8 de Marzo: que se garanticen nuestros derechos

 

8 de Marzo: flores, bombones y que se garanticen nuestros derechos.

 

Las mujeres Argentinas hemos obtenido innumerables logros en cuanto al reconocimiento de nuestro genero, y uno se ellos, es que somos protagonistas de la política argentina.

Tenemos una presidenta mujer, una ministra de defensa, de desarrollo social, de industria, gobernadoras, y en nuestras organizaciones sociales y políticas, las mujeres son ampliamente mayoría. Son quienes están a la cabeza de comedores comunitarios, centros de integración, agrupaciones de profesionales, cooperativas, etc… ahora bien, ser protagonistas de la política no necesariamente significo el impulso de verdaderas políticas públicas que garanticen algunos de nuestros derechos que nos encaminen a lograr la equidad de genero.

 

Desde el año 2009 contamos con la ley 26.485 “para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos en donde desarrolle sus relaciones interpersonales”, pero lejos estamos de que el Gobierno Nacional lleve adelante su implementación, ejemplo de ello es el escaso presupuesto asignado (0,00027% del presupuesto nacional) al Consejo Nacional de las Mujeres que es el órgano de aplicación de tan necesaria ley. En lo que va del 2013 se cometieron 48 feminicidios y en 2012, 255 mujeres fueron asesinadas por hombres de su círculo íntimo. Una cada 35 horas, producto de la violencia sexista. Luego del femicidio de Wanda Taddei, 132 mujeres fueron prendidas fuego de las cuales casi el 50% fueron mortales. Estos datos que hablan de familias devastadas son del Observatorio de feminicidios " Marisel Zambrano”, perteneciente a la asociación civil La Casa del Encuentro, ya que es irrespetuoso que un cuestionado organismo como el INDEC registre los casos de violencia. Seguimos exigiendo la Urgente declaración de emergencia en materia de violencia hacia las mujeres para revertir esta situación.

Las mujeres seguimos reclamando Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, Aborto Legal para no morir. Los abortos clandestinos siguen siendo la principal causa de mortalidad materna en la Argentina, estimándose que alrededor de 500.000 mujeres interrumpen embarazos no deseados todos los años, que existen 55muertes/ 100mil nacidos vivos. Y cada una muerte hay 20 lesiones graves incapacitantes.

Recordamos que el Proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) presentado por la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue apoyado por 57 diputados y diputadas de todos los bloques, pero que no ha prosperado por la falta de voluntad política del bloque del FPV, quien cuenta con mayoría propia para hacerlo. Nuestra presidenta ha declarado reiteradamente estar en contra de la legalización del aborto debido a razones de conciencia. Conciencia solo presentes para las mujeres de menores recursos, ya que todas abortamos en la clandestinidad pero mueren las más pobres.

Así también, pese a estar liderado por una mujer, este gobierno presenta claros rasgos de misoginia, “Trola”, “Cállate atorranta”, “yegua”… críticas sexistas, que provengan de donde provengan, son la expresión mas nítida de la discriminación que sufrimos las mujeres por animarnos a ocupar espacios de poder. No es a una presidenta o a una referente política a quien se humilla, sino, es a la condición misma de las mujeres y a su dignidad, y comentarios como éste, al igual que los chistes machistas, siempre han funcionado como una forma de naturalizar y reproducir las desigualdades de género.

Pero sin lugar a dudas, la peor violencia es la Invisibilización económica. En Córdoba, el 44,5% de las familias en situación de pobreza tienen a una mujer como jefa de hogar, y 3 de 4 jefes/as de esos hogares pobres no tienen el secundario completo. No es extraño entonces que uno de los rubros donde es más notorio el trabajo en negro sea justamente el del servicio doméstico, que en Córdoba involucra a nada menos que el 93% de las trabajadoras domésticas. Para el 7% restante que cobra en blanco se ha establecido (último reajuste de noviembre de 2012) un sueldo mínimo para una empleada doméstica que trabaja 8 horas diarias es de $2.589,85 y para una labor diaria de hasta 4 horas, $1.294,93, montos salariales que están muy lejos de cubrir las necesidades de la canasta Básica Total que asciende a $4166.*

 

Pese a tener más años de educación que los hombres (en promedio 0,5 años más), las mujeres ganan menos porque consiguen empleo en ocupaciones peor remuneradas como la enseñanza, la salud, el sector servicios, o en sectores más precarizados, y porque pueden trabajar menos horas que ellos debido a que tienen mayoritariamente a su cargo las responsabilidades domésticas, como el cuidado de los hijos y de personas dependientes, adultos mayores, discapacitadxs o un familiar enfermo. La brecha salarial se profundiza cuanto menos capacitación tiene la mujer: entre los que poseen estudios secundarios incompletos, las mujeres tienen un salario promedio mensual de un 47 % menor que el de los varones. Si tienen el secundario completo es del 32 %, y entre las que han alcanzado el nivel universitario es del 29 %. Inclusive en sectores altamente feminizados, como la enseñanza, (76 % de mujeres) los varones ganan un 22 %. Algo similar ocurre en el sector público. El Informe mundial sobre salarios 2012/13 de la OIT afirma que la brecha salarial entre hombres y mujeres ha disminuido levemente en la última década a nivel mundial, aunque advierte que en algunos casos esto puede significar que la situación de los hombres en el mercado laboral se ha deteriorado por la crisis financiera. En nuestro país podemos afirmar que tras 10 años de crecimiento económico ininterrumpido y con un PBI duplicado, esto obedece a la falta de voluntad política de los sectores dominantes. Las políticas públicas que se deberían promover para desarmar esas brechas de género en el ámbito laboral son en parte, reclamos históricos: Reglamentar el artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo, con lo cual la existencia de salas maternales o guarderías no solo dependería de la voluntad de las empresas, igualar la licencia de maternidad y paternidad, incluir en estos derechos a las parejas del mismo sexo, incluir licencias especiales por necesidades de atención y acompañamiento, en especial por enfermedad, otorgar licencias a las mujeres frente a situaciones de violencia de género, con protección del empleo, lugar de trabajo, antigüedad y remuneración, estimular la responsabilidad social empresaria con acuerdos que favorezcan la incorporación de mujeres en sectores no tradicionales, (que suelen ser los trabajos mejor remunerados), promover políticas específicas para los sectores no calificados, sanción de la ley de trabajo doméstico….

Este 8 de marzo seguramente vamos a recibir flores y bombones, pero también vamos a exigir que se garanticen nuestros derechos, fortalecidas y convencidas de que solo con participación y organización, podremos construir una sociedad más justa e igualitaria para todxs.

 

Betiana Cabrera Fasolis

Libres del Sur-FAP

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