Carta a los porteños

Carta a los porteños

Hay sobre mi escritorio una foto en blanco y negro. Es una imagen del pasado. Como suspendido en el tiempo, allí está mi compañero de muy joven. Su mirada, profunda y firme a la vez, guardaba certezas aún en medio de la noche más larga. Todavía restaba mucho por hacer.

Eran años difíciles, llenos de terror en nuestro país. Él como tantos otros fue perseguido y apresado. Había que encerrar, torturar y desaparecer a los “enemigos de la patria”.

En ese contexto fue tomada la fotografía que capturó en un instante y reflejó para siempre al joven soñador de ayer, devenido cuarenta años más tarde en el hombre aún más utópico de hoy. Es virtud, lejos de ser defecto, tener la capacidad de seguir creyendo. Inclusive en la Argentina de 2015. Los años pasaron. Y llegaron los tiempos del escepticismo, de los agoreros del fin de la historia. Muchos dirigentes se subieron a los grises noventas, hasta para algunos Menen era el mejor presidente de la historia y se paseaban con quién representa el vaciamiento del Estado y la pobreza de millones de Argentinos.
 

Algunos que, por ejemplo, durante la dictadura se enriquecieron con negocios con el Estado o en la especulación inmobiliaria y en los noventa siguieron engrosando sus cuentas con el patrimonio de los argentinos. Mientras eso sucedía, ese joven ya con algo de pelo menos, seguía tercamente recorriendo el país, sumando a muchos jóvenes, convenciendo a muchos otros que era mentira, no era el fin de la historia era el  principio.
 

Las condiciones políticas cambiaron 180 grados. Pero hoy las ideas siguen dando, todos los días, su batalla por lo que él creía y sigue creyendo tan posible como necesario: una sociedad mejor para todos y todas. La vida da siempre una segunda oportunidad. Lo sabe él. Lo sé yo.

Tengo la suerte de ser parte de un proyecto político, de una organización, cuya médula espinal él representa. Somos de una fuerza política que milita y trabaja por alcanzar una nación soberana; que lucha por los derechos humanos de ayer y de hoy, por la justicia social y que anhela la conquista de una democracia real con derechos, libertades, movilización y participación popular.

Libres del Sur, nuestro partido político, nació y vive para hacer realidad aquello. Y tiene como máxima referencia a un hombre con historia. Sí, con historia. Cuántos darían lo que no tienen por tener algo que contar, sobre lo que reflexionar y repensar una y otra vez. Y cuántos hay que alteran los años en blanco y negro para ser parte de una historia que jamás les perteneció.

Si él puede preocuparse sobre el presente es porque está atado inevitablemente a su pasado, el que grafica la imagen gastada que descansa sobre mi escritorio. Cuando comparto largas charlas, debates y discusiones políticas, veo aún en los ojos de él, al joven del retrato. Los años fueron pasando. Pero la mirada es la misma. Encierra los mismos  sueños, equivalente fuerza, idéntico valor, inmensa honestidad.
Los convoco a creer, a votar en las próximas elecciones por un dirigente político del presente poseedor de una historia de vida que es garantía de proyectos, decisión, empuje y austeridad.

El poeta Bertolt Brecht alguna vez habló de los hombres que luchan toda la vida. Los definió como imprescindibles. Humberto Tumini es uno de ellos. Su vida se deja ver en la foto del ayer y a través del compromiso militante con el que sigue caminando el mundo de hoy. Los invito a creer

Victoria Donda

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