Criar hijos e hijas en la diversidad

02.05.2011 Debate

Criar hijos e hijas en la diversidad de género

Manos 

 

Cómo y quiénes pueden criar niños y niñas, cómo deben ser las familias y cuál es el rol de las escuelas a la hora de educar son preguntas que tuvieron especial vigencia a partir del debate que generó la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Un libro busca abrir nuevos interrogantes y pensar esta temática desde la historia, la psicología, la educación, la sociología y, también, desde la propia experiencia.

Mariana Torres Cárdenas 

Casi al final del trabajo de armar el libro “Equis. La igualdad y la diversidad de género desde los primeros años” (Las Juanas Editoras), nuestro país atravesó un profundo debate en la lucha por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario. El eje de las discusiones –en particular de quienes se oponían al proyecto- se centró en cómo y quiénes pueden criar niños y niñas y de cómo deben ser las familias. La realidad mostró que, a pesar de los estereotipos de pareja y de familia, existe una diversidad tal que trasciende el modelo de familia nuclear heterosexual.

Un debate similar ocurrió ante la inminente sanción de la ley de divorcio, “los tuyos, los míos, los nuestros” era un latiguillo que se usaba para dar cuenta de que “las familias” –en sus múltiples expresiones- era un hecho, aunque en ese momento sólo se incluía implícitamente, distintas conformaciones de familias heterosexuales.

La inclusión de la sexualidad en el debate despertó las más variadas reacciones, apelando a los estereotipos fijados para hablar de “normalidad” (especialmente, sobre la naturaleza de la maternidad). ¿Por qué no cuestionamos cuando una mujer –como se dice comúnmente- hace de madre y padre a la vez? ¿No sería similar dos mujeres o dos hombres alternando esos roles?

Tanto la maternidad como la paternidad son funciones que, como tales, no tienen que estar encarnadas en uno u otro sexo determinado ni en quienes engendraron biológicamente. Son roles a cumplir en el mejor de los casos.

Desde los primeros años, el cuidado y la crianza de los niños y las niñas va más allá de cubrir sus necesidades biológicas: el alimento, por ejemplo, necesita ir acompañado de la mirada, las caricias, del deseo por ese niño o niña.

Es porque tenemos tan arraigadas –cultural e históricamente- las funciones maternas y paternas a una versión de madre-mujer, heterosexual y devota y padre-hombre, heterosexual y proveedor, que no podemos ver que de lo que se trata es de funciones que deben ejercerse para que ese niño o niña crezca sanamente.

Entonces, ¿cómo es posible transformar estos prejuicios y contribuir a que las nuevas generaciones acepten las diferencias y luchen contra las desigualdades? Las representaciones sobre qué es ser una mujer y qué es ser un varón son construcciones culturales que se transmiten desde los primeros años. Y en ese sentido, no sólo desde la familia debe darse la transmisión de nuevas miradas. La escuela es una importante transmisora de representaciones –muchas veces, desiguales- sobre las diferencias.

Por otra parte, el uso de juegos y juguetes pueden cristalizar estas representaciones sobre ser mujer y ser varón. Si bien hoy hay muchas mujeres que juegan al fútbol, todavía nos escandalizamos cuando un niño quiere jugar con una muñeca. ¿Es que acaso el cuidado de los niños y niñas no es también un rol a cumplir por el padre y a jugar por un niño?

Es importante en este proceso destacar la tarea que tenemos como adultos y adultas y de revisar cuál es el rol que deben tener las escuelas a la hora de educar sobre estos temas: no sólo en lo que atañe al cuidado sino a las posibilidades que les demos a los niños y las niñas para recrear y modificar el mundo preestablecido.

Esto nos plantea un enorme desafío: el de revisar, interrogar y cuestionar aquellas significaciones que creemos “naturales” y que portamos como verdades de lo que somos, en este caso, como varones y mujeres. Una forma de empezar a transmitir la inclusión de las diferencias, sean del tipo que sean.

 

Mariana Torres Cárdenas es psicoanalista e integra el colectivo de mujeres Juana Azurduy. Junto con Josefina Isnardi y Verónica Catinari, es autora del capítulo “De posibilidades e (im)posibilidades acerca de la identidad de género”, incluido en el libro “Equis. La igualdad y la diversidad de género desde los primeros años” (tercera publicación de Las Juanas Editoras), que fue presentado el sábado 23 de abril en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

 

 

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