Volver a empezar todas las veces que sea necesario

Libres del Sur en el Frente Amplio Progresista

Buscar, buscar y seguir buscando, volver a empezar todas las veces que sea necesario

Entrevistamos al compañero Isaac Yuyo Rudnik para conversar sobre su punto de vista y el de la Dirección del Movimiento Libres del Sur alrededor del significado que tiene para nuestra organización, la reciente conformación del Frente Amplio Progresista, tanto en sus consecuencias inmediatas como futuras.

–PG: ¿Cómo analizarías el camino que viene recorriendo Libres del Sur en los últimos años?

Me parece que hay que partir de considerar el fenómeno producido en las históricas jornadas de diciembre de 2001, en las que se manifestó una masiva ruptura de una gran mayoría de la población respecto al modelo económico y político construido por las clases dominantes en un largo proceso, que abarcó varias décadas que incluyeron desde el genocidio de la dictadura, hasta la incorporación estructural –diría que definitiva- de los grandes partidos políticos tradicionales como piezas clave del engranaje neoliberal.

La identificación de ese modelo rechazado con mucha fuerza, estaba encarnada en primer lugar en la dirigencia política repudiada en la consigna “que se vayan todos”; también estaban algunos representantes del poder económico, como los bancos que tuvieron que amurallar sus puertas y ventanas en todas las ciudades del país, para evitar las acciones indignadas de los ahorristas confiscados. Pero claramente la identificación más fuerte con lo que no queríamos más, estaba puesta en esa dirigencia política a la que se le cayeron todos los disfraces y quedó desnuda en sus compromisos con los poderosos. Hemos dicho muchas veces que desde los sectores populares que habíamos luchado y contribuido a la caída del modelo neoliberal, no tuvimos en aquél momento la envergadura y las posibilidades de plantar una alternativa política que llenara el enorme vacío de representatividad que se generó. Y que de allí en adelante esa fue la gran tarea a realizar, habida cuenta que el primer paso, el aprendizaje sobre lo que no queríamos estaba dado.

- ¿Y de allí en adelante…?

Las jornadas de diciembre de 2001 tuvieron una continuidad casi lineal durante todo el año siguiente, con el punto más elevado en los enfrentamientos del puente Pueyrredón el 26 de julio de 2002, que terminaron con la vida de los compañeros Kosteki y Santillán. Es importante observar que si bien durante ese período ya se manifestaron algunas diferencias al interior de los sectores populares (no todas las organizaciones estuvieron con nosotros ese día), en una porción mayoritaria mantuvimos la unidad en la resistencia contra las consecuencias del modelo, con el que en líneas generales el gobierno de Duhalde pretendía seguir sin mayores cambios. Esa política gatopardista fue derrotada por la movilización popular y Duhalde debió huir al igual que de De la Rua y Rodríguez Sáa.

Cuando asume Néstor Kirchner en 2003, además de implementar activamente políticas sociales que buscan paliar las necesidades de los sectores más postergados iniciando un camino que confronta con las corporaciones monopólicas beneficiarias de las políticas neoliberales, también convoca explícitamente a romper con los partidos cómplices del desastre de los '90 –incluido el PJ con nombre y apellido- para construir una  nueva alternativa política, tomando el desafío lanzado por las movilizaciones de diciembre de 2001. Se produce un debate al interior del campo popular y un segmento, yo diría mayoritario, de los que le habíamos puesto el cuero y la sangre a la lucha de las décadas anteriores, nos embarcamos en el desafío de construir por ese camino.

Claramente en nuestros análisis previos, nunca había estado contemplado que la cosa podía venir por ahí, que un dirigente formado en las filas de uno de los partidos tradicionales pudiera asumir el liderazgo de la nueva alternativa política que buscábamos desplegar. Pero nos pareció mezquino rechazar la posibilidad que pasaba por delante de nuestras narices sólo porque no estaba en los papeles que habíamos preconcebido. Por otro lado lo que sí habíamos pensado –y seguimos pensando- es que la confluencia de las diversas identidades populares históricas es insoslayable para lo que queremos desarrollar. Y el otro elemento que siempre ha sido determinante a la hora de decidir si tomamos o dejamos lo que se nos propone, es el programa concreto a llevar adelante, que en el caso de un gobierno instalado como el de Kirchner en el 2003, era muy preciso: no se trataban sólo de propuestas por hacer, sino de realizaciones que se estaban llevando a cabo, que iban desde el campo institucional hasta lo económico, pasando por la política exterior, los derechos humanos, lo social, y otras varias de no poca importancia.

-¿Se puede decir que el kirchnerismo traicionó?

Desde nuestro punto de vista el kirchnerismo sólo se quedó en la superficie de los dos grandes retos transformadores ineludibles a la hora de plantearnos refundar la Patria sobre bases más justas y democráticas: una, profundizar la redistribución de la riqueza, para lo cual es indispensable recortar los ingresos de las corporaciones monopólicas; y dos, construir una nueva propuesta política. Es más, a partir del año 2007, el estancamiento en el que ya había caído después de las elecciones legislativas de 2005, se convirtió en retroceso en estos dos andariveles principales. Si a esto le quieren llamar traición o límites de origen corre por cuenta de cada uno.
 
-¿Dónde quedó entonces el reclamo popular de cambio expresado en diciembre de 2001?

En 2008 y 2009 tuvimos un fuerte debate sobre si había sectores en el campo popular que habiendo visualizado estas defecciones del proyecto liderado por Néstor y Cristina, estaban dispuestos a continuar los esfuerzos por una propuesta diferenciada del bipartidismo. Ellos decían “a la izquierda nuestra está la pared” olvidando que las búsquedas de una opción a los cómplices del neoliberalismo empezó mucho antes de la existencia del kirchnerismo, y que si bien ellos llegaron a ocupar ese espacio, fue porque en ese momento encarnaron las reivindicaciones por las que desde hacía muchos años fuimos protagonistas de duras luchas y construcciones inconclusas. En el curso de las cuales conocimos a los consecuentes de toda la vida, a los compañeros transitorios sólo de  algunos tramos a veces más cortos o más largos, como así también le vimos muchas veces el rostro a los que intentaron acercarse para jodernos. El campo popular hizo sus experiencias y de ellas decantaron aprendizajes que no cayeron en saco roto. La respuesta a ese debate fue el resultado de las legislativas del 2009 donde el propio Kirchner perdió encabezando su lista de candidatos, y emergió un amplio espacio por izquierda que principalmente en la zona metropolitana sumó cerca de un millón de votos.

-En los últimos tiempos, incluso durante los años de predominio neoliberal, surgieron diferentes expresiones progresistas, que de una u otra manera iban reflejando los momentos de resistencia social y/o los procesos de acumulación política…

Si bien hay una constante aparición de propuestas políticas de estas características, también es un elemento que se reitera el hecho que siempre tienen una vida efímera, ya sea porque surgen diferencias entre las organizaciones que la componen o porque alguna de ellas establece alianzas, que la ponen a la cola de alguna de las patas del bipartidismo.

- Una de las críticas más generalizadas que se le hace a Libres del Sur es que en poco tiempo ha sido parte de diferentes propuestas frentistas que tuvieron corta vida…

En el cuarto de siglo de vida que llevamos –primero como Patria Libre y después como Libres del Sur- hemos comprobado algunas cosas que podemos afirmar que son así fehacientemente, mientras que otras se han presentado más complejas y difíciles de realizar, de lo que pensábamos en nuestros comienzos. Dentro de las primeras hay dos o tres principales. La primera y seguramente la principal, la vocación rebelde de nuestro pueblo. Como dice nuestro compañero y hermano John William Cooke (nos los sigue gritando desde la historia): “Este pueblo ha perdido muchas batallas, lo que nunca perdió es el honor”. Como nos canta la gran Mercedes Sosa: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando”. Una y otra vez resucitando de las represiones genocidas, de la imposición compulsiva del individualismo feroz del neoliberalismo más salvaje. La segunda, es que desde la caída del segundo gobierno del general Perón en 1955, el hilo conductor de las políticas económicas llevadas a cabo por los distintos gobiernos (salvo el breve interregno de su retorno en los años 73 y 74), ha sido, y lo sigue siendo en la actualidad, la redistribución cada vez más regresiva de los ingresos de la sociedad. La tercera, es como decía antes, la exploración constante, fundamentalmente empírica, sobre el camino más adecuado para vincular la voluntad de resistencia que se manifiesta siempre, con la construcción de un proyecto político de transformación para el conjunto de la sociedad. Una y otra vez los caminos emprendidos no llevaron a buen puerto, una y otra vez volvimos a empezar.

-Decís que hay aspectos que resultaron más complejos de lo previsto…

El modelo económico dependiente no sólo está estructuralmente imposibilitado de resolver las necesidades de las mayorías, sino que sus crisis recurrentes que son inevitables, son momentos en que los sectores dominantes aprovechan para producir enormes traslados de ingresos desde las mayorías. Siempre pensamos que cuando estas crisis se enlazan con una ruptura de los sectores populares con las representaciones disfrazadas de populares pero realmente comprometidas con las minorías beneficiarias de ese modelo, es el momento adecuado para irrumpir con una propuesta política alternativa capaz de llenar el vacío de representatividad que se genera. En el 2001 mucho de eso sucedió, sin embargo el devenir de los acontecimientos nos mostró que esas eran condiciones necesarias –quizás indispensables- pero no suficientes para alcanzar los objetivos buscados.

Es obvio que no hemos resuelto las dificultades para la construcción de herramientas alternativas que representen genuinamente los intereses de las mayorías, que se desarrollen asentadas en un estrecho contacto con las mayorías de tal manera que esté garantizado un fuerte control de abajo hacia arriba y un diálogo profundo y extendido desde la dirigencia con el pueblo trabajador, de tal manera que esa interrelación indispensable no dependa de la buena voluntad de un grupo sino que adquiera dinámica propia. Creo que esta problemática no está sólo localizada en nuestro país. Es claro que en la región hay procesos políticos que permitieron que en diferentes países asumieran gobiernos progresistas, que vienen produciendo cambios orientados a salir de los cauces de los modelos neoliberales. Hay distintas realidades que devienen de historias diferentes, de lo que resulta que los procesos no tengan características iguales. Pero me parece que si hay algún elemento común –seguro debe haber más de uno- es la debilidad de las construcciones políticas populares, lo que plantea serias dificultades para profundizar los cambios emprendidos y para darle sustentabilidad a los ya producidos. En la Argentina esta dificultad se manifiesta en la imposibilidad hasta ahora de darle continuidad a las que hemos ido conformando.

Teniendo en cuenta que no hay posibilidad de construir una Patria Justa y Libre sin nueva propuesta política, pero que hay dificultades profundas que nos sobredeterminan, creo que más que un defecto es una enorme virtud de nuestra organización tomar cada una de las alianzas que emprendemos con ese objetivo, con toda la energía que podemos, como así también no dejar de volver a intentar, si la que llevamos adelante no termina de coagular. Buscar, buscar y seguir buscando, volver a empezar todas las veces que sea necesario. Esa es nuestra determinación inquebrantable. Me parece que tenemos que dedicarle un poco más a este tema, estudiar las experiencias que venimos haciendo, profundizar sobre los fenómenos de superestructura, volver a leer a Gramsci, buscar incorporar algunos aportes importantes que hacen otros autores actuales. Las clases dominantes han desarrollado instrumentos muy sofisticados en los últimos años pero que van adquiriendo un carácter más defensivo que ofensivo, como consecuencia de la crisis que atraviesa este modelo en el plano internacional, generándose condiciones que deberíamos ser capaces de aprovechar.

- ¿Cómo ubicamos el surgimiento del FAP en este proceso?

El FAP es la oportunidad de desarrollar una experiencia que nos permita conjugar algunas cuestiones que hasta ahora no hemos logrado. Por un lado, necesitamos incorporar lo mejor de las experiencias políticas, lo mejor de los grandes movimientos populares: el peronismo, el radicalismo, la izquierda socialista, la izquierda nacional, los movimientos sociales. Por otro, es indispensable decantar en esta confluencia que hoy converge en el FAP, los vicios y las concepciones defensivas que impregnaron gran parte de las estructuras por las que transitamos en estos últimos tiempos. Es buscar superar en el curso de la acción colectiva los estigmas de una ideología brutalmente individualista que impregna nuestro accionar, signa la identidad de las propuestas que desarrollamos, y debilita seriamente la posibilidad de entusiasmar a las nuevas generaciones. Entusiasmar no sólo para concurrir a un acto o a una marcha, sino para venir a militar, a tomar el proyecto en manos propias, a pensarlo, criticarlo, y también cambiarlo si hace falta. Hay que desatar el nudo que nos permita iniciar un nuevo círculo virtuoso con la incorporación de jóvenes que sean la nueva cara de nuestra propuesta, que recojan lo mejor que podemos aportar desde esta experiencias a la que aludimos aquí, y le incorporen las ideas y las energías nuevas, sin las cuales no vamos a poder levantar vuelo. El FAP tiene todos los ingredientes básicos con los que podemos y debemos iniciar el camino de una construcción que más allá de las dificultades se sostenga en el tiempo, permitiéndonos potenciar lo que haya que impulsar, y corregir lo que sea necesario.
 

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