Saqueos o el definitivo adiós a la justicia social

Saqueos en Córdoba o el definitivo adiós a la justicia social

En una noche, cientos de personas, la mayoría jóvenes, salieron en casi todos los barrios de la ciudad de Córdoba y de algunas localidades del interior, a saquear más de veinte supermercados y un centenar de comercios más pequeños. El acuartelamiento de la policía provincial exigiendo un aumento salarial dejo en constancia que la propiedad privada solo seria custodiada por sus dueños; dejando el Estado de realizar dicha función.

De manera desordenada y explosiva, la Córdoba marginal y excluida tomo la ciudad, la lleno de violencia, provocando con su accionar todo tipo de reacciones. Se escucharon las conocidas frases como “hay que matar a todos los negros de mierda” hasta el “esos son los que los reciben planes sociales” o el infaltable “que vuelvan los militares”. En los saqueos como hecho social se mezcla todo: delincuencia, marginalidad, exclusión, resentimiento, el fracaso del sistema educativo, inflación, pobreza, desocupación, precarización, etc.

También se hacen presentes las miserias políticas, por un lado la ausencia del gobierno de De la Sota que con sus ministros y funcionarios fueron personas totalmente incapaces de vertebrar un diálogo para llegar a una solución. Por otro lado el gobierno nacional se negó a intervenir priorizando la lógica de la interna justicialista y negándose a mencionar siquiera sobre los problemas sociales que son el caldo de cultivo de la explosión.

Pero intentando salir de una crónica e intentando indagar sobre las causas que sostienen este problema no puedo dejar de recordar la manera en que las políticas neoliberales transformaron el sistema productivo en Córdoba y en nuestro país en los últimos 40 años.

Quienes vivieron la época del “pleno empleo” ya tienen mas de 50 años, quienes vivieron épocas donde el trabajo en relación de dependencia era “estable” en la actividad privada, que da derechos a la seguridad social, a vacaciones, sindicalización, etc., ya pasaron los 40.

Quienes tienen menos de esa edad solo conocen otro paisaje social: conocen un 15 % de desocupados o subocupados, donde campea la delincuencia y la pauperización.

Se suma a este porcentaje un 32% de trabajo en “negro” o no registrado, esto es sin derechos laborales, con bajos salarios y precarias condiciones de trabajo que ponen en riesgo la vida y la salud de los trabajadores. Aclarando que entre los jóvenes de entre 20 y 30 años donde el trabajo no registrado llega al 50%.

De los trabajadores y trabajadoras con trabajo registrado o en blanco el 5% lo hace a través de agencias de empleo que los despiden constantemente para que no tengan continuidad y por ello “estabilidad” en el trabajo. Otro 10% de los trabajadores registrados lo hace de manera precarizada, es decir que le aplican convenios colectivos que no corresponden, con salarios bajos aunque realizan tareas por las que otros trabajadores correctamente registrados cobran bastante más.

Solo entre el 35 y 40% de los trabajadores están correctamente convencionados y gozan de los derechos laborales; es decir que son lo únicos a los que se les reconoce la “ciudadanía laboral” según lo prescriben las leyes y la constitución nacional. El neoliberalismo hizo su trabajo: puso la inestabilidad en el centro de la relación laboral y eso empobreció el conjunto de la clase trabajadora. Esta descripción es parte esencial del actual modelo económico ya que sin esos niveles de precarizacion laboral ¿de donde obtienen los empresarios sus enormes ganancias?.

Este proceso de transformación social que se inicio en la dictadura ha impactado en la practica política: en el territorio se desarrollo el clientelismo y ahora una versión mucho mas perversa, cual es la asociación de estructuras punteriles de los partidos tradicionales con el narcotráfico.

Pero lo mas grave, a mi entender, es el abandono que han hecho los políticos de los grandes partidos, a quienes les gusta llamarse “clase política” de las banderas de la justicia social. La renuncia explicita y silenciosa de esa dirigencia a la construcción de una sociedad con pleno empleo, con estabilidad en el trabajo y con derechos laborales es la gran responsable de la explosiva situación social.

De la Sota lo sabe, con sus mas de 12 años de gobierno, fue parte esencial de la implementación de modelo neoliberal en Córdoba. El gobierno nacional también lo sabe, mas allá de su verba “revolucionaria” no hizo nada en diez años por cambiar la matriz del trabajo en nuestro país, se enorgullecen de haber bajado el trabajo no registrado solo 10 puntos en 10 años, admitiendo que un tercio de la fuerza laboral esta no registrada; y tampoco tocaron las leyes laborales de los 90.

Cristina Fernández y De la Sota tienen sus puntos de acuerdo, para ellos los bajos salarios, el desempleo, la exclusión, la marginalidad y la pobreza son obras divinas, regidas por la voluntad de dios y donde sus gobiernos no tienen nada que ver y poco que hacer; y se niegan a reconocer la violencia contenida que sus políticas generan. La presidenta ordena tocar las estadísticas para esconder la pobreza y la inflación; y convoca a que todos nos conformemos con lo que ya se hizo; De la Sota hace lo suyo montando una provincia ideal en las publicidades que inundan los medios de comunicación. Pero la realidad se impone y así nos va.

Dr. Juan Pablo Ruiz

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