A 39 años recordamos a los compañeros

Queridos compañeros

Se cumplen hoy 39 años desde la muerte del compañero Salvador Allende, y con ello el fin de un proceso democrático, popular, antiimperialista y revolucionario, que tuvo como característica más importante la masiva participación del pueblo de Chile.

Fueron tres años de nacionalización a las empresas trasnacionales del cobre, el salitre, el hierro, el carbón. De la expropiación de los teléfonos y comunicaciones a la ITT .

De la formación del Area de propiedad social con las 300 principales empresas industriales que producían para el mercado interno y sobre de la expropiación de los 5.000 latifundios a los terratenientes chilenos.

Fueron tres años cuya cuestión central fue  la vasta, masiva y extendida participación popular, cuyo nivel de conciencia política  pudo construir, junto con las posiciones conquistadas al aparato estatal la  democracia más profunda, como jamás nunca mi pueblo conoció.

Asambleas populares, cordones industriales, Juntas de abastecimientos y precios, consejos comunales campesinos, fueron algunas de las creaciones de Poder Popular que intentaron sostener al Gobierno y al Programa de la Unidad Popular

Es para mi un momento de emoción y de recuerdos a mis compañeros de militancia, en particular a mi padre político, Oscar Vega “el abuelo” ex comunista, marxista y proletario Presidente del Consejo Comunal Campesino de Copiapó, que puesto de nuevo en al Campo de Concentración de Piragua se ahorcó en un último gesto de resistencia. Para vos abuelo, “educador de pobres, formador de obreros, juvenil ejemplo rojo”, mi cariño eterno.

A mi querido Carlos Alcayaga Presidente de la Central Unica de Trabajadores del Valle de Elqui, minero, marxista, detenido y fusilado por la Caravana de la Muerte el 16 de setiembre en La Serena..

Y mi eterno recuerdo para el “Indio Vasquez” amigo de vino y madrugadas,  Gobernador del Valle de Elqui, muerto en combate el 11 de septiembre a la tarde en los bosques de Paihuano, solo con sus convicciones, en el momento definitivo.

 

Les envío para que conozcan el Himno de la Unidad Popular que compuso Víctor Jara y que coreamos mil veces en las barricadas.

 

Himno de la Unidad Popular

Desde el hondo crisol de la Patria
se levanta el clamor popular
ya se anuncia la nueva alborada
todo Chile comienza a cantar

II

Recordando al soldado valiente
cuyo ejemplo lo hiciera inmortal
enfrentemos primero a la muerte
traicionar a la Patria...¡jamas!

Coro

¡Venceremos! ¡Venceremos!
mil cadenas habrá que romper
¡Venceremos! ¡Venceremos!
al fascismo sabremos vencer (bis)

III

campesinos, soldados y obreros
la mujer de la Patria también
estudiantes, empleados, mineros
¡cumpliremos con nuestro deber!

IV

Sembraremos las tierras de gloria
¡Socialista será el porvenir!
todos juntos seremos la historia
¡A cumplir! ¡A cumplir! ¡A cumplir!

 

 

Y finalmente el último discurso de Salvador Allende que escuchamos a las 9:15 de la mañana. 

 

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. 

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios. 

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos. 

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará. 

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria. 

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. 

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. 

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

 

 

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