Docente, educadora popular, deportista en su juventud.
A los 17 años comenzó a participar de esta organización, y desde entonces estuvo vinculada al trabajo territorial.
Formó parte del grupo de compañerxs que constituyeron la CTA de los Barrios, y que luego, durante los sucesos de 2001, se transformaría en Barrios de Pie.
En 2003, para dar cuenta de la irrupción de las mujeres en el movimiento piquetero, coordinó y dirigió el área de género: las Mujeres de Pie.
Más tarde, cuando el gobierno de Néstor Kirchner incorporó a las organizaciones territoriales a su gestión, ocupó distintas funciones en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: Directora de Educación Social y Popular, Directora Nacional de Formación de Actores Territoriales. Desde esas agencias, desarrolló políticas públicas orientadas al empoderamiento de las mujeres y de las organizaciones comunitarias.
A lo largo de su carrera, integró y coordinó varios equipos de investigación social en cuestiones de salud, juventud y género. Formó parte de la Red de Mujeres Solidarias en sus inicios y, hasta septiembre de 2018, coordinó las Mumala de Barrios de Pie de la pcia de Bs As.
En octubre de 2018 fue elegida Coordinadora Nacional de Barrios de Pie, hoy Libres del Sur, del cual es dirigente nacional.
Algunas frases de Silvia Saravia:
“Quiero un país donde no falte la comida y donde se pueda comer bien y sano. Sobre todos los chicos y chicas. Para ello, hace falta soberanía alimentaria y recuperar el trabajo de la tierra; las huertas comunitarias son una prioridad para nosotros y nosotras”.
“Necesitamos un Estado fuerte y presente, que garantice derechos y promueva la igualdad. Para esto es clave recuperar los recursos naturales como fuente redistributiva y relanzar una industrialización por sustitución de importaciones”.
“El desarrollo y fortalecimiento de las PYMES son el camino donde confluyen el modelo de ISI y la ciencia, factor fundamental de derrame para el resto de las actividades productivas”.
“El feminismo popular recupera las experiencias de vida y de lucha de las mujeres en el territorio, donde la muerte es más cercana y cotidiana. Es habitual que mueran niños, que alguna mamá se muera, que haya muertos en la familia por la policía o accidentes, accidentes domésticos, enfrentamientos, mujeres presas”.
“Peleamos por una vida libre de violencia. Hay muchas violencias. Por un lado, la violencia institucional que se vive en la salita, la municipalidad, la justicia. Pero también está el disciplinamiento que justifica el uso de la violencia cuando hay acciones no esperables por la cultura machista. Es una violencia doméstica: los novios, maridos, padres, hermanos, el mandato de cuidar a los hermanitos, hacer la comida. Sufrir que a las mujeres nos quiten las tarjetas, que no nos dejen estudiar. También debemos enfrentar los prejuicios, desde ‘en el barrio viven los chorros’ hasta el ‘sos machona’ si te plantás o si jugás al fútbol, etc”.
“Queremos liberarnos de las culpas. Una es culpable por todo. Si el nene se pierde, se lastima, si el marido se enoja, si te quedás embarazada, todo el tiempo hay una cuestión de culpas. La Iglesia evangélica y la católica son las principales diseminadoras de esta culpa. Por eso nosotras creemos que ninguna persona debería juzgarnos, solo nos juzga Dios, no las personas. Ni siquiera el cura debería juzgar”.
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Prensa:
Javier Núñez
Cel: 1152207018