El papel de las Fuerzas Armadas para el Gobierno de Macri.

Por Victoria Donda /@vikidonda

El pasado lunes, el presidente Mauricio Macri encabezó la cena de camaradería con la cúpula de las Fuerzas Armadas. Allí les dijo a las autoridades presentes: "Fijamos tres líneas: caminar hacia una Argentina con pobreza cero, enfrentar y derrotar al narcotráfico, y unir a los argentinos. En todas ellas necesitamos a las Fuerzas Armadas".

Semejante declaración me puso en alerta. Ya son demasiadas las señales del Ejecutivo en el sentido de habilitar solapadamente la intervención militar en la seguridad interior bajo la excusa del combate al narcotráfico. ¿Macri piensa modificar las leyes de defensa y seguridad interior para habilitar dicha intervención militar?

A principio de año, el Poder Ejecutivo Nacional declaró la emergencia en seguridad a través de un decreto que propone medidas relacionadas con las peores tendencias internacionales en materia de políticas de seguridad interior, como las que se dan en México.

Al día de hoy, a casi seis meses de dicho decreto, no se ha avanzado nada en resolver la seguridad ni en perseguir al narcotráfico. Y no sólo porque la situación económica desplazó del tope del ranking de intereses sociales a la inseguridad, sino porque los narcos siguen siendo dueños de territorios liberados para su comercio —que es un delito—, en connivencia con dirigentes políticos territoriales, con la complicidad de parte de las fuerzas de seguridad. Ese decreto fue una ridiculez, pero también una señal peligrosa que hoy vemos profundizarse.

Que en la cena del lunes el Presidente plantee que las Fuerzas Armadas tienen que intervenir en lograr la pobreza cero, enfrentar al narcotráfico y unir a los argentinos llama por lo menos la atención, y también me genera preocupación.

Para empezar, en relación con lo del eslogan de campaña de pobreza cero, no veo cuál es el vínculo que tiene un objetivo que el propio jefe de gabinete, Marcos Peña, afirmó que es "una meta inalcanzable" con el papel que deben cumplir las Fuerzas Armadas.

En segundo lugar, en lo relativo a enfrentar y derrotar al narcotráfico desde las Fuerzas Armadas, parecieran repetirse los errores del decreto de principios de año. Como decíamos en la solicitada que firmamos decenas de referentes políticos y sociales el 23 de enero de este año (llamada "Ante la declaración de la emergencia en seguridad", en el marco del acuerdo de seguridad democrática), medidas como esa "expresan un enfoque que considera que el narcotráfico es la principal amenaza a la seguridad de los argentinos y lo transforma en la explicación de los problemas relacionados con el delito y la violencia. Así se intenta justificar que para detener el ingreso de drogas declaradas ilegales al territorio nacional es necesario un estado de emergencia que habilita medidas excepcionales. Sin tener ningún diagnóstico, la emergencia hace foco en la frontera norte como causa principal de los problemas del narcotráfico y decide concentrar allí los recursos con un enfoque de corte militarista. Ya se ha demostrado que este camino no tiene capacidad para desarmar el complejo mercado de las drogas ilegales, ni su tejido con las instituciones estatales involucradas en las redes de ilegalidad. En cambio, sobran pruebas de su capacidad para incrementar los niveles de violencia y las violaciones a los derechos humanos".

En ese sentido, señalábamos hace unos días, con motivo de la vista del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, por temas particularmente económicos, que esta visita no podía ocultar la preocupación de muchos sectores democráticos en relación con las violaciones de derechos humanos que se están llevando adelante en aquel país. Es gravísimo lo que denuncian organizaciones como Amnistía Internacional sobre la tortura y otras formas de maltrato generalizadas en México. Situación que se da especialmente en el marco de la llamada "guerra contra el narcotráfico", en la que actúan torturadores pertenecientes a diversas fuerzas policiales y militares.

Y por último, sobre unir a los argentinos, comprendo todavía menos a qué se refiere el Presidente. Hechos como los ocurridos en los desfiles del aniversario del bicentenario de la independencia, que fueron escenario del regreso de militares condenados y acusados por delitos de lesa humanidad, o de figuras como el ex carapintada Aldo Rico, luego justificados por el propio Presidente en entrevistas periodísticas, generaron un fuerte rechazo en la mayoría de la población.

La reaparición de golpistas y violadores de derechos humanos, muy campantes en las calles del bicentenario, es un llamado de atención para todos los argentinos sobre la posición que va tomando el Gobierno de Mauricio Macri en cuanto a políticas de memoria y derechos humanos, que son claves a la hora de defender nuestras instituciones.

Lo que debe entender el Gobierno nacional ante todo es que el Estado tiene la obligación de brindar seguridad a los ciudadanos en el marco de principios democráticos. Cualquier modificación estructural del sistema institucional que sustenta los pilares fundamentales de nuestras áreas gubernamentales, como la que separa claramente la seguridad interior de la defensa nacional, debe ser sometida a los órganos que representan a la mayoría de nuestra sociedad, es decir, el Congreso de la Nación.

Señales unilaterales como las que está dando el Presidente son peligrosas para la calidad institucional de nuestro país y para el respeto de los derechos humanos en general.

La autora es presidente del bloque de Libres del Sur y presidente de la Comisión de Derechos Humanos.

http://www.infobae.com/opinion/2016/08/05/el-papel-de-las-fuerzas-armadas-para-el-gobierno-de-macri/