[Córdoba] Donde el estado no está y los niños esperan

Donde el estado no está y los niños esperan

Cooperativa Atalaya, es un asentamiento ubicado al noroeste de la Ciudad de Córdoba.

Allí donde el estado no llega y la violencia gana las calles, Roxana y unas treinta mujeres intentan sostener un centro comunitario que desde hace cuatro años asiste entre 60 y 100 niños. Es uno de los 23 centros de Barrios de Pie que tuvo que cerrar por falta de materiales y alimentos. El Gobierno se comprometió a aportar los materiales de construcción para terminar un salón donde los niños puedan estar protegidos y a incluir este centro en un programa socio educativo para garantizar una merienda diaria y un espacio de apoyo escolar y recreación. Nada se cumplió, los niños siguen esperando. Roxana, tiene 32 años, dos hijos y mucha energía para trabajar por los demás a pesar de las dificultades. Conversamos con ella del trabajo comunitario, los problemas del barrio, la noche del acuartelamiento policial, la violencia, la droga y la situación de los jóvenes.

¿Cómo es el trabajo de ustedes en la Villa?

R:- Hace cuatro años que tenemos la copa de leche y recién este año estamos terminando el salón. Estuvimos trabajando en mi casa, con el gas y la cocina de mi casa. Cómo no tenemos lugar, le damos la merienda para que se la lleven. Somos treinta compañeras del barrio. Nos dividimos por grupos, algunas vienen a la mañana, dejan todo preparado y otras vienen a la tarde a servir y entregarles la merienda a los niños. Tenemos todos los días unos 60 niños, el año pasado durante noviembre y diciembre preparamos viandas para la cena y llegamos a tener 100 niños. Eso salió de nuestro bolsillo pero no lo pudimos sostener. Hasta hace poco teníamos apoyo escolar. Habíamos conseguido tres estudiantes universitarias que venían dos veces por semana. Pero sólo podían venir por la mañana y la mayoría de los chicos pueden venir por la tarde, así que vinieron unos meses nada más. Justo ahora que hace falta, porque los chicos están haciendo la recuperación de las materias para pasar de año. Por eso pedimos al gobierno que nos incluya en el socioeducativo.

¿Reciben ayuda?

R:- Nos mandan mercadería del gobierno, cuando nos mandan, porque tenemos que hacer marchas para que nos larguen las cosas. Vamos tirando con lo que hay. A veces nos quedamos sin azúcar, sin yerba y harina que es lo que más necesitamos y tenemos que hacer rifas, hacer pastelitos y vender. Nosotros damos la merienda de lunes a viernes pero a veces la tenemos que achicar y la damos tres veces a la semana. Tampoco está la economía nuestra para sacar de nuestro bolsillo para tanta cantidad de niños.Y ahora les estamos dando a los niños ensalada de fruta, gelatina y flan. Compramos vasitos, cucharitas, todo individual para cada niño. Porque a veces se lo llevan y se lo dan a los padres y no lo toman ellos. Entonces le damos la porción justa en su vasito para saber que el niño antes de llegar a su casa ya lo comió. Todo de nuestro bolsillo, porque el gobierno solo manda azúcar, harina, lo que es seco.

¿Y ahora necesitan terminar el salón comunitario?

R:- Si. A principio de año yo quería cerrar la copa de leche porque tenemos unos vecinos bastante bravos a la vuelta de mi casa y corría el riesgo de que le pasara algo a los niños por venir a buscar una tasa de leche. La última vez le pegaron un tiro a uno justo a la cinco de la tarde cuando entregábamos la leche, en la puerta de mi casa cayó herido. Es un lugar que ya no está para seguir trabajando de esa forma. En cambio si tuviéramos el salón terminado, los tenemos adentro, es un refugio por si pasa algo, no están en el patio, ni en la calle haciendo cola para recibir una tasa de leche. Y esa es la lucha nuestra, porque no podemos terminar el salón. El ministerio no larga la otra parte del cheque, para los materiales de construcción. Han venido los del ministerio a sacar foto, todo, pero ahí quedó. Falta el piso, el revoque, el techo y el baño. La lucha es para poder terminarlo y el año que viene poder abrir un comedor porque es un lugar de mucha necesidad, muy vulnerable, estamos en pleno corazón de la villa y hace mucha falta. A esta altura los trabajos empiezan a faltar, empiezan a echar gente, los patrones se van de vacaciones. Ahora en enero terminan las clases, los chicos se quedan sin el paicor y tenemos que darle por lo menos para que tomen la leche. Por eso queremos también el comedor, desde hace muchos años lo pedimos. Es un lugar muy vulnerable, estamos en plena villa, entonces hace falta. Hay madres que con la asignación no les alcanza.

¿De qué trabaja la gente en Cooperativa Atalaya?

R:- Son albañiles, peones, jardineros, pintores. Las mujeres son empleadas domésticas, la mayoría están desocupadas, son madres de siete hijos, o tienen changuitas dos veces por semana como domésticas, nada fijo, porque te pueden llamar esta semana y la otra no. Hay muchas mamas con hijos solas, y a veces no tienen donde vivir. Se pelean con los matrimonios y las corren a la calle con los niños y no tienen donde estar y hay otras que están levantando sus piecitas. Y ves mucha necesidad, y ves cada vez más necesidad, se nota mucho y vos no sabes como solucionar porque con tanta corrupción que hay hasta que no se vaya el poder que hay que son todos unos ladrones no va a cambiar nunca esto.

¿Tienen todos los servicios en el barrio?

R:- De todo lo que falta, lo más importante en la zona nuestra es el agua potable. Traemos agua con mangueras de otras barrios. Mientras se iban haciendo las casitas se iban tirando las mangueras. Yo tengo una manguera y le doy agua a cuatros familias. Cuando vos querés agua no hay, tenés que esperar que cierre el pico el otro para poder usar un poquito. Y es una tortura, más con estos calores tenés que esperar hasta las 12 de la noche para poder bañar a los niños. En 2012 nos pusieron las llavecitas de luz, pero tenemos como mucho 180, no tenemos 220, entonces para enchufar una cosa, tenés que desenchufar la otra sino se carga y se corta. Y eso lo logramos después de muchas marchas, de muchos cortes.


¿El dispensario?

R:- En el dispensario, no hay medicamentos, no hay leche, o están de asamblea. Nosotros a ese dispensario lo estuvimos tomando tres meses para que les pagaran, para que quedaran fijos, para que tuvieran ganas de laburar, hicimos todo, logramos todo lo que queríamos, ahora vos vas y no te atienden, por esto o aquello, siempre hay algo nuevo y no te atienden. Yo para sacarme dos puntos, porque me aperé, tuve que ir para al centro a comprar un bisturí porque ellos no tenían bisturí para sacarme los puntos. Está cada vez peor, hace de cuenta que ni está.

¿Cómo vivieron la noche del 3 y 4 de Diciembre?

R:- Fue horrible. Nosotros estábamos en un lugar complicado. Toda la noche gritos, tiros, correteadas, meter las criaturas debajo de la cama. Parecieron un montón de días, fue tan desesperante, era la primera vez que vivía eso. En 9 de Julio se decía que todo el IPV iba a ir a 9 de Julio a robar y a romper todo. Y los de 9 de Julio mandaban a decir que iban a venir al IPV a robarnos, golpearnos. Dicen que la misma policía que iba y venía con uno o dos patrulleros era la que hacía correr el rumor. Nosotros teníamos miedo. Prendimos fuego en las esquinas, se unieron todos los vecinos. Dijeron acá nos quedamos esta noche y acá vamos a dormir. Por turnos, por grupos, unos se iban a la otra esquina por si venían de otro lado, las mujeres en las casas con los niños. No te lo borras más, es una cosa desesperante y el miedo está de vuelta ahora que tanto dicen que va a volver a pasar en diciembre. Y al final se terminaron enfrentando entre vecinos, aprovechaban a reventarse, hubo casas robadas. La policía nos lo desmentía, decía que no estaba pasando nada, siendo que nosotros mismos lo estábamos viviendo, no lo íbamos a inventar.

¿Hubo vecinos que participaron de los saqueos?

R:- Si, la gente participó de los saqueos, hasta gente que nunca había robado nada, aprovecharon que estaba fácil o que dejaban sacar y por la misma necesidad salieron a saquear igual que todos los otros. Después cuando hicieron los secuestros de las cosas robadas, lo que se dice es que vinieron policías de civil a acordar con los ladrones que se llevaban y que no. Parece que muchos vecinos compraron las cosas robadas y después la policía allanaba esas casas y no las casas de los delincuentes.

¿Y cómo están las cosas hoy?

R:- No podes salir de tu casa, a ninguna hora, porque la inseguridad que hay es tremenda, a cualquier hora te roban, a eso lo veo cada vez peor. Te da bronca porque la policía los lleva hasta la esquina y lo vuelve a largar. En vez de cuidarnos a nosotros, los cuidan a ellos, los están protegiendo a ellos. Y la misma droga. Antes había uno en todo el barrio, ahora se chocan para vender, se hacen pedazo entre ellos para ver quien vende más. Y lo venden como si fuera nada, las criaturas salen a entregar. En todas las esquinas están a cualquier hora y no les importa. No podes vivir así. Está todo denunciado, todo lo que pasa alrededor. La bronca que te da es que no podes confiar en la policía, ni en la justicia tampoco. Cada vez se ve peor y mientras más necesidad hay, más se van a ver los robos. Sobre todo a esta altura de las fiestas, se empiezan a desesperar por plata y es cuando más lo vas a notar, o por la droga, o por la ropa, por algo van a salir a robar.


¿Cuál es la situación de los jóvenes en el Barrio?

R:- En cada esquina vas a encontrar los grupitos de jóvenes, con el fasito, con el escabio, con la droga. Son hijos de gente que viven desde hace muchos años acá. Yo los conozco, conozco sus familias y porque están así. Porque para juzgarlos somos un montón, pero nadie está para sentarse y escucharlos porque están así. Nadie se encarga de eso. Los charlan a los chicos con el Primer Paso, el Confiamos en vos. Un montón de jóvenes que yo lleve, fuimos hasta la provincia y jamás salieron. Chicos que estaban entusiasmados de volver a la escuela, de hacer algo, de ser alguien. Les están mintiendo, otra vez te le burlaste. ¿Entonces los jóvenes qué van a agarrar? la más fácil. Si les están mintiendo, el mismo gobierno les miente. Y nosotros por querer darles una mano, también quedamos como unos mentirosos y entonces ellos no confían más. El Confiamos en Vos no funcionó. Uno solo salió, lo llamaron diciéndole que fuera a buscar la mochila, todas las cosa y jamás le dijeron qué escuela era, cuándo empezaba, si cobraba o no y el quedó entusiasmado con la mochila todo preparado y nunca lo llamaron. Lo que quieren es seguir teniéndolos ahí donde están, es así, eso es lo que quiere el gobierno, tenerlos ahí en las esquinas, que a el le sirve si se esta llenando de plata con la droga, ahí está el dinero de el.

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