LETICIA GAUNA DE MUMALA
“La lucha de la mujer es por la dignidad de la persona y nos afecta a todos”
Milita en los barrios desde su adolescencia. Es miembro de una organización que lucha por la igualdad de género y recientemente fue electa Convencional constituyente por el partido Libres del Sur. Dice que promoverá la participación equitativa en el debate por la modificación de la Carta Orgánica Municipal.
¿Cómo fue el despertar de la militancia barrial?
Mi papá fue un militante social, vengo de un colegio donde se fomentaba la participación, en Las Carmelitas, que formaba parte de la congregación de Martha Pellloni, mi mamá también era militante. El nuestro era un barrio humilde, de calles de tierra: el Sarmiento, frente a un descampado.
Además, la participación en el centro de estudiantes fue otra de las cuestiones que me incentivó. Una vez llegada a Capital me incorporé a la militancia desde la parte social de la Iglesia; grupos misioneros el JUS (Jóvenes Universitarios Salesianos). Después empecé a estudiar Trabajo Social y ahí adquiero las prácticas.
En la Iglesia pasa que uno comparte algunas cuestiones, otras no; pero es el único lugar donde podés hacer actividades sociales; siempre vinculada a ese sector. Obviamente no podés hablar de temas como el aborto, pero si te puedo decir que es un espacio mucho más abierto que otros que se creen iluminados, que tienen la verdad revelada.
¿El tema audiovisual, es una herramienta más de lucha en tu carrera?
Siempre me pareció que es mucho más fácil trabajar los temas crudos desde la actividad cultural. Generar y promover que los chicos puedan trabajar los derechos que ellos tienen a partir de herramientas audiovisuales; desde la poesía, pintura o dibujo eso te permite a vos vincularte y al otro contarte algo que en una entrevista formal es difícil que salga. También el trabajo que hice en (la Subsecretaría de) Cultura en 2004, me permitió conocer otra gente trabajando desde ese lugar pero con una perspectiva social. Cine comunitario en los barrios; los comedores, cine debate en la cárcel permite a estos sectores sentirse identificados e incentivar a la expresión a través del arte. Esto permite vincularte de otra manera; además, es un derecho, no sólo un entretenimiento.
¿Hay poco financiamiento para este tipo de proyectos audiovisuales que involucran a los sectores más vulnerables?
Cuando conformamos Integración Solidaria no pensamos que fuera una herramienta que eligió la comunidad para poder expresarse, pero lo hicieron; de hecho no impusimos nada y ellos promovieron la experiencia, se apropiaron del espacio para dar a conocer sus temas.
Hay concursos a nivel nacional; pero siguen siendo enlatados. Te dicen: “si tu proyecto está encuadrado en esto, sí, es viable”. Nosotros habíamos presentado un proyecto para abordar los hechos de Margarita Belén, durante la dictadura militar y la misma gente que promueve los Derechos Humanos, nos dejaron afuera con el argumento de que el tema “está trillado”. Pero me parece que no está contado desde la perspectiva de la comunidad. También hay otras miradas desde donde se puede contar la misma historia. Otro tema, es que acá no tenemos radios comunitarias, como Candela en Paraguay, que incorpora una mirada de género con participación de mujeres. Por eso nuestro vínculo con Paraguay, que atraviesa una situación social y política en particular; y que sus medios comunitarios son una herramienta más de resistencia, si se quiere.
¿Cómo fue el camino hacia la militancia política?
Empecé en política a partir de mi militancia en el instituto de Trabajo Social. Pero muy despacio; siempre como una observadora; para participar y escuchar más que nada. Un compañero, Tony Alegre, me acercó. Cuando lo conozco terminaba la secundaria en la nocturna y después estudió Ciencias Políticas. Posteriormente me acerqué a compañeras que formaban parte de Barrios de Pie; me encargaba de la parte de Educación Popular que es lo que a mi me tocaba dentro de la organización.
No creo que uno se desligue de ciertos ámbitos, creo que uno es un poco de todo. Cuando uno ve la realidad, no podés hacerte el distraído y mirar a otro lado. Es muy difícil comprometerse con todos, porque a veces no podés; es imposible. Porque además uno vive de su trabajo, tiene una familia; no somos gente que tenemos la vida resuelta. Pero son las vivencias personales, las que te invitan a pensar que para salir de ciertas situaciones extremas, tenés que estar organizado, y trabajar desde un a propuesta distinta. Las compañeras de Libres del Sur y con las que fuimos abordando los temas de género fuimos trabajando cuestiones que dijimos, solas no podemos; entonces hay que organizarse.
¿Cuál fue el punto de inflexión, que te permitió incorporar la mirada de género en lo social?
Cuando estuve en el JUS, decidí hacer un voluntariado en Formosa en Villa General Guemes. En ese entonces estudiaba medicina, allí viví sola con las comunidades campesinas. Tenía 20 años y mamá me decía: ¿Dónde estás? ¡Cómo vas a estar sola!
La tarea particular que hacía era ayudar en una sala de primeros auxilios y brindar apoyo escolar. Pero en realidad fue mucho más enriquecedor para mí. Me encontré con gente que participó de las ligas agrarias. Aprendí mucho.
En ese lugar decidí dejar de estudiar medicina para empezar Trabajo Social. Otra cosa que me llamó mucho la atención fueron unas monjas que vivían de su “laburo”, algo diferente a lo tradicional. Ellas se vestían como todos, sin atuendos de monjas. Una era profesora de Literatura, vivían de su trabajo: daban clases y aparte tenían un compromiso particular. Esas mujeres fueron las que me llamaron la atención; y en Formosa, caracterizada por ser una sociedad machista, te decían ¿qué hace una mujer sola de esa edad prestando actividades sociales? En mi caso, vivía un tiempo con una familia, después con otra, con otra. Después hacia las tareas que me tocaban hacer dentro de la organización. Uno valora el compromiso. Ese fue el detonante para preguntarme porque no estar en lugares de decisión, ¿por qué no estar en espacios pensados para hombres?
Es así que ahora me comprometí para abordar los temas de género. Siempre las que salen a buscar soluciones son las mujeres; las que salen a buscar cómo resolver los problemas. Estudian, trabajan, hacen las tareas en la casa; son multifacéticas.
Desde la militancia uno ve como resolver o proponer soluciones a esos problemas.
¿Pensás que se tiende a descalificar cuando te tildan de feminista?
Siempre se bastardeó el espacio del feminismo desde ese lugar. Te tildan de “esas locas” que buscan firmas para el esclarecimiento de un caso (Se refiere a la muerte de Elizabet Verón). Creo que nosotros como espacio colectivo de mujeres que somos MUMALA (Mujeres de la Matria Latinoamericana), peleamos como un colectivo, porque el machismo va más allá, también, hay que decir, la sociedad condiciona mucho al hombre; porque es la sociedad quien les dice el espacio que deben ocupar. El macho que tiene que sostener; que tiene que ser fuerte y que no debe llorar. También el machismo va en contra de los hombres. ¿Por qué en una crisis los que más se deprimen son los hombres? Ellos se deprimían cuando no podían dar de comer a sus hijos.
Las mujeres que peleamos por lo nuestro además, no nos estamos dando cuenta que es una lucha de varones y mujeres por la dignidad de la persona. Entonces no es que solamente beneficia a las mujeres sino a toda la sociedad. ¿A quién no le va a gustar que nuestros hijos puedan incorporar valores distintos? En el seminario de comunicación no sexista se abordó el por qué los padres se preocupan cuando los chicos juegan con las muñecas. Pero en algún momento el chico va a incorporar esto cuando sea padre y va a tener que levantar un bebé.
Cuando estudiaba en el colegio religioso, se agarraban de los pelos porque yo les preguntaba: ¿Por qué la monja no puede ser cura. Yo monja no quiero ser, en todo caso, voy a ser cura?
¿Creés que hay una deuda histórica con el género?
La historia siempre fue contada por hombres. Por eso, desde la Matria Latinoamericana, rescatamos la historia de las mujeres: Macacha Güemes, Juana Azurduy que han participado de la historia y han sido invisibilizadas. Una tipa como Azurduy que peleó con su compañero, algo que no era visto en esa época. Nosotros tenemos un libro que se llama “La Patria también es Mujer” y que habla de nuestra lucha por la liberación de Latinoamérica.
Lo que sucede es que puede haber mujeres en espacios políticos de decisión pero no se incorpora la perspectiva de género. Es mucho mas difícil para quienes venimos de los barrios acceder a estos espacios de decisión. Muchas han llegado por ser “las mujeres de” y allí han demostrado tener la capacidad. No hago alusión un caso en particular, es una visión general. Es lamentable pero también las mujeres bastardean a otras mujeres; porque no se comparte la lucha política.
¿Cuál es tu objetivo a partir de ser electa como Convencional?
En primer lugar hay que decir que se va a trabajar en base a la Ordenanza 5.933, que establece modificaciones parciales de la Carta Orgánica y que ésta, no fue modificada pese a la Reforma de la Constitución Provincial en el `94; entonces hay una agenda que te establece qué se puede modificar y en base a eso se elaboran las propuestas.
Es oportuno señalar que en la actual Carta Orgánica, sólo en el artículo 14, se incorpora un pequeño apartado que dice: “Favorecer la participación y el desarrollo de los jóvenes y la mujer y nada más. Nosotros creemos que allí se pueden incorporar nuevos derechos: permitir que se jerarquice el área de la mujer, que pase a ser Secretaría de la Mujer y Diversidad. Por otra parte que se incorpore al Presupuesto Participativo, que no dependa solamente de la buena voluntad de la gestión de turno; que sea realmente una obligación para que todos los años se pueda tener acceso; cómo trabajar con las redes vecinales; incorporar la audiencia pública para que los ciudadanos tengan participación; el boleto de colectivo que también esté incorporado a la Carta Orgánica, que los estudiantes tengan acceso al boleto gratuito; porque si es sólo una Ordenanza mañana puede no estar; la idea es resolver una partida concreta; también abordar la descentralización de los servicios para que los grandes centros urbanos o tengan trasladarse al centro;Son dos cosas: tenés más acceso, pero los contenidos son los mismos. Entonces, es importante generar nuevos contenidos. Esa creo que es la deuda que tenemos todos: vos podés tener acceso a Internet; a la televisión digital abierta, que fue un gran avance, pero hay una deuda en cuanto a la generación de nuevos contenidos, al cual acceden los jóvenes. Hay que promover, y todavía falta, porque todavía seguimos consumiendo lo que nos dan los medios masivos. De ahí viene la tan llamada “tinellización” de contenidos que se replican a las 3 de la tarde y se vuelve lo único que tenemos para mostrar en la televisión. Es importante tener herramientas para trabajar documentales y poder mostrar otros temas, algo que los medios masivos no te muestran: el rescate de las historias de la comunidad.
¿Hay poco financiamiento para este tipo de proyectos audiovisuales que involucran a los sectores más vulnerables?
Cuando conformamos Integración Solidaria no pensamos que fuera una herramienta que eligió la comunidad para poder expresarse, pero lo hicieron; de hecho no impusimos nada y ellos promovieron la experiencia, se apropiaron del espacio para dar a conocer sus temas.
Hay concursos a nivel nacional; pero siguen siendo enlatados. Te dicen: “si tu proyecto está encuadrado en esto, sí, es viable”. Nosotros habíamos presentado un proyecto para abordar los hechos de Margarita Belén, durante la dictadura militar y la misma gente que promueve los Derechos Humanos, nos dejaron afuera con el argumento de que el tema “está trillado”. Pero me parece que no está contado desde la perspectiva de la comunidad. También hay otras miradas desde donde se puede contar la misma historia. Otro tema, es que acá no tenemos radios comunitarias, como Candela en Paraguay, que incorpora una mirada de género con participación de mujeres. Por eso nuestro vínculo con Paraguay, que atraviesa una situación social y política en particular; y que sus medios comunitarios son una herramienta más de resistencia, si se quiere.
¿Cómo fue el camino hacia la militancia política?
Empecé en política a partir de mi militancia en el instituto de Trabajo Social. Pero muy despacio; siempre como una observadora; para participar y escuchar más que nada. Un compañero, Tony Alegre, me acercó. Cuando lo conozco terminaba la secundaria en la nocturna y después estudió Ciencias Políticas. Posteriormente me acerqué a compañeras que formaban parte de Barrios de Pie; me encargaba de la parte de Educación Popular que es lo que a mi me tocaba dentro de la organización.
No creo que uno se desligue de ciertos ámbitos, creo que uno es un poco de todo. Cuando uno ve la realidad, no podés hacerte el distraído y mirar a otro lado. Es muy difícil comprometerse con todos, porque a veces no podés; es imposible. Porque además uno vive de su trabajo, tiene una familia; no somos gente que tenemos la vida resuelta. Pero son las vivencias personales, las que te invitan a pensar que para salir de ciertas situaciones extremas, tenés que estar organizado, y trabajar desde un a propuesta distinta. Las compañeras de Libres del Sur y con las que fuimos abordando los temas de género fuimos trabajando cuestiones que dijimos, solas no podemos; entonces hay que organizarse.
¿Cuál fue el punto de inflexión, que te permitió incorporar la mirada de género en lo social?
Cuando estuve en el JUS, decidí hacer un voluntariado en Formosa en Villa General Guemes. En ese entonces estudiaba medicina, allí viví sola con las comunidades campesinas. Tenía 20 años y mamá me decía: ¿Dónde estás? ¡Cómo vas a estar sola!
La tarea particular que hacía era ayudar en una sala de primeros auxilios y brindar apoyo escolar. Pero en realidad fue mucho más enriquecedor para mí. Me encontré con gente que participó de las ligas agrarias. Aprendí mucho.
En ese lugar decidí dejar de estudiar medicina para empezar Trabajo Social. Otra cosa que me llamó mucho la atención fueron unas monjas que vivían de su “laburo”, algo diferente a lo tradicional. Ellas se vestían como todos, sin atuendos de monjas. Una era profesora de Literatura, vivían de su trabajo: daban clases y aparte tenían un compromiso particular. Esas mujeres fueron las que me llamaron la atención; y en Formosa, caracterizada por ser una sociedad machista, te decían ¿qué hace una mujer sola de esa edad prestando actividades sociales? En mi caso, vivía un tiempo con una familia, después con otra, con otra. Después hacia las tareas que me tocaban hacer dentro de la organización. Uno valora el compromiso. Ese fue el detonante para preguntarme porque no estar en lugares de decisión, ¿por qué no estar en espacios pensados para hombres?
Es así que ahora me comprometí para abordar los temas de género. Siempre las que salen a buscar soluciones son las mujeres; las que salen a buscar cómo resolver los problemas. Estudian, trabajan, hacen las tareas en la casa; son multifacéticas.
Desde la militancia uno ve como resolver o proponer soluciones a esos problemas.
¿Pensás que se tiende a descalificar cuando te tildan de feminista?
Siempre se bastardeó el espacio del feminismo desde ese lugar. Te tildan de “esas locas” que buscan firmas para el esclarecimiento de un caso (Se refiere a la muerte de Elizabet Verón). Creo que nosotros como espacio colectivo de mujeres que somos MUMALA (Mujeres de la Matria Latinoamericana), peleamos como un colectivo, porque el machismo va más allá, también, hay que decir, la sociedad condiciona mucho al hombre; porque es la sociedad quien les dice el espacio que deben ocupar. El macho que tiene que sostener; que tiene que ser fuerte y que no debe llorar. También el machismo va en contra de los hombres. ¿Por qué en una crisis los que más se deprimen son los hombres? Ellos se deprimían cuando no podían dar de comer a sus hijos.
Las mujeres que peleamos por lo nuestro además, no nos estamos dando cuenta que es una lucha de varones y mujeres por la dignidad de la persona. Entonces no es que solamente beneficia a las mujeres sino a toda la sociedad. ¿A quién no le va a gustar que nuestros hijos puedan incorporar valores distintos? En el seminario de comunicación no sexista se abordó el por qué los padres se preocupan cuando los chicos juegan con las muñecas. Pero en algún momento el chico va a incorporar esto cuando sea padre y va a tener que levantar un bebé.
Cuando estudiaba en el colegio religioso, se agarraban de los pelos porque yo les preguntaba: ¿Por qué la monja no puede ser cura. Yo monja no quiero ser, en todo caso, voy a ser cura?
¿Creés que hay una deuda histórica con el género?
La historia siempre fue contada por hombres. Por eso, desde la Matria Latinoamericana, rescatamos la historia de las mujeres: Macacha Güemes, Juana Azurduy que han participado de la historia y han sido invisibilizadas. Una tipa como Azurduy que peleó con su compañero, algo que no era visto en esa época. Nosotros tenemos un libro que se llama “La Patria también es Mujer” y que habla de nuestra lucha por la liberación de Latinoamérica.
Lo que sucede es que puede haber mujeres en espacios políticos de decisión pero no se incorpora la perspectiva de género. Es mucho mas difícil para quienes venimos de los barrios acceder a estos espacios de decisión. Muchas han llegado por ser “las mujeres de” y allí han demostrado tener la capacidad. No hago alusión un caso en particular, es una visión general. Es lamentable pero también las mujeres bastardean a otras mujeres; porque no se comparte la lucha política.
¿Cuál es tu objetivo a partir de ser electa como Convencional?
En primer lugar hay que decir que se va a trabajar en base a la Ordenanza 5.933, que establece modificaciones parciales de la Carta Orgánica y que ésta, no fue modificada pese a la Reforma de la Constitución Provincial en el `94; entonces hay una agenda que te establece qué se puede modificar y en base a eso se elaboran las propuestas.
Es oportuno señalar que en la actual Carta Orgánica, sólo en el artículo 14, se incorpora un pequeño apartado que dice: “Favorecer la participación y el desarrollo de los jóvenes y la mujer y nada más. Nosotros creemos que allí se pueden incorporar nuevos derechos: permitir que se jerarquice el área de la mujer, que pase a ser Secretaría de la Mujer y Diversidad. Por otra parte que se incorpore al Presupuesto Participativo, que no dependa solamente de la buena voluntad de la gestión de turno; que sea realmente una obligación para que todos los años se pueda tener acceso; cómo trabajar con las redes vecinales; incorporar la audiencia pública para que los ciudadanos tengan participación; el boleto de colectivo que también esté incorporado a la Carta Orgánica, que los estudiantes tengan acceso al boleto gratuito; porque si es sólo una Ordenanza mañana puede no estar; la idea es resolver una partida concreta; también abordar la descentralización de los servicios para que los grandes centros urbanos o tengan trasladarse al centro;
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