Progresista ofrece una alternativa solidaria, participativa y transparente para promover un cambio cultural que se asiente en las capacidades creativas y realizadoras del pueblo argentino.
Nuestro Frente es Amplio, porque aspira a integrar fuerzas políticas y sociales sin otro límite que su voluntad de aceptar explícitamente nuestras bases programáticas, siempre que su trayectoria no esté reñida con esa voluntad.
Nuestro Frente es Progresista, porque propone construir un proyecto colectivo de Nación recreando el compromiso entre la ética y la política, con el objetivo de promover la calidad institucional y el pleno ejercicio de los derechos humanos en un contexto de verdad, memoria y justicia. Un proyecto que se oriente a la inclusión social y la redistribución económica, defendiendo los derechos de los trabajadores y su libre agremiación.
El progresismo sigue proponiendo hoy, tal como lo planteó el Diálogo Argentino, la reforma política necesaria para mejorar nuestra democracia. El progresismo recupera asimismo las bases esenciales planteadas por la Universidad Pública Argentina, para insistir en la necesidad de una reforma económica tan profunda como sea necesaria para construir una sociedad justa.
El progresismo entiende la urgencia de intervenir, sensibilizar y movilizar en torno a la relación entre un ambiente sano y la calidad de vida, entendiendo que la lucha contra la pobreza es, a su vez, la creación de contextos más saludables y de paisajes urbanos y rurales donde la vida se fortalezca y sea posible la convivencia. Esta posición incluye una actitud firme y responsable sobre la preservación de nuestros recursos naturales, así como el llamamiento a construir un plan ambiental como política pública a largo alcance, con la participación y el compromiso de los argentinos.
El escenario internacional, con una cantidad de acontecimientos en lo económico-financiero, comercial, bélico, y de reagrupamiento de los actores centrales, sigue mostrando un mundo incierto, cada vez más inseguro y con una pobreza creciente. Nuestro país debe colaborar en los cambios de ese escenario, de manera solidaria y pacífica. En la región proponemos una perspectiva estratégica de inserción que contenga una efectiva cooperación mutua con Brasil en el contexto del Mercosur, la profundización de la regionalización y una amplia multilateralidad económica, política e institucional.
A casi tres décadas de la recuperación de la institucionalidad democrática en la Argentina, sus valores no están en discusión. Sin embargo, la democracia política conquistada presenta grandes limitaciones.
En la Argentina de los últimos años se han reforzado los rasgos del decisionismo político que se reflejan en dos esferas de relaciones: las del poder ejecutivo con el legislativo y el judicial, por un lado; y las del gobierno nacional y los Estados subnacionales, por otro. La ausencia de diálogo entre poderes y el deterioro del federalismo frente al poder central son dos caras de la misma moneda. Corrupción, falta de transparencia y clientelismo completan este panorama.
Otra importante limitación de nuestra democracia política ha sido su incapacidad para transformar el crecimiento económico sostenido de los últimos años en una mejor distribución de la riqueza, para revertir la profunda desigualdad que condena a una gran parte de nuestra sociedad a la pobreza y a la indigencia.
Estas deudas de nuestra democracia explican las recurrentes crisis de representación política y reafirman la necesidad de construir una alternativa para un espacio importante de la sociedad que no se siente interpretado por las opciones políticas existentes.
El Frente Amplio Progresista establece su horizonte político reuniendo libertad e igualdad, como dos valores que considera inescindibles. Cada uno de ellos se desnaturaliza si no contiene al otro. La libertad sin igualdad es el reino del mercado, la igualdad sin libertad es autoritarismo. La libertad y la igualdad son las bases de la autonomía de las personas, necesarias para construir -con independencia de cualquier sujeción externa- relaciones en el plano afectivo, religioso, cultural, político-ideológico y económico. Para eso es necesario incorporar la perspectiva de género que, desde el reconocimiento de las diversidades, asegure equidad de trato y oportunidades.
En especial, debemos prestar atención a los jóvenes, cada vez más protagonistas de los discursos políticos, pero no de las políticas públicas. Sobre nuestros jóvenes recaen más fuertemente las consecuencias de la exclusión. Por eso valoramos y alentamos la creciente politización y participación social y política de nuestros jóvenes, pero a la vez ponemos de manifiesto la necesidad imperiosa de políticas públicas universales con y desde la juventud.
La historia de los últimos siglos es una historia de avances paulatinos en la consecución de derechos y libertades. Es hora de que esas libertades se enriquezcan con un proceso simultáneo de igualdad social, que permita convertir la espera en esperanza hacia un futuro de bienestar colectivo.
Nuestra Nación nos presenta un hermoso desafío para el porvenir. Así lo asumimos, y por eso trabajamos para alcanzar una sociedad integrada, estable, justa y segura, capaz de garantizar la inclusión y el desarrollo para las próximas generaciones. Lo hacemos combinando lo mejor de la historia política argentina y apelando a la invención del futuro, como acto común, como una identidad indiscutible, como la consecución del sueño que merecemos y la felicidad que deseamos para nosotros y nuestros hijos.
Convocamos a todas las argentinas y a todos los argentinos al Diálogo, para conformar un amplio movimiento nacional de base ética y programática que, respetando nuestros valores humanos, morales, espirituales y materiales, nos contenga sin exclusiones. Convocamos especialmente a los jóvenes a ser protagonistas hoy en la construcción de esta propuesta de cambio.
Convocamos a construir, con el esfuerzo común, una ilusión de cara hacia el futuro.
Buenos Aires, República Argentina, 28 de junio de 2011
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