Grecia: Mala economía, mala política
El paquete de rescate financiero de Grecia: Mala economía, mala política
Durante el fin de semana un paquete de ayuda financiero para Grecia fue anunciado por parte del FMI y la Unión Europea. El nuevo programa, resultado de las negociaciones que han tenido lugar desde las declaraciones iniciales de solidaridad por parte de la UE del 11 de Febrero, pretende impedir el contagio de la crisis al resto de la periferia europea ante el acoso incesante de los mercados financieros internacionales. El programa anunciado incluye financiamiento conjunto por 110 millardos de Euros a lo largo de los próximos 3 años, de los cuales 80 millardos serán suministrados por la UE y 30 millardos por el FMI.
En teoría el paquete de rescate financiero pretende restablecer la confianza en el país mediterráneo al eliminar temporalmente su dependencia de los mercados financieros. De acuerdo a los términos anunciados todas las necesidades de financiamiento de Grecia estarán cubiertas hasta el 2012 con el objetivo de darle tiempo al país de implementar las medidas de ajuste requeridas para estabilizar las finanzas públicas. En la práctica es poco probable que el paquete implique una salida definitiva a Grecia de la crisis. En el mejor de los casos, el crédito suministrado permitirá posponer por un par de años el reconocimiento de la insostenibilidad de la situación fiscal del país antes de declarar finalmente la incapacidad de pago, tal y como ocurrió con los créditos del FMI a la Argentina a finales de los noventa.
Proyecciones principales indicadores macroeconómicos, Grecia 2010-2014
Para darse cuenta del carácter inevitable de la cesación de pagos solo hace falta ver las proyecciones oficiales del paquete de rescate. A pesar de las fuertes medidas de ajuste que esperan reducir progresivamente el déficit de 13.1% del PIB en el 2009 a 2.6% en el 2014, la deuda publica seguirá creciendo hasta alcanzar un máximo de 149% del PIB en el 2013 en un entorno caracterizado por bajas tasas de crecimiento. Tal y como esta planteado el éxito del programa depende en primer lugar de la capacidad de la economía griega de crecer durante el periodo de ajuste y en segundo lugar de la posibilidad de seguir refinanciando la deuda publica en condiciones sostenibles. Ambos supuestos son bastante cuestionables.
En el caso del primer supuesto, el paquete no provee una respuesta clara a cual será el motor de la demanda agregada durante el periodo de ajuste. En el largo plazo uno de los objetivos del programa es la reducción de los costos salariales de Grecia en el orden del 20% con el fin de recuperar la posición competitiva del país dentro de la zona euro. Este proceso ya esta en marcha con la reducción en un 20% de los salarios públicos incluida dentro del paquete de ajuste del FMI. Sin embargo en el corto plazo, una vez el mecanismo de devaluación deja de ser un opción, la reducción de costos salariales en este escala implica un fuerte proceso de deflación interna. En la medida en que los ingresos salariales se reduzcan pero el valor nominal de las deudas de los hogares se incremente a consecuencia de la deflación, es imposible vislumbrar una recuperación liderada por el gasto privado. Si a esto se suma la falta de competitividad del sector exportador griego y los recortes del gasto publico, no queda claro como la economía griega pueda retornar a la senda del crecimiento de forma sostenible en el corto y mediano plazo.
Es precisamente la falta de crecimiento económico el elemento que pone en cuestión la posibilidad de Grecia de retornar a los mercados financieros. Si bien las necesidades de financiamiento del país están cubiertas hasta el 2012 a través del FMI y la UE, los mayores de deuda publica proyectados para el 2013 hacen poco probable que la economía griega pueda regresar en condiciones aceptables a los mercados financieros. Esto es especialmente cierto si el programa de ajuste profundiza la recesión de la economía a través de la depresión del ingreso de los hogares. De esta forma la única forma de perpetuar el programa de ajuste es la continuación del refinanciamiento de la deuda por parte del FMI y la UE mas allá del 2013. En este punto la cuestión es la viabilidad política de perpetuar el ajuste, tanto a nivel internacional por parte de la UE, como a nivel interno por parte del pueblo griego.
En el caso de la UE es difícil prever una renovación del programa de ajuste ante la oposición de los electorados en los diferentes países. Los bajos niveles de crecimiento económico proyectados para los próximos años en la mayoría de los países miembros de la zona euro, así como el incremento de la deuda pública probablemente reduzcan la tolerancia política ante este tipo de programas. La posibilidad de una cesación de pagos por parte de Grecia en el 2013 y por ende de la pérdida de los recursos públicos europeos prestados, reduciría aun mas las posibilidades del país mediterráneo de refinanciar su deuda una vez concluido el actual programa de ajuste. De hecho la presencia de préstamos multilaterales a nivel de la Unión Europea crearía serias dificultades, desde el punto de vista político, para cualquier tentativa de reestructurar la deuda publica griega en el futuro cercano.
A nivel interno, el rechazo del pueblo griego a las duras medidas de ajuste ya se esta dejando ver en las calles. No hace falta consultar el oráculo de Delfos para darse cuenta que la prolongación de estas medidas y por ende de la recesión económica por la cual atraviesa el país solo intensificara las protestas y manifestaciones en contra del gobierno y del programa de ajuste. La inestabilidad política solo puede afectar de forma negativa cualquier intento de restaurar la confianza en la economía. En este sentido, el programa de ajuste solo es sostenible políticamente en el corto plazo si es capaz de inducir un rápido cambio en la situación económica. Su fracaso en dicha área puede llevar a una agudización de las tensiones sociales con las consecuencias en términos de perdida de gobernabilidad asociadas a ello.
La falta de voluntad política de reconocer la insostenibilidad de la situación de Grecia en el marco institucional actual de la zona Euro ha llevado a la elaboración de un paquete de ayuda financiero no solo es mala economía, sino también mala política: induce a la economía griega a una recesión sin un fin claro al mismo tiempo que alienta la inestabilidad política dentro de Grecia y resentimientos dentro de la Unión Europea. Ante esta situación es claro que se necesitan soluciones de fondo que respondan no solo a las necesidades de Grecia, sino también del resto de los países de la periferia europea. Las medidas requeridas ya ha sido reivindicadas por el CADTM.
A saber
- El pago de la deuda pública de Grecia debe ser suspendido de inmediato y debe llevarse a cabo una auditoría pública para decidir sobre la legitimidad o ilegitimidad de dicha deuda.
- Deben tomarse medidas de anulación y los beneficios financieros de la deuda deben gravarse en origen, con el tipo de interés máximo del impuesto a la renta.
- Se deben tomar medidas fiscales, de forma inmediata, para restablecer la justicia fiscal y luchar contra el fraude. En este momento, según las cuentas del Tesoro griego, los funcionarios (designados como chivo emisario) y los obreros declaran unos ingresos mayores que los profesionales liberales (médicos, farmacéuticos, abogados) e incluso que los ejecutivos de los bancos.
Para concluir es importante señalar que la viabilidad a largo plazo de la zona Euro depende en gran medida de cambios significativos de la estructura institucional sobre la cual se basa la moneda común. Solamente el establecimiento de un mecanismo de prestamista de última instancia respaldado por una entidad fiscal centralizada a nivel europeo puede asegurar la estabilidad del conjunto de las economías de la zona euro en el largo plazo.
Reproducido de www.cadtm.org
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