[CABA] Columna en Infobae de Victoria Donda
De resistencias y desapariciones
Lamentablemente, el caso de Julio López encierra tantas particularidades que asombran y superan cualquier ficción. Julio fue otra de las miles de víctimas de la represión de la última dictadura cívico-militar argentina, que lo secuestró en un centro clandestino de detención; pero ya en democracia y cuando se iniciaron los juicios de lesa humanidad para condenar esos actos genocidas como corresponde en un Estado de derecho, Julio volvió a desaparecer.
Fue el 18 de septiembre del año 2006, poco después de dar el testimonio clave que involucraba a alrededor de 62 militares y policías. Por esta causa, Miguel Etchecolatz fue detenido en una cárcel común y condenado a cadena perpetua por crímenes cometidos durante ese plan sistemático de genocidio. Etchecolatz era director de Investigaciones de la provincia de Buenos Aires, encargado de uno de los centros clandestinos de detención y colaborador del ex general Ramón Camps.
Hasta el día de hoy y luego de contar con su valioso y valiente testimonio, no existen noticias sobre Julio López.
De hecho, desde entonces, ni los Poderes Judiciales nacional y provinciales lograron avances concretos en la investigación sobre su desaparición. Por eso, la semana pasada dictaminamos, en la Comisión de Derechos Humanos de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación que presido, un proyecto de ley de la diputada Myriam Bregman para disponer la apertura de archivos, informes, expedientes y todo tipo de documentación que esté en poder de la Policía Bonaerense, la Policía Federal Argentina, el Servicio Penitenciario Federal, el Servicio Penitenciario Bonaerense, el Ejército, la Fuerza Aérea o la Armada Argentina. Así como también los archivos pertenecientes a la ex Secretaría de Inteligencia del Estado y los organismos que la han sucedido relacionados con la segunda desaparición forzada de Julio López. De esta forma, buscamos aportar nueva información que agilice dicha pesquisa.
Hace un mes surgió un gran debate sobre si correspondía que Etchecolatz recibiera el beneficio de la prisión domiciliaria, lo que finalmente no prosperó. Particularmente en este caso, Etchecolatz no sólo acumula cinco condenas desde 2004, sino que aún es investigado por la desaparición de Julio, ya que tuvo evidentes actitudes provocadoras cuando se dio dicha desaparición. Lo que se cuestionaba no era tanto el derecho a acceder a la prisión domiciliaria de Etchecolatz —a varios se la han otorgado—, sino que, si se la daban, se vería seriamente cuestionado el análisis de todos los elementos del caso que corresponden para otorgársela.
Solía decir la compañera de Julio, Nilda Eloy, que su marido desapareció cuatro veces: en dictadura, en democracia, en el expediente judicial y en los medios. Sin embargo, somos miles los que seguimos entristecidos por la ausencia de "El Viejo", como le decían sus compañeros y lo recordamos siempre, porque si alguien supo de resistencias, ese fue Jorge Julio López.
Nota publicada en Infobae