El gran desafío, reconstruir el progresismo en la Argentina [Editorial]

Por Humberto Tumini / Nacional enero 12, 2016 23:41

Enero del 2016

El gran desafío
RECONSTRUIR EL PROGRESISMO EN LA ARGENTINA

En la etapa que se ha abierto en el país, que seguramente durará un periodo no corto, la gran tarea que tienen por delante las organizaciones y los dirigentes progresistas es recomponer sus fuerzas.

Reconstruir un progresismo de verdadero contenido nacional y popular, defensor de la democracia y de todos los derechos de los ciudadanos, como también de la soberanía nacional en la mas amplia acepción del término es nuestro gran desafío. Poniendo a aquel bien a distancia del bastardeo a que lo sometió finalmente el kirchnerismo.

Allá por el 2003, luego del estrepitoso fracaso del neoliberalismo en la Argentina, que había arrojado absolutamente a la defensiva a los sectores mas conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad, con un contexto internacional claramente favorable, se abrieron todas las posibilidades para desplegar un proyecto que construyera una nación independiente, justa y sustentable. Dijo en ese entonces Néstor Kirchner que venía a materializarla, señalando en un famoso discurso que él “no venía a dejar los principios -progresistas- en las puertas de la Casa Rosada”.

Terminado el largo ciclo de 12 años en el gobierno que tuvieron él y su esposa, qué hubo de cierto de aquella promesa. Nada, arrastraron por el fango dichas banderas. Eso si, con un buen “relato”.
Robaron a cuatro manos, desde la familia presidencial para abajo. Hablaron de derechos humanos mientras cooptaban con plata a las principales dirigentes de los organismos y aprobaban de la mano de los Berni semejante ley antiterrorista; que hoy le dejan de obsequio a la derecha. Cooptaron y corrompieron también con dinero a muchos de los mejores intelectuales y artistas populares. Usaron los aparatos de inteligencia e impositivos del Estado para perseguir a los opositores. Dejaron crecer el narcotráfico pactando con las cúpulas de las fuerzas de seguridad, policiales y penitenciarias penetradas por aquel, de la mano de los Aníbal Fernández, turbios personajes.

Discurseaban que construían un “Estado fuerte” y resulta que luego lo usaron para los negocios propios y de los capitalistas amigos; como también para rentar la militancia. Hablaban de que querían una “justicia legítima” y resulta que lo que en realidad buscaban era una domesticada y funcional que les diera impunidad; o sea muchos Oyarbides. Decían ser promotores de la “pluralidad de voces”, rompiendo la concentración mediática, y armaron con dineros públicos y testaferros un repudiable monopolio informativo kirchnerista.

Sostuvieron que venían a reindustrializar el país y solo dejaron armadurías. También, que estaban para defender los recursos naturales y se los entregaron a los monopolios extranjeros para su depredación. Se regodeaban de promover la participación popular y resulta que solo funcionaba el dedo presidencial. Iban a construir una nueva fuerza política -nacional y popular- desde la “transversalidad” y terminaron en lo peor del PJ; mientras se dedicaban con todo empeño -y se siguen dedicando- a agredir y vilipendiar a quienes los criticábamos con sólidos argumentos y razones por izquierda.

En resumidas cuentas, no hicieron otra cosa que desprestigiar ante la mayoría de la sociedad, todas las banderas progresistas que durante años y en las mas duras circunstancias sostuvimos en alto. Así, le terminaron entregando el gobierno a Macri.

Desde esa dañina catástrofe que significaron los Kirchner, es que hay que iniciar la reconstrucción del progresismo. Conscientes de ello, debemos hacerlo inteligente y creativamente. Sosteniendo firme aquellos principios de siempre, que son nuestra columna vertebral, pero interpretando correctamente los tiempos y realidades presentes y por venir.

Debe ser un nuevo progresismo este del siglo 21; que por sobre todo tenga voluntad de disputar poder político. No se cambian las naciones y las sociedades desde el llano, a lo sumo se achican un poco los daños que pueden causar los que gobiernan con la mano derecha.

Opositores al gobierno del “circulo rojo”, muy lejos de los pseudos “defensores de la patria” kirchneristas, con amplio espíritu unitario. Desde ahí hay que iniciar sin demoras, pero con toda la flexibilidad política necesaria, la reconstrucción de nuestra representación política.

Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur

Por Humberto Tumini / Nacional enero 12, 2016 23:41