El “relato” del Presidente Macri (Parte II)
Ya expliqué en editorial del domingo pasado, el “relato” de Macri al argumentar en la reciente Cumbre de las Américas en Perú que: “la suma de corrupción, populismo y narcotráfico ha generado exclusión, pobreza, inequidades en nuestros países”. Mezclando todo ex profeso para echarle la culpa en exclusividad a los gobiernos recientes, a los “populismos” como los denomina. Pero ocultando prolijamente las responsabilidades previas de los gobiernos neoliberales y pro norteamericanos -como el suyo- en los dramas actuales.
Me voy a extender ahora sobre otras apreciaciones del presidente en la misma oportunidad, que también son un relato mentiroso, engañoso y para la galería.
Dijo también Macri en la Cumbre que: “Lo tradicional es tener funcionarios que sean servidores públicos, que entiendan que están ahí para ayudar al prójimo y no para beneficiarse a ellos mismos. A eso se le agrega el avance de la tecnología que significa gobiernos abiertos, acceso a la información, que todo esté a la luz del día, por eso nosotros hemos mejorado en el ranking de transparencia. Lo tercero es una justicia independiente. Estamos en el camino de fortalecerla para que aquel que viola la ley y se corrompe, o el que corrompe, tenga que ir a la cárcel".
Empezaremos por los funcionarios que supuestamente ayudan al prójimo y no a sí mismos (o a sus empresas, obvio). Digamos por lo pronto que el gobierno del actual presidente, que dice tener esos colaboradores, es uno cuyos altos funcionarios vienen -en su enorme mayoría- de ser en la actividad privada CEOS de grandes empresas y bancos. Son millonarios que, además, tienen casi sin excepción gran parte de su plata afuera del país; es decir no dedicaron su vida a hacer el bien común, sino fundamentalmente a juntar dinero para su bolsillo.
Podría Macri argumentar que eso fue así hasta la llegada de Cambiemos a la Rosada y de dichos ejecutivos pudientes a la función pública, pero que luego todo cambió. Sin embargo, si uno observa las cosas que vienen apareciendo a la luz pública en tan solo dos años, la realidad -que es la única verdad- pareciera desmentir aquella aseveración.
Hagamos un breve repaso de lo que hasta ahora se conoce. Nicolás Dujovne, que ya asesoraba al gobierno en ese momento y se jactaba por twitter de no pagar impuestos, blanqueó 20 millones de pesos producto de evasión fiscal indudablemente. No solo él, Gianfranco Macri hizo otro tanto con 600 millones, gracias al veto del presidente a la ley que prohibía acogerse a dicho procedimiento a familiares de funcionarios.
Luis Caputo por su lado era dueño -siendo ya funcionario- de fondos de inversión offshore que tenían bonos de la deuda externa argentina; la misma que negociaba el ministro con los fondos buitres. Su segundo, Santiago Bausili, cobra hasta ahora premios del Deutsche Bank, mientras el gobierno elige a dicha institución financiera como colocadora de deuda argentina y le paga jugosas comisiones.
Aranguren, ex CEO de Shell, maneja las licitaciones de energía, en particular las de Vaca Muerta, donde se verifican grandes inversiones de esa petrolera. Dijo además el ministro recientemente, que no traería su dinero del exterior hasta que haya mejores condiciones de confianza en el país. ¿No le pagarán premios de Shell lejos del control de los argentinos? Tal vez, pero no nos enteraremos.
Digamos finalmente que la familia Macri compró el Correo Argentino en 1997, cuando Menem lo privatizó. Durante 5 años acumuló una enorme deuda de 300 millones de dólares por no pagarle al Estado el correspondiente canon. Indexado a la actualidad serían 6.000 millones de pesos. Ese dinero que no abonaron fue usado por el grupo SOCMA (Sociedad Macri) para hacer sus propios negocios. Lo mismo que hizo Cristóbal López, fíjense. El gobierno actual sin embargo aceptó un plan de pago de la deuda por el que se condonaba el 98% de la misma, que fue luego rechazado en la justicia por escandaloso.
Para terminar, el ministro Triaca no solo empleó a casi toda su familia en el Estado con muy altos sueldos, sino que además puso a su empleada en un sindicato -el SOMU- intervenido por él para no pagarle el sueldo por su trabajo domiciliario. Fue un “error” dijo el Jefe de Gabinete, para explicar por qué no lo echarían de su cargo.
Y así sucesivamente. Difícil de ver que los funcionarios de este gobierno trabajen para el prójimo y no para ellos y sus empresas.
Sigamos con la transparencia pública que pregona el presidente. Vamos a dar dos ejemplos respecto del “relato” contenido en dicha aseveración: los trolls gubernamentales, que todo indica maneja Marcos Peña, y las llamativas campañas electorales direccionadas que hace el gobierno.
Si un dirigente político o social opositor navega por las redes (Facebook, Twitter, Instagram, etc.) y emite alguna postura crítica al gobierno, o si lo hace un periodista no oficialista, rápidamente observará que recibe respuestas agresivas y descalificadoras de distinta índole. Es el ejército de personas -a sueldo o no- y máquinas que maneja en las sombras el gobierno a los efectos de hostigar a la oposición. La misma práctica del kirchnerismo, conducida en ese entonces por el inefable Aníbal Fernández. Por cierto que los funcionarios de Cambiemos niegan en este terreno hasta lo mas evidente. Sin embargo es absolutamente claro que para eso usan “los avances de la tecnología”.
Paralelamente utiliza el gobierno el “big data” de información personal. Es decir la recolección de datos de todos nosotros, abierta o encubiertamente, para llegar con su propaganda y mensaje político. Ya accedió a los datos del ANSES y tiene en carpeta ir por los del PAMI, el Registro Nacional de las Personas y la AFIP, si es que ya no dispone de los mismos por izquierda. Según ellos, utilizan esa información para poder comunicarse “mejor” con la ciudadanía. Olvidan decir que, como ya viene sucediendo, los usan luego fundamentalmente para sus campañas electorales. No solo Facebook utiliza a escondidas la información sobre sus usuarios.
Por cierto algún día se sabrá también porqué Macri puso a su íntimo amigo Gustavo Arribas, que ninguna experiencia previa tenía, en la AFI (ex SIDE). Ya tuvimos los argentinos sobrada experiencia de anteriores gobiernos, que usaban la inteligencia ilegalmente para controlar y hostigar opositores. También pudimos conocer lo de las escuchas ilegales del gobierno de Macri en la CABA. No es difícil imaginarse que ahora se sigue haciendo lo mismo en las tinieblas; como reiteradamente dice el periodista Carlos Pagni (“hay operaciones de inteligencia para limitar la libertad de dirigentes políticos y eventualmente la libertad de prensa de los que ejercemos el periodismo") y hasta la diputada Carrió ("Soy objeto de espionaje permanente en el país y víctima de una persecución sistemática terrible, que incluye escuchas telefónicas. Pido la renuncia de Majdalani").
A decir verdad, es poco lo que este gobierno hace a la “luz del día” y bastante lo que hace en la oscuridad, lejos del control de la sociedad.
Finalmente tenemos el remanido discurso de la “justicia independiente”, tan caro a la derecha como falso. Si no fuera algo tan grave que el gobierno controle a la justicia, movería a risa escucharlo decir aquello al presidente.
Por lo pronto citaremos un antecedente. En el año 2009 renunciaba al Tribunal Superior de Justicia de la CABA Julio Maier. El gobierno de Macri postuló entonces para reemplazarlo a la jueza Daniela Ugolini, famosa por firmar una cantidad innumerable de dictámenes a favor del Ejecutivo porteño. Con ello se aseguraba el entonces Jefe de Gobierno mayoría en dicho Tribunal. La resistencia que generó aquella magistrada fue enorme, incluyendo el rechazo de gran parte del propio poder judicial (hubo tres fallos en contra). Frente a ello Macri buscó de mil maneras que fuera designada, amenazando incluso con saltear tribunales por medio del per saltum. El entonces procurador porteño Pablo Tonelli y el presidente del PRO, José Torello eran los operadores de la maniobra. Que finalmente fracasó y Ugolini tuvo que renunciar a ir al TSJ de la ciudad.
Ya mas cerca en el tiempo, Macri designó a poco de asumir nada menos que dos jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por decreto, a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrant. Frente al extendido rechazo que suscitó dicha decisión, se vio obligado a reverla y seguir los pasos que indica la ley.
Por último, logrado hace poco el objetivo de que renunciara la Procuradora General de la Nación, acusada de operadora kirchnerista, el presidente presentó como su candidata para dicho cargo a Inés Weinberg de Roca. Dicha jurista integró el Tribunal Superior de Justicia de la CABA desde 2013, propuesta por el PRO en lugar de la mencionada jueza Ugolini. Amén de dicho antecedente, Weinberg formó parte de este gobierno como integrante del consejo asesor del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer y participó en tal carácter de diversos actos con los ministros Quintana, Caputo y la vicepresidenta Gabriela Michetti. No está muy claro por ende, de qué la criticaban a Gils Carbó.
Como se puede ver, no hay ningún indicio de que al gobierno de la nueva derecha vernácula le interese tener una justicia independiente como pregona Macri. Mas bien todo lo contrario, el viejo dicho de que “la justicia es como el cuchillo, no corta al que la maneja” es lo que guía sus acciones.
Cuestionaban los macristas del kirchnerismo que se enriquecían sus funcionarios en la gestión pública, que ocultaban las acciones de gobierno y que buscaban una justicia adicta. Estos dos años y medios transcurridos desde que llegaron a la Rosada, prueban sobradamente que ellos son iguales o peores que quienes los precedieron.
HUMBERTO TUMINI
Presidente de Libres del Sur