La penalización, favorece el negocio clandestino.
La penalización, favorece el millonario negocio del aborto clandestino.
En el primer documento, planteábamos que uno de los principales obstáculos para despenalizar y legalizar el aborto, es el poder económico de un negocio ilegal organizado que mueve muchos millones de pesos por año en nuestro país, es por ello que creemos necesario compartir con la opinión pública y la Sociedad nuestra opinión al respecto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), informa que por año hay en el mundo 76 millones de embarazos no deseados. Esto ocasiona que, de acuerdo con las cifras censales propias de la OMS y del Fondo de Población de Naciones Unidas, anualmente haya 45 millones de abortos inducidos o inseguros que se llevan a cabo en condiciones inaceptables desde el punto de vista médico, practicados por personal no capacitado y en circunstancias poco higiénicas.
La consecuencia de esas interrupciones del embarazo mal practicadas es que cada año 70 mil mujeres perecen en todo el mundo, lo que representa 191 mujeres muertas cada día.
Tanto la OPS como la OMS sostienen que las mujeres, tras someterse a un aborto en malas condiciones, mueren sobre todo por hemorragias, al tiempo que indican que casi la mitad de los embarazos no son planificados, cifra que entre las adolescentes asciende a más de 80%, por lo que muchas de ellas recurren al aborto inducido, a menudo en condiciones inseguras, con resultados desastrosos que culminan en la enfermedad o la muerte.
En Argentina se calcula que se realizan entre 500.000 y 700.000 abortos por año, anualmente 60.000 mujeres son hospitalizadas por abortos inseguros y más de 100 mujeres mueren producto de estas prácticas.
Según cifras oficiales del Ministerio de Salud, en democracia, al menos 3 mil mujeres pobres han muerto como resultado de la prohibición del aborto.
En nuestro país la interrupción voluntaria del embarazo está penalizada, salvo los casos contemplados en el artículo 86 del código penal que establece que El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta no es punible: Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; o si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente.
Es por ello que hoy se considera al aborto como un delito, por lo tanto es punible y tiene condena en el código penal y también una condena moral impuesta por algunos sectores conservadores , y junto a ellos quienes lucran con la situación de clandestinidad.
Esta situación obliga a las mujeres de cualquier clase social a practicar abortos clandestinos en condiciones de total injusticia y desamparo y afecta a las mujeres más pobres que no pueden pagar un aborto en condiciones sanitarias seguras.
Esa necesidad la pone a las mujeres en manos de la mafia de clínicas, médicos o personas sin preparación que con métodos caseros se dedican a este negociado.
Muchas de estas prácticas llevan a la muerte a más de 100 mujeres por año en nuestro país y a muchas niñas, adolescentes y mujeres a sufrir consecuencias en su salud por estas prácticas clandestinas sin los mínimos cuidados e higiene.
Mantener la ilegalidad del aborto, es permitir un gran negocio de cientos de millones de dólares anuales que caen en manos de pocos médicos, clínicas o personas sin escrúpulos que se aprovechan de la necesidad de las mujeres que deciden interrumpir su embarazo.
Los primeros interesados en que esta situación no cambie son los mismos que ganan esas fortunas haciendo abortos clandestinos.
Otro factor de oposición son los grandes laboratorios y empresas farmacéuticas quienes se oponen a la libre venta de medicamentos como el Misoprostol en las farmacias, facilitando los altos precios en el mercado ilegal, multiplicando hasta un 200% el costo de los medicamentos. Una pastilla de Misoprostol que cuesta $15 en una farmacia, en el marcado negro se consigue por un valor de hasta $250 y $300.
Mientras el Estado nacional gasta $ 35.000.000 en el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable por año; es muy poco en comparación con las millonarias ganancias que genera el negocio del aborto clandestino.
Las razones por las que una mujer decide hacerse un aborto son muchísimas. La primera y más importante es que no quiere seguir adelante con su embarazo, las causas pueden ser distintas.
El embarazo no deseado puede ser producto de un abuso, por falta de información y educación sexual, por no acceder a anticonceptivos, etc.
Es por ello que entendemos que el aborto, no es una cuestión religiosa o teológica, salvo para quienes practican algún credo; en cuyo caso la ley no obligaría a una mujer practicárselo. El aborto es un problema de salud pública y es fundamentalmente de derechos de las mujeres.
Creemos y exigimos que las mujeres tengan derecho:
A decidir de manera libre sobre su cuerpo.
Al ejercicio de sus derechos de salud sexual y reproductiva.
A acceder a los servicios médicos de calidad, de manera gratuita y eficiente.
A que se respete su dignidad, autonomía y capacidad de decisión.
ADHESIONES:
CARLOS MARTINEZ, DIPUTADO PROVINCIAL
RAÚL GLEIM, PASTOR IGLESIA EVANGÉLICA LUTERANA UNIDA
SEBASTIAN ACOSTA, PERIODISTA, SECRETARIO GREMIAL DEL SINDICATO DE PRENSA DEL CHACO.
MARCELO TISSEMBAUM, PERIODISTA
MARCELO SALGADO, COORDINADOR ISEPCI/CHACO.
HUGO BLOTTA, DIRECTOR DE TEATRO y DRAMATURGO.
MARIO RAMÍREZ, PRESIDENTE DE UNA BIBLIOTECA POPULAR RIVADAVIA.
GABRIEL GAMARRA, PRESIDENTE DE UNIDOS X LA DIVERSIDAD.
SEVERO RANNIS, MÉDICO (MACHAGAY).
RICARDO RUBEN MAIDANA, INGENIERO, MILITANTE LGTB.
PACO NICOLAS, COMUNICADOR.
JOSÉ LUIS BRES PALACIOS, DOCENTE Y PERIODISTA.
BRUNO MARTÍNEZ, PERIODISTA.
CESAR ABEL GOMEZ, SOCIOLOGO, DOCENTE UNNE.
ALFREDO GERMINANI, PERIODISTA Y ESCRITOR.
JUAN FRANCISCO BENITEZ. COORDINADOR ESPACIO DE ESTUDIOS CULTURALES, ESTÉTICOS Y FILOSÓFICOS. CECUAL
FACUNDO BUSTAMANTE MAINO, PERIODISTA.
FACUNDO SAGARDOY, PERIODISTA.
DAVID GAUNA, PERIODISTA.
SEBASTIAN SERANTES, PERIODISTA.
JUAN PABLO AGUILAR, ESTUDIANTE, UNIDOS X LA DIVERSIDAD.
PABLO FERNANDO GARRIDO, PROFESOR DE LENGUA Y LITERATURA (VILLA ÁNGELA).
WALTER OLIVERA, DOCENTE (SAENZ PEÑA).
JULIO HORACIO LAURINO; GUIONISTA DE CINE, FOTÓGRAFO, COMUNICADOR GRÁFICO.
JUAN ESTEBAN GAUTO, ESTUDIANTE, UNIDOS X LA DIVERSIDAD.
SERGIO GONZALEZ TORO, LOCUTOR.
CRISTIAN GACZYNSKI, ABOGADO
RENZO OSUNA, MILITANTE DDHH.
LUIS ARGAÑARAS, DOCENTE, DRAMATURGO Y POETA.
MARIO CAPARRA, DOCENTE Y ESCRITOR.
JAVIER ALEGRE, DOCENTE UNIVERSITARIO, FACULTAD DE HUMANIDADES, UNNE
PABLO FERNANDEZ BARRIOS, ABOGADO.
FABIO ECHARRI, LICENCIADO EN HISTORIA.
MARCELO BORELLI, PERIODISTA.
ALBERTO ILLIEF, LICENCIADO EN PSICOLOGÍA.
OSVALDO HUGO CUCAGNA, LICENCIADO EN PSICOLOGÍA, MILITANTE DDHH.
OSVALDO BUSCAYA, PRESIDENTE CIUDADANOS GRUPO UNO
Viernes, 12 de noviembre de 2010
SOCIEDAD › PRONUNCIAMIENTO DE UN GRUPO DE VARONES A FAVOR DE DESPENALIZAR LA INTERRUPCION DEL EMBARAZO
El aborto también es cosa de hombres
Un grupo de chaqueños compuesto por profesionales, religiosos, artistas, estudiantes y militantes presentó un documento a favor del derecho al aborto y llamó a adherir a otros varones de todo el país. “El aborto es un problema de toda la sociedad”, advierten.
Por Mariana Carbajal
Imagen: Sandra Cartasso.
“El aborto no es sólo un problema de las mujeres, es de toda la sociedad”: con esta consigna, un grupo de varones del Chaco, entre ellos varios médicos, profesionales, docentes universitarios, periodistas, militantes sociales, estudiantes, artistas plásticos y un pastor protestante, se pronunciaron a favor de la despenalización del aborto y lanzaron una convocatoria para que otros congéneres de distintos puntos del país adhieran al reclamo por una reforma legal, en respuesta a la alianza entre fundamentalistas católicos y evangélicos que se están organizando para obstruir una posible discusión en el Congreso. “Las mujeres, niñas y jóvenes que llegan a optar por interrumpir voluntariamente un embarazo pueden ser nuestra hija, nuestra hermana, madre, novia, amiga, compañera de trabajo, de estudio o nuestra vecina”, escribieron en una carta pública, que difundieron unos días atrás, donde dejaron sentada su posición, y rechazaron que el debate se reduzca a un “tema religioso” o a un “capricho feminista”. “La penalización del aborto hace que los derechos a la libertad y a la dignidad de las mujeres se encuentren cercenados en nuestro país”, denunciaron. “Desde la Iglesia Católica se condena a las mujeres que abortan, pero se le ha dado la Eucaristía a los genocidas”, señaló el pastor Raúl Gleim, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, uno de los impulsores de la iniciativa.
La carta abierta se dio a conocer en un portal de noticias del Chaco con 14 firmas. Cuatro días después ya habían duplicado las adhesiones; entre ellos, se sumó la del diputado provincial de Proyecto Sur Carlos Martínez. En pocos días más juntaron más de cincuenta apoyos, la mayoría de Chaco, pero también de otras provincias.
Entre los promotores está el ex subsecretario de Derechos Humanos del gobierno chaqueño Marcelo Salgado, coordinador del Instituto de Investigaciones Sociales Económicas y de Participación Ciudadana. “Como varones queremos acompañar el reclamo de las mujeres como gesto de solidaridad y compromiso. No se trata de una cuestión de fe o religiosa. Es un problema de derechos humanos y de salud pública. La criminalización del aborto favorece además el negocio monumental del aborto clandestino”, señaló Salgado, en diálogo con este diario. Otro de los firmantes es el médico Alfredo Zurita, especialista en salud pública y profesor de la Facultad de Medicina de Universidad Nacional del Nordeste, con sede en la ciudad de Corrientes. “El tema aborto me genera contradicciones: no creo que un óvulo recién fecundado sea un ser humano, y creo que un feto de siete meses ya lo es. En las fechas intermedias la cuestión es muy dudosa, para mí, y para la mayoría de los filósofos que se han ocupado del tema a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, soy hombre y para mí la pregunta es teórica, ya que al no poder quedar embarazado, y por tanto no poder abortar, no me encuentro en la situación práctica en la que se encuentran las mujeres que deben abortar y para las cuales llevar adelante el embarazo puede llegar a ser un drama de tal magnitud que deciden arriesgar su vida recurriendo a métodos inseguros. Penalizarlas, además, me parece reprochable desde mis convicciones morales. Por el contrario, se las debería ayudar”, indicó a Página/12 Zurita, miembro de la Academia de Ciencias de Bélgica, donde vivió algunos años y ejerció como profesor universitario. “De las 500 mil mujeres que abortan en el país cada año, si el uno por ciento es atea es mucho. El 99 por ciento son católicas o evangélicas o profesan otra religión. No tiene que ver con una cuestión de fe”, agregó Salgado.
Entre los firmantes se destacan los nombres del pastor Raúl Gleim, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida; el sociólogo y el docente de la UNNe César Abel Gómez; el abogado Cristian Gaczynsky; los periodistas Bruno Martínez, Brian Pellegrini, José Luis Bres Palacios, Marcelo Tissenbaum y el subdirector del portal El Diario Chaco, Cristian Muriel.
“Que se legalice el aborto no implica que todas las mujeres vayan a abortar. La legalización permitiría que aquella mujer que necesite interrumpir un embarazo pueda hacerlo en condiciones de salud seguras; esta decisión sería tomada por la mujer en base a sus derechos y sus convicciones religiosas. La mayoría de las mujeres que tienen que tomar una decisión de este tipo no lo hace con liviandad o por gusto”, escribieron en la carta abierta. “La penalización del aborto –sigue el pronunciamiento– sólo la empuja hacia más clandestinidad y la expone a realizarlo en condiciones inadecuadas, con riesgos de complicaciones, incluyendo la muerte.” Y concluyen: “Son las mujeres más pobres las que tienen que cargar con todo esto”.
También adhirieron a la carta Luis Argañarás, docente, dramaturgo y poeta; Gabriel Gamarra, presidente de Unidos por la Diversidad; Ernesto Iliobich, jefe de Infectología del Hospital Perrando, el más importante de la capital chaqueña; Darío Edgardo Gómez, delegado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y el estudiante Juan Pablo Aguiar.
Consultado por Página/12, el pastor Gleim explicó su posición: “La penalización ha resultado ineficaz en el objetivo de minimizar el aborto en la Argentina. Si el problema se hubiera enfocado desde la salud pública y no desde el Código Penal, se podrían tener políticas preventivas de los embarazos no deseados y de las muertes por abortos mal hechos. Si bien existen una ley de educación sexual y programas de salud sexual y procreación responsable, no se aplican o no resultan eficaces. En nuestra zona, en Chaco, hemos observado un aumento de los embarazos en adolescentes”, sostuvo Gleim.
–¿Como religioso no le genera contradicciones defender la despenalización y legalización del aborto?–le preguntó este diario.
–Es un tema difícil. Yo no estoy a favor del aborto. Nadie se casa para divorciarse. Pero vemos que muere una mujer cada tres días por abortos inseguros. La mayoría de las iglesias no tiene resuelto el tema: le dicen no al profiláctico, no a la educación sexual y, al mismo tiempo, no al aborto. Es la respuesta fácil. En el barrio en el que trabajo, el Juan Bautista Alberdi, de la periferia de Resistencia, yo felicito a las mujeres de escasos recursos que deciden tener un bebé, pero no puedo condenar a aquellas que deciden por alguna situación no tenerlo. Jesús dijo: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Parece que muchos se han olvidado esa frase y levantan muchas piedras para condenar. Incluso nos acusan de estar haciendo apología del delito. Se debe legislar conforme a la Constitución. Yo estoy a favor de la vida. Hay mucha hipocresía. Desde la Iglesia Católica se condena a las mujeres que abortan, pero se le ha dado la Eucaristía a los genocidas.
El médico Zurita explicó a Página/12 sus razones para sumarse a esta campaña: “Creo que las posiciones a favor o en contra de despenalizar el aborto son igualmente respetables, ya que se trata de creencias, aunque no son verdades científicas, como se suele esgrimir. Mi reciente involucramiento en el tema se debe a la aparición de colegas que dicen defender la prohibición, no desde el punto de vista de sus creencias, sino desde la ciencia médica, lo cual me parece deshonesto”, señaló.
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