¿Desendeudarse o endeudarse?

Por Humberto Tumini / Nacional marzo 11, 2010 00:35

¿El gobierno busca desendeudarse o endeudarse?

Los argentinos sabemos a través de dura experiencia, que el modelo económico asentado en el endeudamiento externo no es viable y conduce a la destrucción del país. El neoliberalismo instalado por vía del terror a partir de 1976, que se extendió casi sin interrupción hasta fines del 2001, tenía como uno de sus pilares hacer que creciera y creciera la deuda externa; para peor, en una significativa proporción, de manera fraudulenta. Cuando el golpe de Videla la nación debía 4.800 millones de dólares, al derrumbarse el gobierno de De la Rúa cuarenta veces más; después de haber pagado en esos años la misma cifra que aun debíamos. La deuda por tanto, fue una pesada losa para el desarrollo de nuestra economía; y por cierto una poderosísima palanca en manos del poder financiero internacional para imponernos sus recetas, con la complicidad de sus sirvientes nativos siempre prestos a ello. Como sabiamente decía Jauretche, tan hijueputa el gringo que nos compra como el criollo que nos vende.

La salida de esta situación, vino primero de la mano del cese del pago de la deuda resuelto por el efímero presidente Adolfo Rodríguez Saá. Seguramente más que por sus convicciones, obligado a ello por la situación económica, política y social del momento; como también, probablemente, por sus ambiciones de continuidad en el cargo. Y luego, cuatro años más tarde, por la renegociación que hizo el entonces presidente Néstor Kirchner de dicha deuda suspendida de pago, a través de un canje que incluyó una quita de más del 60%. El no abonar durante un período importante de tiempo ni capital ni intereses por el default, y el achicar por medio del canje sustancialmente lo adeudado, pesificando una porción mayor que antes, bajando los intereses y estirando los plazos, facilitaron junto a otras medidas, la salida de la Argentina de la crisis y el reinició de un camino de crecimiento. Que no hubiera sido posible en la misma medida, aun con condiciones económicas mundiales favorables, con el peso de la deuda previa sobre las espaldas del país.

Todo esto más allá de que algunas cuestiones del canje del 2005, arrastraran consecuencias luego a futuro. Una de ellas fue no investigar primero la deuda que se iba a negociar y canjear, tal como lo indicaba el fallo del juez Jorge Ballesteros del año 2000, fruto de las investigaciones de Alejandro Olmos. Probablemente de haberlo hecho así, la quita hubiera sido de la misma magnitud (eso ocurrió en el Ecuador de Rafael Correa), pero sin tener que entregar a los acreedores -como se hizo- bonos atados a la inflación y al PBI para que aceptaran la quita; decisiones que ahora se hacen sentir nuevamente en los pagos. Ni que hablar del golpe político que les hubiéramos dado a todos -de afuera y de aquí- los que nos saquearon el país.

De todas maneras el canje del 2005 fue una política de desendeudamiento concreta, que alivió la economía nacional en grado no desdeñable, facilitando por ende su desempeño. Y el pago al FMI de toda la deuda, en momentos económicos muy favorables, fue de hecho en el mismo sentido; y tuvo, en nuestra opinión, la virtud de obtener más soberanía sin la tutela ya de dicho organismo.
Los dos años posteriores -2006 y 2007- con condiciones óptimas en la economía mundial y sin el agobio de enormes pago de la deuda, permitieron un crecimiento a “tasas chinas” casi desconocido en el último medio siglo en el país. Pero a fines del 2007 ya la inflación comenzó a hacerse sentir por la debilidad del gobierno frente a los formadores de precios, más allá del palabrerío de Moreno, impactando en la deuda vía bonos atados al CER. El gran crecimiento que se verificó durante el 2008 se hizo notar también en los pagos por los bonos que contemplaban al PBI. Y finalmente vino la gran crisis mundial que terminó impactando sobre el superávit fiscal, que se usaba para el pago de la deuda, por la baja de la recaudación de un lado y la necesidad contra cíclica de mantener e incrementar los gastos para sostener el consumo y la inversión del otro.

Allí entonces, otra vez la encrucijada de qué hacer con la deuda. Se abrían dos caminos, uno de confrontación con el poder financiero: suspender los pagos de la deuda con los bonistas, hasta determinar a través de una investigación seria cuanto de ella es legítimo y cuanto no; el otro de negociación con aquel poder: volver a buscar créditos internacionales aunque sea a tasas altas, y pagar con ellos.

El gobierno kirchnerista como el tero, puso el grito en un lado y los huevos en el otro. Optó por buscar nuevos préstamos y lo encubrió con frases altisonantes respecto de que continuaba su estrategia de “desendeudamiento”. El primer gesto en esa dirección fue con el Club de París en momentos en que empezaba la crisis financiera internacional. Les ofreció a dichos acreedores pagar toda la deuda -6.000 millones de dólares- a cambio de nuevos créditos; incluso sacó un decreto Cristina para ello. El derrumbe de las finanzas mundiales, y la consecuente imposibilidad de conseguir “plata fresca” en ese contexto, llevó al gobierno a dejar en la nada dicho pago.

Fue luego por el aval del FMI, con quién había jurado, ante todos nosotros, nunca más volver a negociar recursos. Usó argumentos varios para borrar con el codo lo que había escrito con la manito. Al Fondo no le disgustó la idea de tenernos de nuevo en el redil, pero le puso algunas condiciones al gobierno muy difíciles de aceptar. La principal: revisarle los números del INDEC. No hubo cierre ni nuevos recursos por allí, era muy duro de hacerse cargo -ante los argentinos no con el Fondo- lo que han hecho con las estadísticas.

Se pergueñó entonces la estrategia de reabrir el canje -cerrado a cal y canto en su momento por la ley “cerrojo” de Kirchner- para que los beneficiarios de dicha medida nos prestaran nueva plata a tasas aceptables (10% por ejemplo). Lo pusieron al ex UCD Amado Boudou en la poltrona de Economía para ello. Claro, no alcanzaba con reabrir el canje para que nos prestaran, había que dar mayores muestras de que la deuda sería pagada si o si. Allí apareció entonces el primer DNU de diciembre con el pomposo y falso nombre de “Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad”. Argumentaron primero que era para dar garantía de pago de la deuda, después que era para crear caminos, escuelas, y tantas otras cosas, y finalmente, no pudiendo sostener todo lo anterior, que era derecho viejo para pagar la deuda del 2010. Es más, en principio en dicho decreto se hacía referencia a 6.500 millones de dólares, pero su redacción dejaba abierto usar todas las reservas declaradas “disponibles”, que fueron calculadas por el gobierno en 17.000 millones de verdes.

Se dieron contra la pared, y lo tuvieron que anular. Pero volvieron a la carga con otro DNU, decididos a “pagar o pagar” como dijo la Presidente. Decreto por unas horas clandestino, e igual al anterior de mentiroso en su denominación -Fondo de Desendeudamiento-, pero que les permitió llevarse por ahora las reservas a escondidas. Cosas vedere Sancho…..

Seguramente no les será fácil hacer pasar este DNU, ni ninguna ley que pretenda lo mismo. Daremos batalla para ello. Pero tan importante como eso, es tener claro que este gobierno (que vergonzosamente utiliza a Hillary Clinton en su propaganda para convencer a la sociedad que se debe pagar) ya no es nacional o popular como alguna vez pudo haber sido. En realidad, en este terreno de la deuda -como en muchos otros- ha abandonado lo que viene declamando. Ya no hay estrategia alguna de desendeudamiento para liberar las fuerzas productivas, sino que se intenta una y otra vez -de dos años a esta parte- retomar la senda del país que no tiene futuro: el que sucumbe bajo el peso de la deuda.

Y lo hace entre otras razones, porque solo piensa ya en términos de cómo llega al 2011; aunque vuelva a hipotecar para ello como los gobiernos que le precedieron, el futuro de todos y todas las argentinas. No vamos a observar calladamente esto, como no lo hemos hecho nunca antes; ni les vamos a dejar pasar las mentiras aunque vengan con el sambenito de que somos funcionales a la derecha. Falso, repetimos, es que busca desendeudarse, falso que si no los apoyamos viene el golpe del cuco, mentirita que lo que están buscando es lo mejor para las mayorías.

10 de marzo de 2010

Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur
 

Por Humberto Tumini / Nacional marzo 11, 2010 00:35
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