[Córdoba] "El Comisario Suárez no pude seguir siendo jefe de la policía de Córdoba ni un minuto más"
Córdoba es la provincia argentina con más policías por habitante, a pesar de eso, no nos sentimos seguros ni cuidados. Quizás la explicación de esto no solo la encontremos en la multiplicación del delito, sino porque además todas las semanas nos sacude un nuevo hecho de corrupción policial, la mayoría de los cuales queda impune y luego se pierden en la vorágine de noticias.
La prensa se ha hecho eco de esta situación innumerables veces: Jefes departamentales acusados de lazos directos con el narcotráfico, cocaina incautada en la propia Central de Policía (esa que un ministro dijo que era para entrenar a los perros), hechos de coima, una unidad antidrogas que solo encuentra algo de casualidad mientras en los barrios periféricos florecen las cocinas de paco; y hasta fraude con los adicionales.
Todos estos hechos pintan un panorama gravísimo, pero el mismo recrudeció notablemente cuando nos enteramos azorados de que más de 60 pistolas nuevas habrían sido sustraídas de la central de policía y aparentemente habrían terminado en manos de delincuentes. Armas que habían sido compradas para protegernos, ahora apuntan hacia nosotros.
Para colmo de males los responsables políticos de esta situación no se hacen cargo de nada y a veces pareciera que el gobernador De la Sota es apenas un testigo impotente de lo que pasa, cuando no su cómplice potencial. Y hablo de que habría complicidad porque todos vemos como el Comisario Julio César Suárez, jefe de la policía continúa en su cargo pese a que pareciera haber ocultado concientemente la desaparición de las armas ocurrida ya hace varios meses atrás.
Y en esto hay que ser claros: Suárez no puede permanecer en su cargo ni un minuto más, ya que no debería estar al frente de una fuerza a la que no puede controlar. Suárez debe ser pasado a retiro e investigado junto a toda la plana mayor actual y a todos los oficiales y agentes implicados en este gravísimo hecho.
Por otro lado la Policía de Córdoba debe ser reestructurada a fondo, eliminando la corrupción interna, separando a los buenos de los malos, pero también desterrando las visiones anticuadas de que el delito se combate solamente con represión o con la aplicación de un Código de Faltas de corte autoritario y discriminador, que no aporta nada a la prevención.
Hasta aquí la experiencia nos ha demostrado de la forma más contundente y dolorosa que el actual esquema o política de seguridad del delasotismo no funciona, y que en gran medida el centro del problema se encontraría al interior mismo de las comisarías y en la notable incapacidad del gobernador y sus ministros para poner en caja una situación que -por lo menos- se les ha ido absolutamente de las manos.
Néstor Moccia