Declaración de Buenos Aires

Declaración de Buenos Aires

Los y las jóvenes de organizaciones y movimientos populares de America Latina, reunidos durante el mes de mayo de 2010 en el III Encuentro Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio, para darle continuidad a este espacio de articulación de la juventud a nivel regional, que tiene su nacimiento en el mes de noviembre de 2008, decimos:

Nuestro continente entra a la década de bicentenario de nuestros países con un ya extendido proceso de transformaciones sociales impulsadas por mayorías y gobiernos populares, que permiten hablar de un cambio de época que viene a superar los proyectos neoliberales que asolaron nuestra región en el pasado reciente. Así lo confirman los nuevos triunfos electorales en Ecuador, Uruguay y Bolivia, donde son reelegidos gobiernos sustentados por mayorías con una clara voluntad de democratización y transformación social, dando continuidad al proceso regional abierto desde 1998 con la llegada del comandante bolivariano Hugo Chávez a la presidencia de la República de Venezuela.

Desde entonces, numerosos avances en beneficio de nuestros pueblos han venido sucediéndose, dando sustento real al tan anhelado proceso que permita sentar las bases para una Patria Grande Latinoamericana, tal como soñaran los próceres de nuestra región hace ya 200 años. La ruptura definitiva, en aquella tarde lluviosa de noviembre de 2005 en Mar del Plata, con el intento imperialista de coronar una región de libre comercio; la consolidación de la UNASUR como herramienta de articulación regional de los gobiernos, para defender los procesos democráticos; la creación del Banco del Sur, del Parlamento del Mercosur y de otras instancias regionales que dotan de una mayor institucionalidad al proceso en marcha y la creación de mecanismos propios para la resolucion de controversias, evitando así la injerencia norteamericana en nuestros asuntos, son algunas de las muestras de este nuevo momento histórico para nuestro continente y nuestros pueblos.

Pero tales esfuerzos avanzan también en un marco de confrontaciones con las derechas, las oligarquías y el imperio, que no son posibles eludir. El golpe de estado en Honduras ilustra la lamentable persistencia de la voluntad antidemocrática y violentista de los sectores más reaccionarios de nuestras sociedades, y nos retrotrae a la oscura época de golpes y dictaduras militares, procedidas de gobiernos serviles a ellas y elecciones que no modifican el carácter antipopular que los anima. La reinstalación del proceso constituyente que impulsaba el pueblo hondureño y el gobierno de Zelaya debe seguir siendo una bandera irrenunciable para todas las fuerzas democráticas del continente.

Lo mismo con las bases militares que el imperio consolida en la región, en particular en Colombia con el acuerdo del gobierno títere de Uribe, y la reactivación de la IV flota en las aguas del Caribe y el Océano Atlántico, ambos, sucesos que marcan claramente las intenciones intervencionistas y amenazantes del imperio yanqui sobre los procesos políticos de nuestro continente, y los enormes recursos naturales presentes en nuestros territorios.

Otro tipo de peligro lo representa la posibilidad de rearme y rearticulación de las derechas, sobre la base de la renuncia de algunos gobiernos que abandonan o relativizan su compromiso con la democratización y la ruptura con las políticas neoliberales, legitimando las posturas de los sectores más conservadores y reaccionarios, alejándose de las necesidades y anhelos de las mayorías, y perdiendo tarde o temprano el apoyo popular que les dio sustento. Es la lección que dejan las recientes elecciones en Chile, donde el agotamiento del proyecto de los gobiernos posteriores a Pinochet, termina reinstalando en La Moneda a los mismos sectores que sustentaron a la dictadura chilena. De esta lección en particular, debemos prestar atención para no cometer los errores que permitan reinstalar proyectos alejados de los intereses populares en los gobiernos de nuestro continente.

Entendiendo de esta manera el marco político por el cual atraviesa nuestra región, sabiendo de los sustanciales avances que los procesos políticos populares, progresistas y de izquierda han significado en beneficio de las mayorías, y sin dejar de mantenernos movilizados y alerta ante los embates de las derechas locales y foráneas; creemos que la profundización de la democracia, la soberanía y la participación en América Latina es también una de las tareas esenciales para nosotros y nosotras, la juventud del continente. Sólo a partir de un mayor protagonismo, decisivo y firme de los y las jóvenes, podremos ser actores decisivos en la consolidación de un nuevo rumbo político que signifique la realización de los sueños del pueblo latinoamericano.

Desde el Encuentro Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio, somos concientes de que esa participación debe ser de múltiples y variadas formas. Por un lado, el aporte de la discusión, la elaboración de propuestas y el intercambio de experiencias teóricas y coyunturales de nuestra militancia; para arribar a conclusiones regional, y establecer de manera coordinada mecanismos de acción que permitan fortalecer nuestras formas de pensar y de ver la realidad continental. Para ello, hemos debatido en este III Encuentro, amplias temáticas vinculadas a las problemáticas y los desafíos de la juventud, como así también acerca de los procesos políticos nacionales y los marcos regionales de integración. Pero también, a la discusión, el debate y la reflexión, los y las jóvenes debemos sumar tareas prácticas para lograr una integración más completa, concreta y real, para conocer desde cerca a los pueblos que luchan y construyen día a día una Latinoamérica más unida, más digna y más soberana. Para ello, hemos realizado jornadas de trabajo voluntario y solidario en barrios del conurbano bonaerense y la Capital Federal, generando mayores lazos de identidad y compromiso con el pueblo argentino. En este sentido, también hemos realizado actividades culturales y deportivas, entre otros, porque entendemos que la verdadera integración se realiza de manera integral, aportando al verdadero intercambio de nuestras formas de ver, de ser y de actuar.

De este III Encuentro, numerosos avances hemos obtenido como conclusiones y desafíos hacia delante. La incorporación de compañeros y compañeras de Chile, Colombia, Ecuador y México, sumados a las delegaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela; que ya venían participando con anterioridad; muestran una representación extendida y amplia de casi todos los países al sur del Río Bravo. Las conclusiones de los talleres temáticos, con especial énfasis en los de Comunicación, Recursos Naturales y Género y Diversidad Sexual, manifiestan una clara voluntad de los y las jóvenes de seguir profundizando el debate y la articulación permanente, a través de la Agencia de Noticias Nota al Pie, las actividades en torno al próximo muestreo regional del saqueo de los Recursos Naturales y las actividades regionales vinculadas a las problemáticas de las mujeres, entre otras propuestas.

Pero quizás sea el Festival Solidario “Un libro para chile”, realizado el día domingo, como cierre de este III Encuentro, el dato más importante de esta instancia de articulación. Con una fuerte voluntad solidaria, aportando más de 500 libros, se lanzó la campaña regional que tiene como objetivo donar libros a las zonas afectadas por el terremoto que el pasado mes de febrero asoló el sur de Chile. Es por eso, que como actividad central por delante, los y las jóvenes del III Encuentro Latinoamericano de Jóvenes por el Cambio, hemos resuelto convocar a la campaña regional “Un libro para Chile”, que culminará en el mes de septiembre de 2010, donde delegaciones representativas de todos los países de América Latina, realizarán la entrega de la colecta de libros en Chile. De esta manera, la juventud latinoamericana, conciente de su rol y comprometida con los pueblos del continente, buscará aportar, de manera solidaria y fraterna, con la construcción de nuevos lazos de hermandad que permitan construir nuestra Patria Grande y la segunda y definitiva independencia de los pueblos latinoamericanos, tal como soñaran Bolívar y el Che.

Buenos Aires, 30 de Mayo de 2010.
 

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