La exclusión incluyente

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La exclusión incluyente en las nuevas medidas educativas de la provincia de Buenos Aires

“la exclusión incluyente…(es) una dinámica en la
que los mecanismos de exclusión educativa
se recrean y asumen nuevas fisonomías en el marco
de dinámicas de inclusión o inserción institucional
que resultan insuficientes o inocuas para revertir
el aislamiento, la marginación y la negación de derechos”
Pablo Gentili. Pedagogía de la Igualdad.
 

Para analizar el sentido de estas medidas deberíamos empezar por plantearnos para qué sirve la educación en la óptica del bloque de poder dominante, para qué tipo de vida y de ocupaciones está pensada la enseñanza para los amplios sectores que se “refugian” en la escuela pública, teniendo en cuenta que desde 2003 en la Provincia de Bs. As. la matrícula de las escuelas privadas creció el 37 %.

Podemos deducir así que un amplio sector que concurre al sistema educativo estatal no resultará útil a las demandas de este modelo capitalista, es decir que seguirán perteneciendo  a grupos subvencionados por planes sociales o simplemente se perpetuarán como marginados. Por lo tanto la posibilidad de que adquieran saberes útiles que les permitan integrarse y /o cuestionar la raíz de su exclusión no está dentro de los planes del sistema. Sino que, por el contrario anuncian medidas pseudo igualadoras que solamente contribuyen a mantener y reproducir la desigualdad. Eso sí, modifican favorablemente las estadísticas demostrando que Argentina posee pocos repitentes y escaso fracaso escolar.

Pero estas políticas educativas que proponen: cambios semánticos (libreta de trayectoria por boletín escolar), calificaciones que ablandan la exigencia pedagógica como la promoción automática y la posibilidad de saltear grados a los que reingresan según el inc. 11 de la resolución 1057/ 14, más la presión a los docentes para que aprueben aún a quienes no alcanzaron los contenidos mínimos, llevan en su interior la autodestrucción de la escuela pública y el desprecio por los sectores populares.

Detrás de la lógica perversa que sostiene que a los padres y madres que mandan a sus hijos/as a la escuela no les importa que aprendan sino que permanezcan, aparece un desconocimiento de los deseos de estas familias que infinidad de veces, cuando logran ser escuchadas, expresan que quieren que sus hijos /as terminen el secundario “para que consigan un buen empleo”, “para que no sean ignorantes como yo que no tuve la posibilidad de estudiar”, “para que vivan mejor que nosotros” o “sean alguien”. Este desconocimiento, o mejor dicho desprecio, nos demuestra que la escuela pública pierde poco a poco el carácter de proyecto al servicio de las mayorías, porque se va transformando en un sistema incapaz de trasmitir y fijar saberes significativos y útiles para contribuir a superar las enormes diferencias sociales.

Permanecer y graduarse dentro de instituciones sin ningún tipo de revisión de rendimiento las hace funcionales a la marginalidad y explotación permanentes.
De alguna manera estas medidas anunciadas como no estigmatizantes logran el efecto contrario: estigmatizan a los jóvenes que logran un título pero que no conseguirán desempeñarse dentro de las exigencias actuales; y no es solamente a partir de estos últimos anuncios, este proceso se viene dando progresivamente desde la dictadura de 1976, y profundizándose durante los gobiernos posteriores porque este modelo, que el kirchnerismo esencialmente no cambió, no invierte (o lo hace sólo con un objetivo de contención) en aquellos a los que considera sobrantes para su actual lógica de acumulación.

La escuela pública puede y debe ser capaz de educar efectivamente a todos/as los/as niños, niñas y adolescentes que viven en nuestro país, pero necesita recursos, infraestructura, capacitación y sobre todo esfuerzos conjuntos dentro de un proyecto de país que no oculte la realidad, es decir que no enmascare la pobreza y el fracaso escolar, sino que vaya creando las condiciones para revertirlos, ya que ambas variables confluyen.

María Elena Benso
Directora de Educación
www.isepci.org.ar